Crítica de teatro

'El zoo de vidrio': ensayando un gran clásico en la Biblioteca de Catalunya

Recomendable adaptación de la obra de Tennessee Williams a cargo de Martina Cabanas

Una escena de 'El zoo de vidrio' en la Biblioteca de Catalunya.
2 min
  • Autoría: Tennessee Williams
  • Dirección y traducción: Martina Cabanas
  • Intérpretes: David Anguera, Laura Conejero, Clara Moraleda y Roger Torns

Tennessee Williams (1911-1983) vuelve a la cartelera de Barcelona con una de las obras más autobiográficas y una de las más cultivadas entre nosotros, El zoo de cristal. Williams nos habla de una familia cercana a la suya, como queda claro a sus admirables Memorias cuando relata el encuentro entre su madre y la actriz que encarnaba a Amanda (Laurette Taylor). Después del estreno, en el camerino, la actriz le dice: “Y, ¿qué, señora Williams, se ha gustado a sí misma?” Y si Amanda tiene los rasgos de la madre del escritor, el hijo Tom tiene los del propio escritor.

Este nuevo Zoo de cristal nos llega a través de la mirada de un joven directora, Martina Cabanas, que se enfrenta a su primer clásico. ¡Y qué clásico! Quizás por prudencia o por fórmula dramatúrgica, Cabanas plantea la función como un ensayo huyendo o esquivando la obra terminada, aunque al fin la indicación que dan los intérpretes está sobrante porque la función camina de principio a fin sin más interrupciones que las muy acertadas tonadas en el piano. Diría que la propuesta es atractiva y que funciona mejor cuando la directora se ciñe a la original y cuida la verdad de las interpretaciones y menos cuando añade de cosecha propia.

Su mirada hace buenas las palabras del posible pretendiente Jim O'Connor cuando dice a Laura que su pequeña discapacidad no le impide vivir. Martina Cabanas remarca entonces la cojera de Laura hasta el punto de vestirla con un solo zapato rojo y con tacón.

Amanda es una mujer abandonada por su marido con una hija coja y un hijo que escribe poemas y piensa marcharse para ver mundo, en el Missouri de los años treinta del siglo pasado, en plena depresión. Una madre confrontada con las ilusiones del pasado, las estrecheces del presente y la quimera de un futuro mejor. Laura Conejero es una carta segura y su Amanda anda con contundencia entre la ilusión y la realidad pese a cierta tirada a una exageración más italiana que irlandesa. Clara Moraleda transmite bien la enorme fragilidad de una Laura de cristal. Dúctil y preciso, el Tomo de Roger Torns, y funcional el Jim de David Anguera. Recomendable.

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