Cartas a la directora con Espriu de fons

Salvador Espriu, poeta nacional de Cataluña, contestaba todas las cartas que recibía, que no eran pocas. "La correspondencia sola me agobia", me dijo, ya continuación añadió con la pizca de ironía habitual: "Formalmente [las cartas] son impecables, porque lo que yo sé realmente es escribir cartas; soy una madame de Sévigné", en referencia a la escritora francesa del siglo XVII, autora de más de un millar de misivas recogidas en el volumen Cartas. Yo he leído dos recopilaciones de cartas de Espriu y certifico el nivel, también relacionado con la calidad intelectual de sus interlocutores: los catedráticos Antoni Comas, de lengua y literatura catalanas, y Felip Cid, de historia de la medicina.

Una de las comunicaciones recurrentes que recibe el Defensor del Lector es sobre las cartas a la directora, que se publican de Pascua a Ramos: en junio se recibieron 95, y últimamente sólo se han publicado seis en días muy espaciados (21 de junio y 5 y 27 de julio, a dos por entrega), según Toni Güió. La lectora Núria Vilaclara me envía una carta donde expone la cuestión bien de plano:

Cargando
No hay anuncios

"El pasado mes de junio escribí dos cartas que quería dirigir a la directora del ARA, del que soy suscriptora. Finalmente ambas las publicó La Vanguardia, diario del que es suscriptor mi marido.

Motivo: superfácil conseguir enviar una carta al director de LV para su eventual publicación. Encontré de inmediato el e-mail a donde dirigirla.

Cargando
No hay anuncios

En estos momentos todavía no he encontrado el correo al que dirigir una carta a la directora del ARA.

Como leyendo el diario hoy he encontrado fácilmente su e-mail, me dirijo a él para "exponer mi caso" y pedirle el correo a quien dirigir una carta.

Cargando
No hay anuncios

Encantada de saludarle y gracias por lo pronto por su respuesta".

La suscriptora plantea dos problemas que se autoreplican: que publicamos pocas cartas, y que no sabe adónde dirigirlas, algo lógico si tenemos en cuenta que las normas sólo aparecen cuando salen, no todos los días.

Cargando
No hay anuncios

Es Toni Güell quien responde a mi requerimiento sobre el tema:

"Las cartas a la directora son un elemento fuertemente condicionado por algunos de los fenómenos que la prensa ha experimentado en los últimos años. Por un lado, y como comentábamos en un artículo anterior del Defensor del Lector, la participación de los lectores, como el mundo de la comunicación en general, ha experimentado un proceso de migración digital que ha incrementado los comentarios en la web, y que ha hecho quecartas@ara.catsea muy desigual, con meses en los que reaviva (sobre todo gracias a un puñado de lectores muy fieles) y otros muy bajistas. Y, por otra parte, el hecho de que todos los periódicos hayan acortado las ediciones en papel que publican de lunes a viernes ha hecho que los espacios de la sección de opinión estén más solicitados que nunca. Esta combinación de factores ha hecho que la aparición de las cartas en las páginas del diario se haya hecho más esporádica, en una dinámica que el diario mantiene bajo observación dentro de la reflexión de conjunto sobre cómo vehicular y facilitar la participación de los lectores. En todo caso, el equipo de Opinión sigue leyendo a diario las cartas que llegan al diario, ya sea en formato digital o (mucho más raramente) en papel, para mantener el pulso de las denuncias ciudadanas que los lectores quieran enviarnos, y publicarlas o derivarlas, cuando sea oportuno, a las secciones correspondientes".

