Ciclismo paralímpico

"Detecté que tenía un problema grave: los fantasmas no me dejaban dormir"

Sergio Garrote, doble medallista paralímpico, pone el acento en la salud mental de los deportistas

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Sergio Garrote, durante el congreso Deporte y Salud Mental

BarcelonaDespués de que en el 2001 un accidente laboral le provocara una lesión medular que le dejó en silla de ruedas, Sergio Garrote utilizó el ciclismo de brazos (handbike) para reinventar su vida. La lesión tetrapléjica le dejó secuelas importantes, pero él huye del papel de víctima. "Soy más feliz que cualquier persona que puede andar", dice mientras se prepara para los Juegos Paralímpicos de París 2024. Su última lucha tiene que ver con la salud mental.

"Soy ciclista paralímpico y mi especialidad es la handbike. El casco es uno de los accesorios de protección obligatorios, tanto para entrenar como para competir, pero sólo protege la fachada. Nos hemos preocupado demasiado por el cuerpo del deportista y hemos olvidado la mente. Cuando empecé a competir, me enseñaron a entrenarme ya mejorar, pero nadie me enseñó a gestionar mi mente", advierte Garrote.

"El pasado mes de julio, a falta de un mes y medio para el Campeonato del Mundo, estallé. Ya no podía. Sufrí un gran bloqueo mental que paralizó la parte física. Mentalmente estaba destrozado. Recurrí a un psicólogo deportivo, dos terapeutas y una psiquiatra. Me desbloquearon y pude hacer el mejor Mundial de mi vida. Nunca había tenido unos resultados tan buenos", avanza.

Sergio Garrote durante su charla

"Cuando hablamos de salud mental, las palabras importan. Últimamente, los medios de comunicación y las redes sociales están hablando de ello, pero sin querer se le está dando una connotación negativa. La salud mental no es más que salud, puede ser buena o mala. Durante la vida, cualquier deportista tiene momentos de desequilibrio", analiza Garrote, que hace unas semanas ofreció una ponencia durante el congreso Deporte y Salud Mental, la XV edición del Foro Olímpico.

"La práctica deportiva aporta un estilo de vida saludable y buena salud mental.El 97% de las personas que practican deporte reconocen tener una buena salud mental.Los deportistas de alto nivel tienen una alta exigencia mental.Desde que somos pequeños la sociedad nos inculca una formación competitiva. disciplina es un valor básico para cumplir tus objetivos. La clave es centrarte en las cosas que puedes controlar y obviar el resto, pero esto es muy difícil. