Crítica teatral

'El monstruo' de Josep Maria Miró: una criatura desconcertante

El nuevo espectáculo de la Sala Beckett tiene un exceso de incógnitas sin resolver en un juego formal que juega en contra

Una escena de 'El monstruo'
04/07/2025
2 min
  • Intérpretes: Àurea Márquez, Joan Negrié, Albert Prat
  • Sala Beckett. Hasta el 27 de julio

El monstruo de quien nos habla Josep Maria Miró habita en una pequeña comunidad rural muy parecida a aquella donde se convertía en la multipremiada tragedia El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este sitio(2022) y no muy lejos de El ama de llaves (2024). Además del espacio geográfico y mental (o quizá por eso mismo), en El monstruo, como en las obras mencionadas, se hace evidente lo extraño y lo incomprensible en un marco de violencia tensa.

Pero si en aquellas la siempre rica y estimulante palabra de Miró fluía arrastrándonos por un viaje teatral tenso y expectante, éste Monstruo es todo un desafío para los espectadores. El público intenta averiguar, con poca suerte, un misterio que seguro el autor y director conoce ampliamente, pero que sobre el escenario trasciende con un exceso de claroscuro, de incógnitas sin resolver dentro de un ambito en el que es en contra. sin el background del autor— habría servido para encontrar una claridad expositiva. Ante este desconcierto, hay que celebrar el gran trabajo interpretativo y la belleza de la palabra en el marco de una puesta en escena de extrema sobriedad, austera y esteticista, muy en boga actualmente. El teatro de Miró es un teatro de la palabra bien escrita. Una palabra que amplifica el sentido, unas descripciones que van más allá de lo que describen, una acción narrativa cargada de sentimiento.

El autor quiere hablar del miedo. Y ésta está ahí y nos llega con la armoniosa cotidianidad de Berta de Àurea Márquez y el desconcierto emocional de Santi de Albert Prat, despiertos de madrugada en una casa aislada de un pequeño pueblo con tradiciones machistas. Una conversación que propicia la visita de un ángel negro (Joan Negrié), que hace veinte años convivía en el pueblo y que tuvo relaciones con ambos. Un amigo. Quizás más que un amigo que tuvo que marcharse. Y un padre violento. Los elementos están ahí. El misterio también, pero terminamos perdidos.

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