Gran noche de opereta en el Liceu
Marc Minkowski dirige una magnífica versión concierto de 'Die Fledermaus (El murciélago)'
- Las Musiciens du Louvre, dirigidos por Marc Minkowski
- Coro de Cámara del Palau de la Música, dirigido por Xavier Puig
- Versión semiescenificada
Hacía cuarenta años y medio que la opereta más célebre de Johann Strauss II (sí, el autor deEl Danubio azul) no subía al escenario del Liceu. Ahora, Die Fledermaus (El murciélago) ha vuelto a desplegar las alas en el teatro de la Rambla en una versión semiescenificada; es decir, con movimiento y actuación por parte de los cantantes pero sin escenografía, y con la formación orquestal (Les Musiciens du Louvre) sobre el escenario y con la dirección musical de Marc Minkowski.
La ágil dramaturgia y la adaptación del libreto –a cargo de Romain Gilbert– han contribuido al éxito de la velada. Gran noche de opereta, gracias sobre todo a un trabajo redondo por parte de Minkowski, que además de ser especialista en música barroca y del clasicismo ha abordado en varias ocasiones las operetas de Jacques Offenbach y para quien Johann Strauss II es una prolongación natural de sus afinidades musicales. Minkowski, que siguió bien las bromas propuestas por Gilbert, concierta de maravilla y respira con los cantantes, con una modélica complicidad. Espumeando lectura, pues, la del director francés ante una orquesta pequeña, dúctil y de sonido redondo, y bien complementada por las intervenciones del Coro de Cámara del Palacio de la Música que dirige Xavier Puig.
En escena, un fabuloso equipo de cantantes dio unidad estilística a las desenfadadas notas de la partitura y con excelencias muy destacadas, empezando por la gran Adele de Alina Wunderlin. Muy bien resueltas las csárdás húngaras en el segundo acto a cargo de Iulia Maria Dan (Rosalinde), junto al flexible Eisenstein de Huw Montague Rendall. Rotundidad vocal la del Falke de Leon Kosavic y del Frank de Michael Kraus y más discreto Alfred del tenor Robert Lewis. El Orlofsky de la mezzosoprano Annelie Sophie Müller estuvo a la altura, así como la Ida de Sandrine Buendia y el Blind de Kresimir Spicer. Memorable intervención del actor Manfred Schwaiger como Frosch, con bromas muy bien pensadas para una parte dialogada que suele actualizarse.
El público respondió con aplausos después de prácticamente todos los números musicales. Había ganas de pasarlo bien con una comedia como esta, fresca y que en Viena forma parte de los eventos musicales de Navidad y Año Nuevo.