Música

La 'rave' cósmica de Maria Arnal lleva al Sónar al éxtasis

El rapero Morad triunfa en el festival, que recupera músculo con 122.000 espectadores en tres jornadas

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Maria Arnal y el Corazón de Chicas del Orfeón Catalán en su actuación al Sónar

BarcelonaEl SonarHall es el escenario de los grandes momentos de la historia reciente del Sónar, desde Arca triturando los esquemas del público hasta el nacimiento de Rosalía como superestrella. Desde este sábado, hay que añadir el concierto de Maria Arnal y Marcel Bagés presentando Hiperutopia, el espectáculo único que reinterpreta su disco Clamor con una treintena de voces del Coro de Chicas del Orfeón Catalán. El espectáculo prolonga y expande lo que hicieron hace unos meses en la Sala Oval del MNAC convirtiendo el concierto en una celebración ritual de la vida y el cosmos. “¿Quién no cree en los milagros?”, ha preguntado Arnal al público, pero el milagro es ella, exultante y arrebatada, bailando como una fiera, arrastrando a las chicas del coro a una rave luminosa y cósmica, y llevando al público al éxtasis. Qué barbaridad.

A diferencia del concierto del jueves de las Tarta Relena, donde la presencia de un coro de dieciséis voces resultaba a ratos irrelevante, las coristas del Orfeón Catalán han aportado una dimensión escénica y musical que ha multiplicado el efecto de las canciones de Clamor. Vestidas de largo y blanco, las cantantes añaden texturas y colores vocales a las canciones, pero también funcionan como escenografía viviente del espectáculo, moviéndose, bailando y acompañando a Arnal en su danza pagana y exultante. Pero también capturan el recogimiento religioso del Cant de la Sibil·la, en una versión especialmente emocionante.

La única pega que se le puede poner al concierto es que quizás se podría haber explicado mejor la colaboración virtual del artista Holly Herndon, que ha aparecido en la pantalla mientras Arnal utilizaba a Jaque, uno de sus instrumentos que transforman las voces. No habría roto la magia del concierto, porque una de las cosas que hacen que el Sónar sea un festival diferente es que aquí la música no solo se toca y se baila, también se explica. Lo habían hecho a primera hora de la tarde Hainbach, Look Mum No Computer y Cuckoo en su espectáculo Uncompressed, una iniciativa del portal Patreon que ha reunido a estos tres aventureros sonoros para experimentar juntos en una sesión de improvisación electrónica que ha culminado en una charla informal en la que han explicado curiosidades sobre los instrumentos que utilizaban o el proceso que seguían para improvisar. El espíritu del Sónar+D hecho concierto.

Morad en el Sónar.

Otro momento de la jornada lo ha protagonizado Morad, fenómeno de masas del rap local que ha llenado a tope el escenario SonarPark. No hacen falta explicaciones sociológicas para explicar su éxito: Morad es una bestia escénica, su drill tiene una pegada innegable y sus canciones desprenden aquella honestidad brutal de quien no tiene nada que perder, con historias sobre abusos policiales, códigos del barrio o lealtades familiares que tienen una resonancia universal. Además, no pierde el tiempo y tiene una conexión brutal con el público. Comparado con otros raperos que han pasado por el Sónar estos días, como El Bobe o Juicy Bae, Morad está uno o dos peldaños por encima y no tiene que pasar mucho tiempo hasta que salte al Sónar por la noche, donde el de Hospitalet por fin tocará en su ciudad.

Un regreso con cifras de récord

El balance que hacen los organizadores del Sónar de esta edición es muy positivo: “No hemos notado la parada de dos años; al contrario, ha sido una edición recargada y renovada, tanto en la línea artística como en el público”, ha explicado Enric Palau, uno de los codirectores del festival. El cambio más destacado es la relación entre público local e internacional: si el público de Catalunya y el resto del Estado se movía en otras ediciones entre el 45 y el 50 %, este año ha saltado a un 70% que el festival atribuye al “arraigo local del Sónar con su público y el talento de los artistas de casa”.

La previsión de los organizadores a media tarde del sábado era que acaben pasando por el festival 122.000 personas, de las cuales 43.000 del Sónar de Día y 79.000 del Sónar de Noche. Sería la segunda mejor cifra global de la historia del festival, solo superada por los 126.000 espectadores de 2018. El viernes, la noche de C. Tangana, el Sónar por la noche acogió a 34.000 espectadores y colgó por segunda vez en su historia el cartel de sold out. Palau ha destacado la llegada de público muy joven que preguntaba "dónde estaban los autos de choque porque habían escuchado hablar de eso", pero también la fidelidad del público que no devolvió la entrada comprada en 2019. “El jueves vi gente que, al llegar, se agachaba y besaba el césped”, apuntaba el también codirector Sergio Caballero.

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