Música

Mojón sin precedentes: Oques Grasses llenarán cuatro veces el Estadi Olímpic

El grupo actuará los días 5, 7, 9 y 10 de octubre de 2026, tras agotar las entradas en tiempo récord

Oques Grasses actuarán en el Estadi Olímpic.
17/11/2025
4 min

BarcelonaEs oficial: Oques Grasses hará historia de la música en catalán reuniendo a 220.000 personas en cuatro conciertos los días 5, 7, 9 y 10 de octubre de 2026 en el Estadi Olímpic Lluís Companys. Este lunes agotaron en cuestión de una hora las entradas de los dos conciertos que el viernes añadieron a la lista. El primer concierto anunciado, que será el definitivo después de diez años de trayectoria, dio sold out en 21 minutos. El segundo, en 19 minutos.

Oques Grasses es el primer grupo que actuará en el recinto de conciertos (no de festivales) más grande de Catalunya cantando en catalán. Con los cuatro conciertos seguidos, además, supera de muy lejos aforos de conciertos míticos como el de Lluís Llach en el Camp Nou el 6 de julio de 1985, que acabó 100.000 personas, y muy por encima de otros momentos fundacionales como el concierto de rock catalán en el Palau Sant Jordi el 14 de junio del 1 Sangtraït congregaron a 21.104 espectadores. Los propios Sopa de Cabra reunieron a 50.000 personas en los tres conciertos del 2011 en el Palau Sant Jordi.

Sí que hay bandas catalanas que han llenado un Estadio Olímpico, como Estopa, Aitana y los dos que hará El Último de la Fila. Ahora bien, dos estadios Olímpicos (o más) hasta ahora sólo los han llenado artistas internacionales como Bruce Springsteen, y lo hará Bad Bunny. Y cuatro sólo les ha llenado Coldplay.

Del Palau Sant Jordi al Estadio Olímpico

"Nos hemos esforzado por ofrecer un concierto que esté a la altura del Palau Sant Jordi", decía el líder de Oques Grasses, Josep Montero, unos días antes de la actuación del 28 de enero de 2023 en el gran recinto cubierto de Montjuïc. No fue fácil reunir las 18.400 personas que llenaron el Palau Sant Jordi, pero colgar el cartel de entradas agotadas confirmó que el grupo de Osona podía tocar ante multitudes fuera del cobijo de festivales y fiestas mayores. Es decir, Oques Grasses sí que vendía entradas. Por tanto, también podía negociar al alza el caché con festivales y ayuntamientos. Cuando el grupo montó la gira del disco Fruto del delirio (2024), pudo seleccionar mejor dónde, cuándo y por cuánto dinero tocar. Empezó entonces una carrera frenética por tener el grupo encabezando carteles por todo el país. Frenesí que el grupo se tomó con serenidad, avalado por el éxito precedente.

Aquel hito de Oques Grasses en el Palau Sant Jordi fue celebrado, como antes se habían celebrado los conciertos de Sopa de Cabra, Zoo y Antonia Font en el mismo espacio. Y cómo después se celebró que Juan Dausá también llenara el Palau Sant Jordi y que elEléctrica Dharma pudiera hacer la fiesta del 50 aniversario. Todo ello, además de una inyección de autoestima cultural, evidenciaba lo que muchas veces costaba imaginar como posibilidad, seguramente por una mezcla de prudencia y complejo de inferioridad. Es cierto que llenar un Palau Sant Jordi cantando en catalán no parecía fácil, pero sí podía hacerse, sobre todo si las entradas tenían un precio asequible (25 euros, costaba ese concierto de Oques Grasses; y entre 35 y 60 los dos en el Olímpic, cuando el precio medio en macroconciertos roza a menudo los 100 euros). El público está ahí: basta recordar las multitudes que cada año congregan los conciertos gratuitos en la playa del Bogatell de Barcelona durante las fiestas de la Mercè, y donde han actuado grupos como Manel, Txarango, Els Catarres, Ginestà, Zoo, Figa Flawas y los propios Oques Grasses, a veces frente a 60.000 espectadores. O las 25.000 personas que año tras año agotan las entradas del Canet Rock. O el éxito del Cabró Rock. O que la Acústica de Figueres decidiera inventar un escenario para que la banda de Josep Montero pudiera tocar para 20.000 espectadores.

Ahora bien, llenar cuatro Estadios Olímpicos es un salto de escalera, y por ahora costaría encontrar otro grupo que, cantando en catalán, convoque 220.000. ¿Qué es lo que lo hizo posible? Obviamente, Oques Grasses, una banda surgida al abrigo de la escena festiva mestiza encabezada por Txarango, pero que, consciente o inconscientemente, supo anticipar su agotamiento, o simplemente supo leer el presente guiándose por la intuición. El punto de inflexión fue Fans del sol (2019), el disco de la canción In the night. De repente, Oques Grasses ampliaban el abanico rítmico y sintonizaban con una electrónica hedonista (la que venía de Daft Punk, por ejemplo) y bailaban con patrones latinos. El público aceptó el nuevo registro, y muchos grupos empezaron a fijarse en la manera de producir y mezclar de Montero y del teclista Joan Borràs, un músico formado Esmuc, como otros dos miembros de Oques Grasses: el trompetista Miquel Rojo (trompeta) y el saxofonista Josep Valldeneu (saxo). "In the night nos abrió a algo nuevo", decía Montero.

En el 2021 lo mismo Montero explicaba que C Tangana les había "impactado tanto" que se notaba en el disco que publicaron ese año A tope con la vida. Estaban sintonizando Radio Presente y conectando a la vez con dos mundos: el que venía del mestizaje y el que apoyaba las propuestas más jóvenes de las llamadas músicas urbanas. Y llegaron a un tercer mundo: el público infantil, tal y como pueden certificar padres con criaturas de cinco a diez años. A tope con la vida les llevó al Palau Sant Jordi y les dio la confianza para construir el álbum Fruto del delirio cómo les dio la gana.

Llenar cuatro Estadios Olímpicos también es consecuencia de una circunstancia irrepetible: el anuncio de la disolución de la banda; por tanto, un horizonte con fecha final. Hablaba de ello hace unos días el crítico musical Jordi Bianciotto en Rac1: qué lástima que metas como ésta se producen cuando el grupo pliega.

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