Crítica de clásica

Sara Blanch ofrece una fantástica velada rossiniana en Peralada

La soprano catalana demuestra por qué es una de las cantantes más apreciadas del momento

Sara Blanch fue la primera artista residente del Festival Perelada en 2016 y este verano vuelve coronada como la gran diva rossiniana.
06/08/2024
2 min

PeraladaLa soprano Sara Blanch y el barítono Paolo Bordogna ofrecieron ayer un recital dedicado íntegramente a Rossini, con especial atención a arias deIl turco en Italia y Il barbiere di Siviglia en la iglesia del Carmen de Peralada. La soprano de Darmós (Tarragona), que este septiembre debuta en La Scala de Milà con La Orontea, de Cesti, salía como cabeza de cartel para demostrar que es una excelente intérprete rossiniana.

De voz cálida y carnosa a pesar de ser soprano ligera, Blanch nos despegó por las notas estratosféricas del compositor italiano con coloraturas de gran pirotécnica musical y demostrando una técnica y control de voz excelentes, de amplio registro, a la vez que musicalidad, sentimiento y buen gusto en las arias más líricas, como Tremare Zenobia?, de la ópera Aureliano en Palmira, una de las pocas piezas serias de Rossini. También destacó especialmente con una espléndida interpretación de la famosa aria Una voce poco hace, que se llevó los primeros bravos de la velada.

Blanch estuvo acompañada por el barítono italiano Paolo Bordogna, que fue de menos a más, con poca proyección en la primera parte, lo que le restó muchos puntos. Esto, sumado a la presencia excesiva del piano de Giulio Zappa, que a menudo tapaba la voz del cantante, ya una acústica reverberante y nada apropiada para las exigencias vocales rosinianas, dejaron al italiano en un segundo plano. Muy buen actor, Bordogna se lanzó a la interpretación cómica de los personajes con cuerpo y alma, lo que provocó más de una sonrisa entre el público.

En la tanda de bises, él siguió haciendo gala de sus dotes actorales en el aria Ombretta sdegnosa, de la ópera La pietra del paragone, y Blanch cantó la famosa Tarantella de Rossini, para acabar juntos con una divertidísima interpretación del popular Dueto de los gatos.

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