Teatro

Davide Carnevali: "Corremos el riesgo de que el feminismo, el ecologismo y el poscolonialismo se vuelvan retóricos"

Sergi Torrecilla protagoniza 'Retrato del artista muerto (España '39 - Argentina '78)' en el Teatre Lliure de Gràcia

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El actor Sergi Torrecilla y el dramaturgo Davide Carnevali, en el Teatre Lliure Barcelona.

BarcelonaTodas las dictaduras se asemejan, pero cada víctima lo es a su manera. Por eso el dramaturgo italiano Davide Carnevali (Milán, 1981) reescribe el monólogo Retrato del artista muerto cada vez que lo presenta en un nuevo país. En 2018, cuando lo estrenó en la Bienal de Munic y la Staatsoper de Berlín, versaba sobre el régimen nazi de Hitler. En 2023, en el Piccolo Teatro de Milán, la historia estaba ambientada en la Italia fascista de Mussolini. Y en el 2024, en la Comedia de Caen, la Comedia de Reims y el Théâtre de Lieja, Carnevali escarbaba en el gobierno francés de Vichy. En todos los casos, siempre con la dictadura militar argentina de 1976 a 1983 de fondo, como un juego de espejos que se iluminan dolorosamente. "Adapto la obra en función de la biografía del actor, la historia del país y la relación que tiene cada país con la memoria histórica", dice Carnevali. Del 31 de mayo al 9 de junio, presentará una cuarta versión en el Teatre Lliure de Gràcia con el actor Sergi Torrecilla, que se adentrará en los silencios de la Guerra Civil Española, también en diálogo con la última dictadura militar argentina.

"La herida del pasado es la misma en todos los países –dice Torrecilla, que como actor ya abordó la Guerra Civil en El mar: visión de unos niños que nunca lo han visto–. Y si no se habla, la herida se pudre. Debemos poder revisitar estas heridas, al menos para ser conscientes de quiénes somos y qué hacemos". Retrato del artista muerto conecta dos vidas atravesadas por el fascismo: un pianista argentino que se posicionó en contra de la dictadura argentina y un compositor valenciano desaparecido durante la Guerra Civil. Torrecilla viaja a Buenos Aires para resolver una causa judicial, pero una vez allí se verá obligado a estirar el hilo de la historia y, a su vez, de su propio pasado familiar. "Te cuestionas tu nombre, después el apellido y acabas llegando a toda la historia del país –explica el actor–. ¿Cuál es el relato? ¿Quién te lo ha contado? ¿Cómo te colocas dentro de esta historia? Esta obra m 'ha permitido mirar a los dos bandos de mi familia y confrontarme con mis ideas. He descubierto que a mis familiares les cuesta hablar de ello, todavía hay mucho miedo".

Para construir la biografía del pianista argentino, Carnevali también ha recurrido a hechos reales, que ha ficcionado de forma libre. "Viví un año en Buenos Aires, algunos conocidos argentinos me contaron historias familiares que entran en esta realidad", dice. Según el dramaturgo, Retrato del artista muerto es "una reflexión sobre cómo se construyen las ficciones y los relatos, sobre cómo se utiliza el pasado desde el presente para reivindicar ciertas ideologías políticas". "En función de cómo construimos las historias, podemos aprender a no repetirlas", añade.

Con Bertolt Brecht y Walter Benjamin como referentes, lo que Carnevali pretende es "dar al espectador las herramientas críticas para analizar la realidad de fuera de la sala al igual que analiza la realidad de dentro de la sala". "El teatro puede ser un gimnasio, una palestra, para entrenarse a leer el mundo", dice el dramaturgo, quien advierte de que los discursos de la extrema derecha son "siempre actuales". "Corremos el riesgo de que los discursos que pueden salvar a la izquierda, como el feminismo, el ecologismo y el poscolonialismo, se vuelvan retóricos", dice Carnevali. Torrecilla añade: "La izquierda necesita tiempo para debatir, mientras que las frases lapidarias de la extrema derecha son más fáciles de comprar. En el teatro tenemos ese espacio para generar discursos alternativos".

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