Música

Emotivo homenaje a Josep Carreras, con sorpresa 'eufórica'

Mariona aparece como invitada especial en la noche del tenor barcelonés en el Festival de Peralada

Marta Porter
3 min

PeraladaAsistir a un concierto de Josep Carreras es una experiencia que trasciende el hecho operístico, y el público que el miércoles se reunió en el Auditori del Castell de Peralada lo sabía. El concierto fue un reencuentro con un artista que ha formado parte de nuestra vida; el público ha vivido con él los éxitos de su carrera internacional, la sacudida de la leucemia, los conciertos de los Tres Tenores, las noches del Barça y un sentimiento de catalanidad compartido.

El concierto de Carreras también fue el homenaje de Peralada a uno de los tenores que vio nacer el festival cuando en 1985 actuó por primera vez, cuando todavía se denominaba Estiu Musical. Volvió en 1988 después de superar la lucha contra la leucemia, y en recitales con Montserrat Caballé y Jaume Aragall y en las óperas Medea y Samson et Dalila.

Esta vez, el tenor salió al escenario acogido con un gran aplauso del público, entre el cual se encontraba parte de la familia Caballé, la misma familia Carreras, el conseller de Educación, Josep Cambray, y el presidente del Liceu, Salvador Alemany. Acompañado por la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu, dirigida por David Giménez, y por la soprano croata Martina Zadro, todos ellos amplificados, Carreras desgranó piezas como L'ultima canzone, Les neus de les muntanyes, Jeg elsker dig de Grieg, el dúo Je te veux de Satie con Zadro y la popular The imposible dream. A medida que avanzaba la noche, Carreras fue calentando y si bien es cierto que ya no hace aquellos agudos espectaculares, su voz todavía disfruta de aquel bello color aterciopelado y cálido y de un fraseo impecable que abre la puerta a los sentimientos.

En el intervalo, Isabel Suqué Mateu, presidenta de la Fundació Castell de Peralada, le entregó la Medalla de Honor del Festival después de que se proyectaran imágenes de sus actuaciones en Peralada. A pesar de que el acto habría dado para la emotividad, como no hubo discursos ni frases de agradecimiento, quedó un punto frío.

Josep Carreras con la Medalla de Honor del Festival de Peralada, que recibió de manos de Isabel Suqué Mateu.

Durante la segunda parte la temperatura emocional fue aumentando con un Carreras mucho más seguro. Siguió con Serenata sincera y Passione, y Martina Zadro cantó la simpática Les filles de Cadix de Delibes. La sorpresa de la noche fue la aparición sobre el escenario de Mariona, la ganadora de Eufòria, que cantó con Carreras Un núvol blanc de Lluís Llach. El tenor siguió con el bolero de Carlos Gardel El día que me quieras, Non ti scordar di me a dúo con la soprano y la famosa napolitana Core 'ngrato.

Emotiu homenajeo a Josep Carreras en Peralada, con Mariona de 'Euforia' como invitada

Después de los aplausos con todo el público en pie vinieron los bises, 40 minutos que se convirtieron en la tercera parte del concierto. Mucho más distendido, Carreras arrancó con Chitarra romana y O sole mio, la soprano lo siguió con una pieza del musical My fair lady, Mariona con La mare de Dyango y, a dúo con Carreras, Paraules d'amor de Joan Manuel Serrat. El tenor cerró el concierto con una interpretación memorable de My way al más puro estilo Frank Sinatra. Con todo el público de pie aplaudiendo en una gran ovación y demostrando el aprecio hacia el artista, él les correspondió ofreciendo el brindis de La traviata a todos los comensales.

La soprano Martina Zadro y Josep Carreras en Peralada
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