Estreno teatral

"Nos han dicho 700 veces que no servíamos para nada"

Clàudia Cedó estrena en el Teatre Lliure 'Fantàstic Ramon', "la historia de un niño radicalmente diferente"

El actor Jordi Galià y la directora Clàudia Cedó durante un ensayo de 'Fantàstic Ramon'
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BarcelonaHay un piso en la Gran Vía de Barcelona donde no deja de sentirse teatro. "Entonces tú me dices: «Candela, frota los platos!» ¡Va, dímelo, dímelo!", pide Andrea Álvarez a Jordi Galià tomándolo por el codo. Con la voz profunda y tenebrosa del Inocente –uno de los personajes menos inocentes del espectáculo–, Galià berrea: "Candela, ¡frota los platos!" Y Álvarez toma el hilo para seguir estirando la escena. Se imaginan que están en el bar de Santa Aurora de la Piedad, el escenario donde transcurre la última obra de Clàudia Cedó, Fantástico Ramon, que se estrena el 2 de abril en la Sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure y estará hasta el 4 de mayo. Pero en realidad se encuentran en el comedor del piso barcelonés que, desde hace unas semanas, se ha convertido en su casa.

La compañía del montaje está formada por once actores, seis de ellos con discapacidad. Cinco de ellos viven lejos de Barcelona y, para facilitarles el proceso creativo, el Lliure les ha proporcionado una vivienda en la ciudad. La situación no difiere demasiado de la de compañías de fuera de Catalunya que hacen temporada en el teatro. "La adaptabilidad del montaje no es sólo hacer accesible el teatro, sino que tengan un alojamiento adaptado y acompañamiento asistencial las 24 horas", explica Anna del Barrio, de Escenarios Especiales. Desde que se instalaron el 17 de febrero, por las mañanas pasan texto en el piso y por las tardes ensayan, desde las tres de la tarde hasta las nueve de la noche. "Si tuviera que ir y volver cada día en tren hasta casa, con la silla de ruedas, sería agotador", afirma uno de los actores de la obra, Marc Buxaderas, que vive en Aguilar de Segarra.

Cedó se ha rodeado de buena parte del equipo de Madre de azúcar (aparte de Álvarez y Buxaderas, también vuelven a escena Mercè Méndez y Judit Pardàs) y ha sumado intérpretes nuevos: Jordi Galià, Francesc Ferrer, Anna Moliner, Xicu Masó, Edgar Murillo, Kathy Sey y Vanessa Segura. Con el equipo de Escenarios Especiales llevan más de un año trabajando para idear la historia de Ramón, un niño radicalmente diferente que nace en un pueblo pequeño. Ahora, los actores están en plena fase de memorizar. "Hay días que voy bien, otros que el fusible de una escena en concreto ha petado y no hay forma de que vuelva", explica Buxaderas. La suya es un trabajo de repetir y repetir, y aprender a gestionar las frustraciones cuando una frase no sale o no hay manera de retener una palabra.

Una sesión de terapia gratis

El texto de Fantástico Ramon ha surgido, en parte, de los propios intérpretes. En las etapas más tempranas del montaje, la compañía arranca una serie de improvisaciones que acaban derivando en las palabras de sus personajes. Buxaderas recuerda con especial entusiasmo al monólogo de su personaje, un cura "de orden y rectitud" que rechaza a Ramon por sus diferencias. En uno de los ensayos, Cedó cogió una gabardina que simbolizaba a Ramon y pidió a los intérpretes que se desahogaran. Buxaderas se lo tomó al pie de la letra. "Empecé a decirle lo que me he encontrado yo en la vida. Nos han dicho 700 veces que no servíamos para nada, que el trabajo no era cosa nuestra, que mejor que nos quedáramos en casa. Fue como una sesión de terapia gratis", señala el actor.

La gran diferencia con Madre de azúcar ahora los intérpretes de Escenarios Especiales no hacen personajes con diversidad funcional. Todos ellos se han convertido en la voz del pueblo y "le dicen a Ramón lo que a ellos les han dicho toda la vida", señala Cedó. El espectáculo toma un tono de comedia y una atmósfera fantástica que le alejan de su predecesor. "Hay un humor muy surrealista, aquí somos más nosotros mismos. Tengo la sensación de que hemos hecho una especie de Twin Peaks a la catalana", añade la directora.

De toda la compañía que surgió con Madre de azúcar (2021), Buxaderas y Álvarez son los que han seguido el camino más ligado a la profesionalización. Tras ese espectáculo estrenaron otro, Los ángeles no tienen hijos (2021), y formaron parte del cortometraje De azúcar. Buxaderas, además, tiene un monólogo previo titulado Spacticity, que se podrá ver en junio en La Villarroel. La suya es una historia de persistencia y voluntad, de no hacer caso a la opinión social y de luchar con convencimiento por su vocación. "Hago teatro porque me da paz y me sube el alma. Me hace sentir viva, despierta un sentimiento muy grande en mí", explica Álvarez. "Lo mejor de todo es poder poner palabras a sentimientos que hemos tenido, y hacerlo en escenarios como el del Teatre Lliure, no en salas pequeñas con condiciones especiales", añade Buxaderas.

Los actores Xicu Masó y Judit Pardàs durante un ensayo de 'Fantàstic Ramon'.

En la sala de ensayo, Cedó pasa notas del día anterior mientras los intérpretes, en círculo, comentan cómo se han oído. "Está bien que llores como hiciste el otro día, Jordi", subraya la directora, y Galià se explica: "Es que la primera vez me dieron muchas ganas de llorar pensando que era sangre de verdad. Pero ahora ya lo llevo mejor". Unos minutos después, Xicu Masó y Judit Pardàs revisan una de las escenas iniciales del espectáculo. "Valentí, cagondena! ¿Qué haces a estas horas de la madrugada?", dice ella. "Puri, ¿que no la sientes?", responde él, mientras el resto simulan el grito que ha despertado el pueblo. La primera vez que lo prueba se hace tanto la dormida que el resto de la compañía no puede evitar estallar en risa. Pero con dos o tres pasadas, ella ya ha enganchado el tono que debe utilizar para que parezca que acaba de despertar.

Con el estreno en la esquina, los nervios empiezan a notarse. "Tengo ansiedad anticipatoria, sufro como un animal. Pero una vez estoy en el escenario me pasa todo", señala Buxaderas. Álvarez puntualiza que "son nervios buenos" y que para ella poder dedicarse a la interpretación "es un regalo". Llevan tiempo dejando de decir que quieren ser actores, porque ya lo son y están trabajando en uno de los teatros más importantes de Catalunya. "Somos afortunados", coinciden.

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