Hockey hierba

El deportista olímpico catalán que ahora dice misa

Litus Ballbé es el cura de la parroquia de la Bonanova después de una juventud dedicada al hockey hierba

Litus Ballbè durante la entrevista con el ARA.
17/06/2025
4 min

TerrazaDesde las gradas del estadio Josep Marquès señala un chalet que está detrás de los banquillos, al otro lado del terreno de juego. "Estábamos allí bailando porque habíamos ganado una Liga con el Atlètic Terrassa, miré el reloj y me di cuenta de que era la hora de ir a misa. Estaría fatal [debido al alcohol ingerido], pero fui", recuerda al ARA Litus Ballbé (Terrassa, 1985). "No era una obligación, me apetecía. Iba aún con el chándal, debía oler mal y me puse al final de la iglesia", sigue relatando.

Cuando ahora dice misa en la parroquia de la Bonanova de Barcelona, pocos de los presentes deben ser conscientes de que se encuentran ante un cura que fue deportista olímpico en los Juegos de Londres del 2012 con la selección española de hockey hierba. "Mis amigos del Atlètic Terrassa normalizaron mucho que yo fuera a misa y, cuando nos íbamos de vacaciones en agosto, yo los domingos iba a misa con resaca", explica Litus, vestido con una camisa con alzacuello. Si no fuera por su look, sería muy complicado identificarlo como cura. Te desmonta los prejuicios con cada frase mientras relata su historia.

"Siempre he pensado que nunca he sido un buen cristiano ni un ejemplo de profesionalidad como deportista. No fui el más disciplinado a la hora de cuidarme con la comida y el gimnasio. Cuando ahora critican a Alcaraz por su estilo de vida, yo hay un punto que le entiendo. Mi Dios no es el hockey; yo soy mucho de los amigos y de disfrutar de la vida". Litus, que tiene 59 primos, se educó en el Viaró, una escuela religiosa de Sant Cugat del Vallès. Pero asegura que sus padres, que también son cristianos, le dieron libertad para ser quien quisiera ser. De hecho, fueron los primeros sorprendidos cuando les explicó que quería ser cura. Pero esto llegará más adelante.

Primero, su pacto con Dios que terminó con una visita a Medjugorje (Bosnia-Herzegovina), un pueblo famoso por las supuestas apariciones marianas. "Antes de nada ya te digo que no se me apareció allí la Virgen María", advierte Litus, que tiene la carrera de periodismo y es aficionado del Espanyol. "Soy de sangre muy caliente y en un entrenamiento previo al Mundial sub-21 [disputado en verano del 2005] me discutí con un compañero y eso creó algo de mal ambiente". El domingo fue a misa en Rotterdam. "Allí hice un pacto con Dios. Le dije que si me daba un buen Mundial iría a Medjugorje con mi padre". Luego hizo las paces con su compañero y ya no pensó en el tema.

Superando las expectativas, aquella selección española sub-21, formada mayoritariamente por catalanes como Litus Ballbé y David Alegre, logró una medalla de bronce. Y se fueron a celebrarlo a Mallorca. "Estábamos un día de resaca en la piscina del hotel y entonces me acordé de que había hecho un pacto con Dios", explica. La visita a Medjugorge cambió la mentalidad de Litus como creyente. "Hasta entonces, para mí la idea de quién era un buen cristiano tenía dos concepciones: o un friki, que para mí era alguien que no hacía deporte ni salía de fiesta, o un tío muy perfecto, que nunca peca. Y yo era un desastre. Pero allí conocí a un grupo de gente religiosa que salía de fiesta y que también la cagaban como yo". Esa fue su revelación.

Litus Ballbé disputando los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

La segunda llegó el 20 de diciembre del 2006, el día que murió su abuela, a los 97 años. “Pensé que debía cambiar de vida porque mi abuela era muy buena e iría al cielo. Y si yo también quería ir al cielo, no podía llevar la vida que estaba llevando entonces. No iba a clase porque nos inventábamos excusas por ser deportistas de élite, salía de fiesta, iba con chicas, no era el más disciplinado. Yo quería ser buena persona como mi abuela", confiesa. La vida de Litus entonces tenía apariencia de felicidad plena, pero en su interior notaba un vacío que se magnificó cuando le diagnosticaron mononucleosis justo antes de empezar la preparación para los Juegos de Pekín del 2008 con la selección española. Explicó sus preocupaciones a diversas personas del mundo religioso y más de una le preguntó si se había planteado ser cura. No, no se lo había planteado. Pero Litus volvió a pisar Medjugorge y las conversaciones que allí tuvo lo cambiaron todo.

"Me daba cosa entrar en el seminario porque tenía la sensación de que un seminarista era un pardillo. Además, pensaba «seré exseminarista porque lo dejaré a los dos meses, y qué chica normal querrá estar con un tío que se ha vestido de cura», admite. También decidió cambiar de ambiente y eso supuso dejar el Atlètic Terrassa. "Lloraba porque tenía mucho miedo de que mis amigos me rechazaran por la decisión de entrar en el seminario". Así, lo comunicó por e-mail al club y a sus compañeros. Únicamente le pidieron que siguiera siendo el mismo de siempre.

Después de un año de seminario en Pamplona y jugando a hockey hierba en San Sebastián, Litus regresó a Catalunya para seguir el seminario y volver al Atlètic Terrassa. Esta compaginación duró hasta que estuvo entre los preelegidos para los Juegos de Londres. Pidió una excedencia de un año en el seminario, que acabaron siendo dos porque después se fue a jugar a Bélgica, y colgó el stick con 28 años y con el objetivo de ser olímpico alcanzado. Desde el 2016, Litus es cura y, desde el 2021, es el responsable de la pastoral del deporte de la Conferencia Episcopal Española. El vacío se llenó. Su próximo objetivo es hacer de misionero: "En algún lugar donde se me necesite, donde haga falta mucha ayuda".

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