Música

Jordi Savall esparce alegría por el Liceu

Éxito del concierto especial dedicado a las músicas y danzas del Códice Trujillo del Perú

La 'Fiesta criolla' de Jordi Savall en el Liceu.
12/11/2025
2 min
  • Jordi Savall, Le Concert des Nations, La Capilla Real de Cataluña, Tembembe Ensamble Continuo, ArteSon Danza México y Santi Moix

Es imposible reproducir el contexto sociocultural del siglo XVIII en el virreinato del Perú, y menos aún los bailes populares y las músicas que se hacían al margen de las convenciones cortesanas y las estructuras del barroco europeo. Y menos en un escenario como el Gran Teatre del Liceu, templo más contemplativo que participativo. Lo que sí es posible es reproducir cómo sonaban aquellas músicas que el obispo Baltasar Jaime Martínez de Compañón pidió anotar y posteriormente reunir en el Códice de Trujillo de Perú, una joya documental del barroco en América Latina. Incluso es posible proponer unas coreografías de acuerdo con las acuarelas recogidas en el mismo códice. Y sobre todo es posible que todo suene y se baile con rigor y alegría. Justamente esto, rigor y alegría, es lo que transmite el espectáculo Fiesta criolla que presentó Jordi Savall en el Liceu con músicos de sus formaciones y la colaboración del Tembembe Ensamble Continuo y los bailarines de ArteSon Danza México.

El repertorio musical recorría las partituras incluidas en el códice, muchas de ellas pensadas para ser bailadas cantando. El baile lo pusieron cinco bailarines que desplegaron danzas populares, algunas con los pañuelos como elemento coreográfico. La voz fue cosa de los solistas de la Capilla Real, impecables como viene siendo habitual, y de otros cantantes como la soprano Maria Juliana Linhares y el bajo Yannis François. Bajo la dirección de Savall, los músicos fijaron el tono del concierto en tonadas de júbilo, tanto espirituales como mundanas, porque una de las características de estas piezas es precisamente la alegría que transmiten, la ausencia de solemnidad también en los versos más religiosos. El mismo tono, lleno de color, tenían las imágenes y animaciones de Santi Moix que se proyectaban en el telón de fondo y que acompañaban sin resultar intrusivas.

La Fiesta criolla potenció también interesantes diálogos entre la viola de gamba de Savall y el violín de Ulises Martínez, y en general la buena sintonía entre los músicos de Le Concert des Nations y los del Tembembe Ensamble Contiuno, sobre todo con Leopoldo Novoa. El carácter festivo se hizo aún más notorio hacia el final del concierto, primero con la cachua El Huicho nuebo, abierta a improvisaciones muy estimulantes, y después con la guajira Aguacero, aguacerito, la única pieza del repertorio que no viene del códice. La cubana Lixsania Fernández, sobrada de carisma escénico, dejó la viola de gamba baja que había tocado durante todo el concierto para levantarse y cantar a la guajira, bien acompañada en el corazón por el resto de cantantes y músicos. La ovación del Liceu dio paso a un bis en el que repitieron Aguacero, aguacerito, aún con más alegría en el cuerpo y las voces.

La 'Fiesta criolla' de Jordi Savall en el Liceu.
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