Música

Jordi Savall celebra una fiesta criolla en el Liceu

El Códice Trujillo inspira un espectáculo de música y danza que también incluye una acción artística de Santi Moix

Víctor García de Gomar, Jordi Savall, María del Carmen Ochoa, Santi Moix y Leopoldo Novoa en el Salón de los Espejos del Liceu.
05/11/2025
3 min

Barcelona"Es un viaje al siglo XVIII, a la riqueza de un pueblo que se expresaba con la música y la danza. Es música que toca el corazón", explica Jordi Savall sobre la Fiesta criolla, que dirige este jueves en el Gran Teatre del Liceu (19.30 h). "No son danzas cortesanas. La Fiesta criolla está pensada desde otro ángulo, el del pueblo que bailaba para el pueblo, por el disfrute de bailar", asegura la coreógrafa mexicana María del Carmen Ochoa. "Mi trabajo es saber congelar el tiempo de las cosas, y he construido un relato muy imaginativo, onírico, siguiendo las canciones" que dice el artista Santi Moix. sin la implicación de todos", como dice el maestro, todos han creado un espectáculo único en el que participan los músicos de Le Concert des Nations y del Tembembe Ensamble Continuo, los cantantes de La Capilla Real de Cataluña y los bailarines de la compañía ArteSon Danza México, además de la obra visual creada por Moix expresamente para la Fiesta criolla.

El hilo conductor sale del Códice Trujillo de Perú, impulsado por Baltasar Jaime Martínez de Compañón, obispo de Trujillo (Perú), a finales del siglo XVIII y que incluye una veintena de partituras y más de 1.400 acuarelas. "Las veinte piezas que forman la recopilación musical del códice representan un caso excepcional en la historia de las músicas autóctonas del Nuevo Mundo. Nos permiten conocer un repertorio propio de las tradiciones del virreinato del Perú del siglo XVIII", dice Savall. Martínez de Compañón, "un ilustrado" del reinado de Carlos III, encargó a un musicólogo que "anotara las músicas que se tocaban y se bailaban" en el virreinato. "Detrás de estas músicas no había ningún compositor hispánico o europeo", precisa Savall sobre unas piezas de raíz popular cantadas en castellano, quechua y mochica fruto de un mestizaje cultural más amplio que tuvo distintas evoluciones, como los cantos de ida y vuelta del flamenco, o la chacona.

Una de las virtudes del códice es que incluye un montón de instrucciones coreográficas y musicales, como "a voz y abajo para bailar cantando", y unas acuarelas que muestran a los músicos con los instrumentos y los vestidos e incluso pasos de baile. "Mediante lo que hay en el códice pudimos hacer el vestuario para el espectáculo, que refleja el sincretismo de lo que ocurría en América Latina del siglo XVIII. En estas danzas también era muy importante el uso del pañuelo", explica Ochoa. El Códice Trujillo, que se conserva en la Biblioteca Real de Madrid, "es una maravilla, uno de los documentos más importantes del barroco en América", tal y como dice Leopoldo Novoa, asesor musical y de coreografía de la Fiesta criolla.

En el espectáculo se tocarán piezas del códice (quince de las cuales con coreografía), además de la guajira Aguacero, aguacerito, que, según Savall, cerrará "el concierto de una forma más contemporánea y festiva". Y acompañando a la música y la danza estarán las creaciones de Santi Moix, que ha trabajado a partir de las canciones y de la experiencia propia en la selva de Ecuador. "Las canciones me han llevado a una serie de imágenes, unas más oscuras y con un sentido más crítico, y otras más esperanzadoras, porque mi trabajo es ilusionar a todo el mundo y juntar a todo el mundo", dice Moix, que incorpora también un componente olfativo: los espectadores del Liceu podrán oler tres esencias que recuerdan a la sel mediterráneo después de la lluvia. "Quiero que el público desconecte a través del olor", adelanta Moix.

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