"En Cataluña sois afortunados porque tiene un fuerte orgullo por su lengua"
Ernesto Caballero lleva al Teatro Romea 'La gramática', una obra sobre el empobrecimiento del lenguaje protagonizada por María Adánez


BarcelonaLa actriz María Adánez (Madrid, 1976) llega al Teatro Romea de Barcelona cargada de entusiasmo. Es la primera vez que pisa un teatro catalán con un proyecto profesional bajo el brazo. "No entiendo cómo es que, hasta ahora, nunca habías actuado en Barcelona", le comenta el director del Romea, Josep Maria Pou. Adánez debe buena parte de su popularidad a la serie Aquí no hay quien viva, donde entre 2003 y 2006 interpretó el personaje de Lucía. Después ha continuado combinando la televisión, el cine y el teatro, la disciplina en la que debutó cuando sólo tenía siete años con Casa de muñecas de Ibsen y que tiene un peso considerable en su trayectoria profesional. Precisamente por eso, Adánez toma La gramática de Ernesto Caballero con especial ilusión. El espectáculo estará en el Romea hasta el 23 de febrero.
La gramática es un juego teatral y, a su vez, una reivindicación cultural. Está protagonizado por una mujer de la limpieza a la que un día, trabajando en la Real Academia Española (RAE), se le caen los volúmenes de la gramática en la cabeza y queda en coma. Cuando se despierta se ha convertido en una mujer ilustrada, pero ese curioso episodio de ciencia infusa, en vez de hacerle la vida más fácil, le aísla del mundo. "Se pasa el día corrigiendo a la gente de su entorno hasta que todo el mundo se cansa y se queda sola", explica la actriz. La desesperación la lleva hasta un terapeuta (José Troncoso) que le promete que puede resolver la situación, y ahí es donde el motor de la dramaturgia comienza a girar con fuerza. El hombre intentará que la protagonista olvide todo lo aprendido en relación con la lengua española.
"Es uno Pigmalión al revés, porque ella experimenta una desestructuración del lenguaje. Este proceso nos sirve para lanzar muchos dardos al público. ¿Somos lo que hablamos? ¿El idioma nos delimita o nos abre a la sociedad?", reflexiona Adánez. El espectáculo, de hecho, surgió de la necesidad de denunciar la perversión del lenguaje. "Se están perdiendo expresiones, cada vez hablamos peor. Debería haber una campaña para recuperar la precisión del lenguaje, que está en horas bajas", subraya Caballero.
"Tienes que esforzarte por no parecer culto"
El dramaturgo explica que, en la escuela, su hija recibió críticas de compañeros de clase "porque se esforzaba en hablar correctamente" y que cuando lo trasladó al profesorado, no todos lo vieron como un problema. "Vivimos en una sociedad en la que se hace bandera de hablar mal, ahora tienes que esforzarte por no parecer culto. Estamos poniendo en marcha en rodar nuestro patrimonio", lamenta Caballero, que se mira con escepticismo el lenguaje políticamente correcto: "No soy partidario de decir a la academia que suponga ciertas palabras o acepciones.
En el escenario, el personaje de José Troncoso representa la inversa de ese espíritu, es decir, la incultura puesta en valor. "Cuando era pequeño, los presentadores elevaban el lenguaje. Ahora miro la televisión y es justo lo contrario. Somos más valiosos cuanto más incultos somos", afirma el actor. El montaje hace sátira de aquellos que empobrecen el lenguaje y utiliza al público como un elemento activo más de la obra, planteando preguntas a platea. El objetivo final es generar debate y activar el interruptor individual para que todo el mundo vele por una lengua más pulcra y rica. "En Cataluña sois afortunados; aparte de un teatro magnífico tiene también un fuerte orgullo por su lengua —concluye Caballero—. En castellano, en cambio, sufrimos un fuerte complejo a la hora de poner delante la riqueza y la variedad y la plasticidad del idioma".