Memoria histórica

“Elena es un dolor que todavía no sé nombrar”

'Donde reírla' es una obra donde la guerra civil se cruza con la dictadura argentina en una reflexión sobre la memoria y el papel de las mujeres a la hora de cuidar de los recuerdos

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Donde reírla

Se llaman Dora y Elena. Son madre e hija. Y transitan por el escenario convertidas en distintos personajes que las llevan de España a Argentina. De la guerra civil a la dictadura de Videla.

Martín Mozé las observa desde el público, sentado en una de las butacas de la Sala Fénix de Barcelona. A él una fotografía le cambió la vida a los 20 años. Vivía todavía en Argentina, y una tarde cualquiera se puso a llover a cántaros. Entró en la única puerta que encontró abierta y resultó ser una exposición de fotografía. Una de las imágenes era de un hombre extrañamente parecido a él. Y fue a partir de aquello, de esa casualidad, que acabó sabiendo que el padre había sido asesinado por la dictadura militar, y la familia le había cambiado el apellido para protegerle. "No hables de mi historia, eso no es lo importante", me repite cuando hablamos por teléfono.

Su historia no la conocía Triana Doce, la directora de la obra, cuando la escribió. Pero había oído la de tantos otros. "Siempre me ha interesado llevar historias reales a escena, y me emociona especialmente todo lo relacionado con la memoria", explica. Su familia se había escapado de la miseria franquista hacia Argentina, pero sus padres decidieron hacer el camino inverso e instalarse en España cuando estalló la crisis económica del 2001. Y su obra aúna precisamente ambos países. “Siempre pensaba que existía la posibilidad de que alguien que hubiera escapado del franquismo hubiera acabado en Argentina con un hijo desaparecido por la dictadura de Videla”.

El inicio de la historia nos sitúa en Burgos durante la guerra civil, y parte de un caso real: el de Jacinto y Fina. "Me llegó por casualidad, mientras me cambiaba los zapatos en la clase de flamenco". Una compañera le explicó que había un grupo de mujeres que se había organizado durante la guerra para visitar a los presos republicanos a los que se había destinado lejos de casa y que no tenían a nadie que les fuera a ver. Así conoció Fina en Jacinto. “Sabía que sería fácil reconocerle, porque es el único que está solo”, fue la primera frase que le dijo. Con el tiempo se enamoraron y formaron una familia. Pero fue esa frase y esta historia las que llevaron a Triana a escribir una obra donde Fina (no se llama así en la ficción) debe huir con su hija a Argentina, y esta niña acabará teniendo una hija (la Elena) que pagará con su vida la salvaje dictadura militar. Una forma de recorrer los pasados dolorosos de ambos países pero en los que está también muy presente el peso de las mujeres no sólo a la hora de cuidar a los vivos, sino también a los muertos. Ya sea con la palabra a través de los objetos.

“La historia me emociona porque me atraviesa por diferentes cosas –dice Martín–. Siempre había visto obras sobre Argentina o España, pero nunca ninguna que uniera a ambos países”. Y resalta que hay historias en común, porque España sigue siendo el segundo país del mundo con más desaparecidos. "Una sociedad que no los busca, los hace invisibles", asegura Mozé, que hoy es representante de las Abuelas de Plaza de Mayo en Barcelona y que destaca que es imprescindible que la cultura, como vehículo para la emoción, haga visibles estas realidades en un momento como el actual, "en el que tenemos Milei, Vox y una ola reaccionaria en todo el mundo".

Es para reflexionar sobre esta historia, el momento actual y la importancia de la memoria que este sábado habrá un coloquio después de la función en la que participará el propio Martín Mozé con la directora Triana Doce y las actrices Mireia Rey y Rosa Nicolás, que terminan este domingo funciones.

“Elena es un dolor que todavía no sé nombrar –dice la madre en un momento de la obra–. Si yo tuviera dónde llorarla, dónde reírla”. Y es eso, “dónde reírla”, lo que da nombre a una pieza que si bien trata temas dolorosos, es a la vez luminosa e, incluso, con momentos para el sentido del humor.

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