Artes escénicas

Berta Prieto i Belén Barenys: "Nos hacía cierta gracia venir a hacer el trol a un sitio superrespetable"

Artistas. Estrenan 'Rómulo y Remo. El musical' en L'Auditori

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Las actrices Berta Prieto y Belén Barenys, en L'Auditori de Barcelona.

BarcelonaYa han pasado dos años desde que las actrices barcelonesas Berta Prieto (1998) y Belén Barenys (1999) hicieron saltar todas las alarmas con la serie de Filmin Autodefensa (2022), que retrataba con irreverencia las aventuras de dos modernas de Barcelona. En 2023, con la compañía Las Chatis de Montalbán, estrenaron Derecho a pataleta. La misión más trepidante de las Espías de Verdad en la Sala Beckett. Ahora vuelven a la acción con Rómulo y Remo. El musical, un espectáculo entre la performance y el musical que se podrá ver el 6 y 7 de julio, en el ciclo Escenes de L'Auditori de Barcelona, ​​en colaboración con el Festival Grec. "Ahora, hablando de la obra, la estoy entendiendo por primera vez", dice Prieto al principio de la entrevista.

Es la primera vez que actuarán en L'Auditori, ¿verdad?

Berta Prieto: ¡Sí! Nos hacía cierta gracia venir a hacer el trol a un lugar superrespetable como L'Auditori. Claramente, sólo se nos podía programar aquí con el pretexto de este ciclo y, por eso, hemos aprovechado para dar parodia del género musical y reflexionar sobre la representación.

Belén Barenys: Nos sentíamos un poco fuera de sitio, pero a la vez nos hemos sentido como en casa. Participar en el ciclo Escenas nos ha dado unas reglas del juego que nos han llevado a hacernos muchas preguntas.

BP: Este es un experimento. Hemos construido mucho a base de prueba y error. Sólo ahora, que ya tenemos la obra terminada, podemos entender si tiene o no sentido. Como artistas, debemos permitirnos tener la valentía de experimentar y enseñar cosas que quizás ahora mismo no sabemos defender de una manera lógica y narrativa. Es la única forma de evolucionar, porque, si no, con los códigos que ya tenemos aprendidos, haríamos siempre lo mismo. Probar forma parte de nuestro trabajo.

Rómulo y Remo son dos hermanos que se pelean hasta que sólo queda uno, que se convierte en el fundador de la ciudad de Roma. ¿Por qué han escogido esta historia como punto de partida del espectáculo?

BP: Queríamos imaginar un nuevo mito fundacional. El conflicto de Rómulo y Remo, llevado a la actualidad, nos sirve para hablar de la dictadura del yo, del mundo neoliberal en el que los egos son cada vez mayores y parece casi imposible intentar hacer algo colectivamente. En Barcelona, ​​este último año, se han realizado muchas obras de teatro sobre colectivos y compañías que se separan. Nos hacía gracia hablar de esta disyuntiva: nos peleamos o nos separamos; nos juntamos y hacemos un colectivo, pero ¿a qué precio?

Ustedes no quieren separarse, ¿no?

BB: ¡De momento no!

BP: No, pero debes ver la obra... Este último tiempo hemos cambiado mucho. Encararnos a este proyecto ha sido gracioso y también desesperante, porque a la hora de tomar cada pequeña decisión teníamos ideas muy opuestas. Parece raro que te ocurra esto con alguien que es tan cercano e igual que tú... Por eso se nos ocurrió la idea de Rómulo y Remo.

Para hablar de la diferencia, también se han inspirado en aquel mem tan popular de las dos casas frente a la playa de Santa Monica, una pintada de color rosa y la otra...

BB: Siempre decimos que Berta y yo somos como el mem de estas dos casas, porque somos muy diferentes.

BP: Eso si nos ponemos épicas y dramáticas... Porque, por hablar de la diferencia, no hablaríamos de nosotros dos.

BB: No, claro. Somos dos chicas blancas que vivimos en Barcelona, ​​nos dedicamos a lo mismo, nos movemos por los mismos...

