Crítica de música

Aires del norte para abrir Ibercamera y dejar el listón bien alto

Magnífico concierto de la Filarmónica de Helsinki en L'Auditori

Jukka-Pekka Saraste, el pianista Nelson Goerner y la Filarmónica de Helsiki en L'Auditori.
2 min
  • El Auditorio. 11 de noviembre de 2024

Abrir temporada con un concierto como el del lunes por la noche es dejar el listón muy alto en esta 41 temporada de Ibercamera. Y es que el equipo que lidera Josep Maria Prat nos tiene mucho (demasiado) acostumbrados a cosas grandes. Programas, pues, para empezar temporada y semana, con una pieza clave del pianismo de principios de siglo XX como el tercer concierto de Rajmáninov y, en la segunda parte, la segunda sinfonía de Sibelius. Y encima con una formación como la Filarmónica de Helsinki. Sobre el papel, la cosa parecía gorda y nos vendía salivera. Dos horas más tarde, necesitamos un buen paseo para volver al planeta Tierra.

La formación finlandesa es de primerísima división, con una sonoridad compacta difícil de definir, sencillamente porque no estamos acostumbrados. Algo quedaba claro: nadie como los miembros de la orquesta para llevar las esencias de Sibelius a nuestra casa. Todos y cada uno de los músicos de la orquesta parecían estar impregnados, en todos y cada uno de los poros de sus respectivas pieles, del músico más universal de aquellas nórdicas comarcas. Ni que decir tiene que la dirección de Jukka-Pekka Saraste parecía pivotar sobre un terreno más que conocido, con una seguridad que no disimulaba un entusiasmo vocacional a la hora de transmitir la buena nueva del compositor, pero sin fáciles efectismos que hubieran dado paso a una lectura vulgarota de la prenda.

El concierto contaba con otra pieza de lujo para enfatizar los lazos de Finlandia con Rusia: el tercer concierto de Rahmáninov, considerado por muchos como intocable por su dificultad técnica. No parece haber arrecifes, ante una partitura gigantesca como ésta, para Nelson Goerner, el pianista argentino que es ya un referente en las interpretaciones de los conciertos del compositor ruso. La ductilidad no está reñida, en su interpretación, con la contundencia. El sentido del pianismo clásico comparte espacio con la búsqueda de nuevas sonoridades, nuevos sentidos y nuevos interlineados en una obra tan archiconocida.

Velada ideal, en definitiva, para tener una buena semana. ¿Qué más se puede pedir?

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