Música

Crítica sin spoilers de un concierto extraordinario de El Petit de Cal Eril

El grupo liderado por Joan Pons presenta su nuevo disco, 'Eril Eril Eril', dentro de un "iglú" inflable en el Centro de Artes Ideal

El Petit de Cal Eril en el Centro Ideal
11/06/2025
3 min

BarcelonaUna de las ventajas de escribir críticas de conciertos es que no debes preocuparte de los spoilers, sólo de levantar acta de lo que ocurre a lo largo de una actuación. Pero el concierto que El Pequeño de Cal Eril hicieron este martes en el Centro de Artes Ideal en un iglú hinchable nos enfrenta al viejo dilema de la crítica cinematográfica: ¿cómo analizar las sorpresas y giros de la obra sin reventarlas para el lector? Una pregunta especialmente legítima cuando se trata del primero de los siete conciertos especiales en iglú (cuatro consecutivos en Barcelona y, más adelante, en Lleida, Girona y Tarragona) con los que la banda liderada por Joan Pons se reencuentra con sus fans para presentar el nuevo disco, Eril Eril Eril, después de dos años y medio de paro. Así que la única opción para no estropearle la fiesta al público ni al grupo es tratar de explicar un concierto extraordinario sin entrar en el detalle de lo que hace que sea extraordinario.

Sí que vale la pena señalar que el iglú no es exactamente un iglú, sino medio globo ovalado de aire que cubre músicos y público. Ver un concierto en este contexto es excepcional en más de un sentido: nos recomiendan que si tenemos que ir al baño lo hacemos antes de entrar y que, si es posible, no hacemos ningún fuego. Por supuesto, no existe servicio de bar y, a medida que se llena el recinto, la temperatura sube. En pleno calor, es aconsejable llevar ropa fresca, botella de agua y un abanico para abanicarse, porque al cabo de un rato el calor es algo sofocante. Lo admitía incluso un Pons exultante: "¡Hostia, qué calor! Tanto como la añoranza que teníamos de estar con vosotros".

El Petit de Cal Eril en el Centro de Artes Ideal.

Desde la oscuridad tenebrosa del globo, rota por proyecciones de caras en el techo, El Petit de Cal Eril dedicó la primera parte del concierto a desgranar su último disco empezando por Agua oscura. Pons (voz y guitarra), Jordi Matas (bajo), Ildefons Alonso (batería) y Dani Comas (guitarra) dieron un repaso exhaustivo deEril Eril Eril, del que fueron especialmente celebradas Ahora no sé qué decirte y la enérgica Todas las leyes de los hombres. El sonido era cristalino, pero más desnudo que antes del paro: faltaban las texturas y melodías de Artur Tort, teclista "en excedencia" que miraba todo desde el público, sin dejar de moverse, seguramente atravesado por sensaciones contradictorias. "Es el primer concierto de El Petit de Cal Eril que ve –se daba cuenta Pons, de repente–. ¿Es así, Artur?". "Es así, Joan", respondía Tort, cómplice también como público raso.

Después de pasar revista al nuevo disco –con la excepción de un Si no fuera tan fácil reservado para el bis–, el concierto se rompió en dos con El llanto, una repesca de La fuerza (2016) con el que el repertorio se emancipa de la novedad y, como había anunciado Pons antes, "pasan cosas". Algunas vale la pena constatarlas: la alegría con la que el grupo se reencontró con hits cómo Siento o Lleida frota Fraga, la emoción de escuchar el mantra de resurrección de Cenizas ("Sois lo que nosotros éramos / Será lo que nosotros somos"), la intensidad instrumental de Somos transparentes o Partículas de Dios... Otras cosas es mejor vivirlas que contarlas. O cómo resumió el propio Pons: "Hostia, qué fantasía de vida".

El Petit de Cal Eril en el Centro de Artes Ideal
stats