BP: De hecho, sólo podemos reflexionar sobre la diferencia real desde cierta abstracción, porque con las personas materialmente muy diferentes no estamos obligados a convivir con ella.

Mem de las dos casas frente a la playa de Santa Monica

Este espectáculo es tan autoficcional como la serie Autodefensa?

BP: Si nos conoces personalmente, entenderás algunas cosas que sí tienen que ver con nosotros. Pero hablemos de los dúos artísticos en general.

BB: Al final, todas las creaciones tienen un grado de autoficción... Pero no, no es una obra sobre Berta y Belén.

BP: Al principio de Rómulo y Remo, nos preguntamos "¿Qué pasa si intentamos hacer algo en serio? ¿Qué pasa si desterramos la ironía y las capas de sarcasmo, que son un escudo protector? Nos estamos haciendo grandes... ¿Qué pasa si nos intentamos explicar de verdad?" Es una respuesta que todavía no hemos logrado resolver.

¿Le da miedo que los espectadores que han seguido toda su trayectoria no las tomen nunca en serio?

BP: No. La gente artista está muy preocupada para que la tomen en serio, para que la valoren... Me parece una parida total.

Como artistas que trabajan con la autoficción, ¿sienten la presión de que les pasen cosas interesantes para después poder explicarlas?

BP: ¡Y ahora! De hecho, espero tener una vida tranquilísima. Antes sí me ocurría lo que dices. Pero he aprendido que lo importante no es que te pasen cosas muy ladrillos, sino tener la mirada lo suficientemente entrenada para ser capaz de extrapolar cualquier pequeña cosa. Quizá sea porque me he hecho mayor, o porque he trabajado más, pero antes flipaba mucho con las grandes hazañas y ahora veo que se trata de estar atenta y saber observar. Cualquier cosa puede convertirse en un motivo de ficción, siempre que sepas leerla.

BB: A mí también me ocurría más antes. En parte, será cosa de la juventud. De todas formas, quizás suena romántico, pero cuando tienes un motor artístico, siempre encuentras material, tanto si vives una época llana como si vives una de altibajos.

Berta, hace unos meses publicó un artículo en El País en la que decía que había conseguido una beca de creación artística de la Generalitat con un proyecto escrito con el ChatGPT. Como artistas, ¿sienten que la burocracia las ahoga?

BP: Tengo muchos amigos que han utilizado ChatGPT para presentarse a becas, porque nadie tiene tiempo, y porque te piden unas cosas muy locas. Pero, con este artículo, lo que quería explicar es que existen muchas problemáticas de carácter social que se han institucionalizado; discursos que se han convertido en mainstream y que se están viciando, hasta el punto de que una inteligencia artificial puede escribirte un manifiesto feminista. Son discursos fáciles de parodiar. Si te sabes tres palabras, te dan un punto más para la beca, ¿sabes? Que esto sirva para conseguir dinero público me genera muchas dudas, porque, en el fondo, hace que se pierda el poder revolucionario de estos discursos.

¿Internet ha deformado los discursos culturales?

BP: De la era de los podcasts hemos pasado a la era de los reeles [vídeos cortos con declaraciones de los entrevistados]. Es problemático, no puede que sólo consumamos ideas de un minuto. Esto no genera reflexión, sólo genera statement [declaraciones]. Consumir pensamiento como quien come hamburguesas, como quien consume una novedad, es justamente el camino contrario de lo que necesita el pensamiento. Tiempo, conversación, reflexión.

BB: También está el factor del algoritmo, que sólo te muestra ideas con las que estás de acuerdo. Como ocurría antiguamente, que la gente de derechas compraba un diario y la gente de izquierdas, otro. A mí nunca me saldrá un tiktok de Vox.

BP: Muchas veces tenemos un discurso romántico contra el clickbait y, en realidad, deberíamos repensarnos nosotros mismos como consumidores, o como espectadores del pensamiento. A mí muchas ideas me llegan a través de TikTok o Instagram y ya les basto. Es muy fácil decir "Madre mía, qué fuerte, ese titular". ¿Pero tú habrías clicado ese mismo artículo si hubiera tenido un titular más coherente? Es un pez que se muerde la cola.

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