Patinaje

Cambiando las normas: así ha podido cumplir su sueño Aida

La patinadora, con síndrome de Down, ha podido competir gracias a una reestructuración de las categorías

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Aida durante la competición

BarcelonaHay sueños que a veces no sabemos que tenemos. Hay realidades que, como no existen, ni siquiera pensamos que sean posibles. A Aida le gusta el patinaje desde muy pequeña. Sobre cuatro ruedas ha superado muchos obstáculos, ha bailado al ritmo de la música y ha disfrutado con sus compañeras. Sin embargo, su afición quedaba recluida a los entrenamientos. En las competiciones ella no tenía cabida. El síndrome de Down que tiene no le permitía superar los exámenes para competir. Ahora esto ya es historia.

"Desde 1956 la Federación Catalana de Patinaje tenía un sistema de competición, de evolución de niveles, arcaico. Los patinadores y patinadoras tenían que hacer exámenes y pruebas de nivel para lograr las diferentes categorías. Ahora lo que hemos hecho es crear una nueva estructura en la que hemos suprimido el trauma de tener que examinarse y ahora los entrenadores son los encargados de poner al nivel adecuado a sus patinadores", explica Montserrat Mata, responsable del Comité de Barcelona de la Federación. "Se partía de unos niveles más altos que los que Aida podía conseguir. Con la reestructuración, ahora pueden competir desde niños de cuatro años que acaban de empezar hasta gente con 44, como una amiga mía. Puede participar todo el mundo", detalla Lídia Vilardell, la entrenadora de Aida, a la que estos nuevos niveles le han permitido competir.

Aida subiendo al podio en su primera competición

La nueva estructura está implementada desde mediados de febrero y se ha dividido en diez niveles amateurs y un undécimo profesional. Aida compitió, por primera vez, el fin de semana pasado, en el tercer nivel. "El primer momento en el que le dije que podría competir se quedó muda. Me dijo: «¿De verdad?» Enseguida dijo que sí, que se apuntaba", recuerda Lídia emocionada. Era un nuevo inicio, una puerta abierta al cambio, que Aida podía aprovechar. Ella es la única patinadora con síndrome de Down y poder competir junto a las compañeras con quienes entrena día a día también fue un premio añadido. "Ellas, como la han visto en los entrenamientos siempre, lo ven normal. No lo han vivido como una cosa extraordinaria. Aida siempre está y que compitiera era lo más normal", remarca la entrenadora.

Aida y Lídia durante la competición.

Aunque la ingenuidad de las más pequeñas lo vea la cosa más normal del mundo, y lo es, para la Federación y para Aida este es un paso de gigante. "Estoy en una nube", relata Aida. Ella nunca había salido del pabellón de Taradell, nunca había visto otras patinadoras, no había vivido una competición. "Se limitaba a hacer los festivales de fin de curso", recuerda Lídia. Hasta que llegó el día. "Estaba muy nerviosa y quería salir a la pista. Quedó la primera y la última, competía sola. Pero para ella el premio era la oportunidad", recalca la preparadora. En el podio, en el primer escalón, iba abriendo y cerrando los ojos con fuerza, como si intentara recordar cada instante, como si quisiera ratificar que aquello estaba pasando de verdad. El sueño que ni Aida sabía que se podía hacer realidad se ha cumplido y, además, ha abierto una nueva puerta hacia la inclusión en el mundo del deporte.

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