Teatro

De ser taquillero a dirigir dos teatros a los 25 años: se inaugura La Fábrica

La 'familia' de los Teatres del Farró se expande con una nueva sala de medio formato

Daniel y Albert de la Torre, padre e hijo, en La Fàbrica, el nuevo teatro del barrio del Farró.
15/09/2025
4 min

BarcelonaDetrás del Teatro La Gleva de Barcelona hay dos familias, una literal y la otra en sentido amplio. Cuando este pequeño espacio del barrio del Farró abrió puertas en el 2017, al frente estaba el gestor cultural, periodista y crítico teatral Albert de la Torre, que quería "que no se rompa el hilo de la tradición" y recuperar para la escena algunos de los nombres de su generación o la precedente que consideraba importantes y que creía haber quedado marginado renovació teatral. Nombres como Mario Gas, Angel Pavlovsky, Juan Ollé y Ramon Simó debían compartir espacio con compañías jóvenes y emergentes. Cuando en el 2019 De la Torre se puso enfermo, su hijo Daniel, que entonces acababa de entrar en la mayoría de edad y hacía de taquillero, asumió la dirección. Ahora, con 25 años y superado de largo el trance, Daniel de la Torre hace crecer la familia haciendo tándem creativo con el padre.

Este martes inauguran en el mismo barrio del Farró, en la plaza de Mañé y Flaquer, el nuevo teatro La Fàbrica. Son 500 m2 en dos salas (una de 50-100 localidades y otra de 200-300 personas) que mantendrán la filosofía que han consolidado en La Gleva: compromiso teatral, singularidad y cierta anarquía. El nombre del teatro viene porque este sitio, que mantiene una estética industrial e inacabada, fue sede del Taller Numax, la fábrica de electrodomésticos de hace un siglo que fue autogestionada por los trabajadores durante la Transición. Cuando fracasó ese proyecto, con la caja de resistencia los trabajadores encargaron un documental a Joaquim Jordà (Numax presenta..., 1979), en el que "se reflexiona sobre el derrumbe de la utopía" y se "confronta la tradición caduca del teatro con el documental de cine", explica el director teatral Albert Arribas.

Se puede decir que las tres salas, ahora cobijadas bajo el nombre de Teatres del Farró, también beben del espíritu vocacional y caótico del teatro de la Transición. "La Gleva está hecha desde un gusto muy personal, el de Albert de la Torre, pero tiene un criterio muy sólido teatral. Y han ido haciendo familia. Tiene un componente informal que muchas veces echamos de menos en otras salas. Hay un espíritu de fiesta, la gente se queda hasta tarde en el bar del teatro", explica Arribas. "Hemos hecho de la limitación, virtud", afirma Daniel de la Torre, quien defiende la proximidad con las compañías, el apoyo artístico y logístico a los artistas, y las redes de amigos. El consejo asesor de programación también lo definen como anárquico y se basa en recomendaciones de amigos como Arribas, Ramon Simó, Mario Gas, Pablo Macho, Emma Arquillué y Magda Puyo. "Y de los amigos de nuestros amigos", añaden.

Fachada del nuevo teatro La Fábrica en la plaza Mañé i Flaquer.

Virginia Woolf para abrir puertas

El espectáculo que levantará el telón de La Fàbrica será la coproducción con Freshwater, el estreno en el Estado de la única obra de teatro que escribió Virginia Woolf, aquí con dramaturgia y dirección de Albert Arribas –uno de los hijos predilectos de la familia La Gleva, donde ya ha estrenado cuatro espectáculos– y un prólogo y un epílogo especiales de inauguración firmados por Lluïsa Cunillé. En el reparto, diez intérpretes que muestran la ambición intergeneracional del teatro (Pep Munné, Mario Gas, Cristi Garbo, Paula Blanco, Carlos Martínez, Antonia Jaume, entre otros) y que se ponen en la piel de las patumbres de la cultura victoriana que pasan la tarde en este pueblecito donde veraneaba la tía. "Es una comedia muy loca, que parece un chiste. Hay un pintor, un poeta, una fotógrafa, un filósofo, una criada, una actriz y un mono que planifican cómo llevarse dos ataúdes a la India porque dos de ellos quieren ser enterrados –explica Arribas–. híbrida que rompe las convenciones teatrales y anticipa las principales renovaciones teatrales del XX”. La obra, escrita entre 1927 y 1935, no se publicó y estrenó con todos los eres y uts hasta los años 70. Para Arribas, es "un homenaje al teiatru, a la precariedad del teatro, que la fascina, y por tanto los diálogos son de sainete antiguo, pero al mismo tiempo nos lleva a una dimensión el subconsciente de que es modernista", afirma.

Este año tienen previsto programar 30 espectáculos a lo largo de la temporada, 10 de ellos producciones propias. "Es un espacio precario pero no precarizador", afirma Arribas, porque además de ayudar a coproducir los espectáculos apuestan por largas duraciones de exhibición. Tanto para rehabilitar el espacio como para la programación, cuentan con subvenciones del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. El siguiente estreno será la reposición del homenaje musical Sondheim x Sondheim, un espectáculo de Ferran Dordal a partir de textos de Jacint Verdaguer (Sumo vermis) y dos compañías invitadas (Teatro del Espejo y La Húngara). La Fábrica irá cambiando de disposición en función de la obra, porque las gradas y sillas son móviles. También tendrá un bar funcionando todo el día y tarde allá. "No hacen falta nuevos teatros, hacen falta más espacios para hacer teatro –afirmaba Arribas parafraseando a Jean-Guy Lecat, el famoso diseñador de espacios escénicos y durante 25 años colaborador de Peter Brook, que también ha asesorado el diseño de La Fábrica; este lunes se paseaba por la sala–. gente que lo utiliza y que termina”.

En La Gleva, la temporada empezará al día siguiente, el miércoles 17, con En manos llenas, de Toni Rumbau, el gran titiritero catalán y fundador del Teatro Malic, en un espectáculo que sirve para celebrar los 50 años de carrera. Después vendrá una comedia con textos de Rusiñol (Lo importante es participar), Roger Vila dirigiendo Pentesilea de Heinrich von Kleist y el clown de Cristi Garbo. La idea es que las tres salas de los Teatres del Farró funcionen a la vez, en horarios escalonados entre las 7 y las 9 de la tarde.

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