Cargando
No hay anuncios

Las cartas al director tienen una larga historia detrás e incluso un plusmarquista; el gran periodista Antoni Coll le mencionaba días atrás en el Diario de Tarragona: Enrique Stuyck, récord Guinness con siete miles cartas. En la historia de lo que es un género tan periodístico como lo fue literario, ha habido de todo, desde la altura de la historia y firmas laureadas, a la divertida banalidad filosófica, que se hizo célebre en La Vanguardia, sobre si los calcetines debían ser lisos oa rombos. La carta eleva a los lectores a la categoría de columnistas –de ahí su adscripción a las secciones de Opinión–, trasciende el comentario escueto de la web y aporta una visión interesante de la realidad extramuros del oficio periodístico y sus rutinas. En algunos casos, la carta también hace la función del derecho a réplica, que ciertamente se ejerce muy escaso, y cuando los temas son de alcance social, sumo conciencias públicas, cuando no hace reaccionar autoridades.

Cargando
No hay anuncios

En mi sección del pasado 1 de marzo, a la que hace referencia el jefe de Opinión, a partir de una comunicación del lector Joaquim Simon, este Defensor alentaba al ARA a mantener las cartas a la directora "como especie protegida, como protegidas deben estar todas las especies en vías de extinción que vinculan la gramática y la sintaxis frente a las semias short digitales". Mantengo, pues, este desiderátum, que al menos los días de más páginas el diario dé el máximo de salida posible a los lectores que no hacen sino lo que hacemos nosotros, hacer un artículo en el formato que las convenciones del periodismo les tienen reconocido. Las cartas al director son periodismo popular que, en el país de Salvador Espriu, deberíamos poder permitirnos.

CÁTULO EN CATALÁN. Hoy que he hablado del género epistolar como forma literaria –al menos desde Sant Pau– quiero acabar con la carta que me remite el lector Paulí Arenas:

Cargando
No hay anuncios

"Después de leer el reportaje del ARA del sábado 5 de julio me he pedido cómo los actuales críticos y traductores sitúan a aquellos traductores que en el pasado nos dieron a conocer a Catulo tal y como lo tenemos en nuestras librerías.

Una nueva traducción [se refiere a la de Jaume Juan Castelló] siempre presenta de forma actual el texto de un autor y, además, si se publica en una editorial como Adesiara, que con tanto cuidado nos presenta a los clásicos griegos y latinos.

Cargando
No hay anuncios

Pero mirando atrás, no debería tenerse en cuenta el modelo de traducción que elaboraban los miembros de la Bernat Médico? Sólo hace falta prestar atención a las imágenes de las reuniones anuales y su comportamiento social. ¿Fueron prudentes en la versión de Catulo llevada a cabo por Joan Petit y Josep Vergés en 1928? Sí, pero hay que tener en cuenta en los ideales todavía vigentes del novecentismo y la formación religiosa de Josep Vergés. Eran los años del esplendor de la burguesía catalana bajo el mecenazgo de Cambó, pese al régimen dictatorial que se había impuesto en Cataluña en contra de todo lo realizado por la Mancomunidad. Yo creo que es fruto de una forma de pensar en los días cuando fue publicado G. Valeri Catul. Si se hubieran publicado los versos "lascivos", ¿qué habría dicho la censura y qué habrían dicho los lectores en ese momento?

Sobre la versión castellana que publicó Jaume Petit en plena posguerra, podía decir más que "Os voy a dar a probar mi virilidad". ¿Podría llegar su traducción de Catulo a las librerías? Yo no lo creo.

Agradezco que podré leer al poeta latino en toda su obra completa editada por Adesiara".

Las merecidas vacaciones de Jordi Nopca, autor del artículo, han impedido que el lector Arenas tenga la respuesta que permite el formato del Defensor del Lector, por tanto, y dado su elevado nivel cultural, la publico tal cual, como muestra probatoria de lo que los lectores tienen que decir.

El Defensor del Lector presta atención a las dudas, sugerencias, críticas y quejas sobre los contenidos del diario en sus ediciones digital y en papel, y cuida de que el tratamiento de las informaciones sea conforme a los códigos deontológicos.

Por contactar con el Defensor del Lector puede enviar un correo electrónico a eldefensor@ara.cat o grabar un mensaje de no más de un minuto al número de WhatsApp 653784787. En todos los casos, es necesaria identificación con nombre, apellidos y número de DNI.