La atleta catalana que rompe estereotipos: "Desde el día que nací, nada ha sido fácil para mí"

BarcelonaPaola Manjón de Olañeta juega a baloncesto desde los ocho años. Es por eso que cuando un compañero de equipo le pide que le pase la pelota, ella le propone una mejor posición para recibir. Con una mirada de complicidad le dirige hacia la esquina, donde unos segundos después le completa el pase. La escena se produce durante el entrenamiento del viernes del equipo ACIDH-Lluïsos de Gràcia, una de las dos sesiones semanales de un combinado con una pasión que se contagia.

"En mi caso se ha cumplido, pero yo no creo mucho en que los sueños siempre se hacen realidad. La vida no siempre es de color de rosa como en las películas, pero vale mucho la pena ", dice al ARA Paola, una jugadora con una discapacidad intelectual leve que hace unos días fue distinguida por el Ayuntamiento de Barcelona con el Premio Dona Esportista. "Su compromiso con el deporte adaptado es un ejemplo de esfuerzo y superación", destacó el jurado. Ella le quita importancia. "No tengo palabras. Soy la primera mujer con una discapacidad a la que se da el premio, pero me gustaría pensar que vendrán más. Yo juego porque disfruto y el ambiente con mis compañeros es muy bueno" , resume.

El entrenamiento tiene tantas cestas como risas y esto le sirve para recargar las pilas después de trabajar como operaria de parques y jardines. "Me gusta mi trabajo de jardinera porque estoy en contacto con la naturaleza y trabajo en equipo. Cada día es distinto. Además, mi horario laboral es compatible con el baloncesto, mi gran pasión", asegura. Paola es una de las dos chicas de un equipo formado por personas con inteligencia límite o discapacidad intelectual leve. "En principio, los equipos de la competición son masculinos, pero nosotros nos integramos sin ningún problema", explica con naturalidad.

Ejemplo de superación

Paola nació en Santo Domingo (República Dominicana), donde pasó los dos primeros años de su vida a un orfanato del gobierno dominicano. Mercè, de Barcelona, ​​y Rafael, de Sevilla, la adoptaron y desde entonces siempre ha vivido en Catalunya. Los primeros años en Sant Cugat y después en el barcelonés barrio de Gràcia, donde ahora juega con los Lluïsos.

"Desde el día que nací, nada ha sido fácil para mí, pero con el apoyo de mi familia y de muchos profesionales he podido ir superando los obstáculos. Ser mujer, negra y nacer en República Dominicana no me puso las cosas fáciles. El baloncesto fue mi salvación contra el acoso y el racismo", reconoce. Cuando empezó a interesarse por el baloncesto, algunos niños no querían que jugara con ellos. "Me decían «negra» de forma despectiva. A menudo terminaba sola en un rincón de la pista, me sentía muy triste", recuerda. El acoso escolar la apartó un tiempo del baloncesto, deporte al que después regresó. "Creo que no lo hicieron con mala fe. La gente no estaba tan concienciada con las diferencias. Ahora ya no lo pienso mucho, en todo aquello, lo tengo olvidado, pero los monitores prefirieron apartarme a mí que a las personas que me hacían acoso", dice.

En 2023 ganó la medalla de oro con la selección española en los Special Olympics World Games de Berlín. Paola, que pone en valor el legado de Enric Blesa, el director de los Special Olympics España que murió en septiembre, intenta aportar su grano de arena en favor de la visibilidad del deporte adaptado. "Si somos deportistas con discapacidad, desaparecemos de los medios de comunicación, pero si encima somos mujeres con discapacidad, entonces desaparecemos por completo", suele decir. El pasado verano participó en una exhibición en los Juegos Paralímpicos de París. Un documental (Más allá del deporte) resume su historia de superación.