Ser un niño gay en el Glasgow obrero de los años 80

BarcelonaEl escritor escocés Douglas Stuart (Glasgow, 1976) explica que cuando era pequeño se sentaba ante su madre y la escuchaba atentamente. Stuart tenía siete u ocho años y hacía ver que tomaba notas porque la madre necesitaba sobre todo atención. Era alcohólica y los efectos de la bebida hacían que desaparecieran las inhibiciones: hablaba al hijo como si fuera un adulto. "En ese momento para mí era un poco extraño, pero de adulto es fascinante porque me permitió conocerla como mujer y no solo como madre, cosa que no pude hacer de adulto porque se murió", recuerda Stuart, que debuta como escritor con Historia de Shuggie Bain (Sexto Piso). El autor no quiere decir el nombre real de su madre pero el libro, una opera prima que se ha convertido en un gran éxito y que ha recibido el prestigioso premio Booker, bebe mucho de la infancia del escritor. Stuart ha tardado diez años en acabarlo y lo ha escrito desde la nostalgia: desde hace veintiún años vive en Nueva York, donde se gana la vida como diseñador de moda.

El escritor, como Shuggie Bain, se hizo mayor en el Glasgow de los años 80, en uno de los barrios más castigados por la crisis económica que provocaron las privatizaciones y el cierre de las minas ordenados por el gobierno de Margaret Thatcher. Como el protagonista del libro, Stuart se crio con una madre que estaba sola y que tenía graves problemas con la bebida, y fue consciente muy pronto de que su sexualidad era diferente, una peculiaridad que hizo que el entorno a menudo lo tratara con violencia y lo apartara. Pero el libro no es sobre su vida, insiste Stuart, sino que da voz a una ciudad: describe admirablemente el Glasgow de su infancia, con un 26% de paro, un elevado consumo de alcohol y de drogas y unas familias que tenían que hacer lo imposible para sobrevivir. A menudo, perdida toda esperanza, los subsidios se convertían en la única fuente de ingresos.

Glasgow era en los 80 una ciudad de clase trabajadora y con una tradición portuaria que ha marcado mucho el carácter de su gente y su humor negro. "Hay muchas obras de ficción que hablan del Glasgow de esta época, pero la mayoría muestran la experiencia masculina y heterosexual. Los hombres ocupan todo lo espacio y empujan a las mujeres a un segundo plano. Yo quería que se escuchara a las mujeres, porque cuando hay una crisis, ellas sacan adelante a las familias pero no se las escuchas, porque se considera que lo que pasa en casa es vida privada", dice.

Una mujer desafiante

La novela fue rechazada 44 veces por diferentes editoriales, pero ha seducido a los lectores y se ha traducido a 30 lenguas. Stuart no cambió ni una coma a pesar de todas las negativas y defiende que el libro es sobre todo una historia de amor entre el hijo más pequeño, el que se queda más tiempo en casa, y una madre desesperada, Agnes Bain, para encontrar el amor y la felicidad. Agnes abandona al primer marido, católico y muy atento, por un taxista protestante mujeriego que la acaba dejando. Se escapa así también del catolicismo conservador de los padres. "Es una mujer orgullosa, desafiante, muy bonita y elegante, es incapaz de salir de casa sin ir perfectamente vestida y maquillada, y quiere ser querida", explica Stuart. La mayoría de personajes tienen un marcado acento de Glasgow, pero Agnes intenta hablar como si fuera una presentadora de televisión.

Stuart escribió Historia de Shuggie Bain en Nueva York en un momento de añoranza, pero asegura que la distancia le ha dado claridad y perspectiva. Y el tiempo lo ha ayudado a empatizar con la madre. El escritor tiene ganas de volver a vivir en Glasgow, la ciudad que ha dedicado un enorme mural a Shuggie Bain. "Mi novela es una carta de amor a Glasgow, una ciudad que no tolera las falsedades", dice Stuart, que pronto publicará una segunda novela en la que el protagonista es un adolescente homosexual en el Glasgow obrero de los años 90.

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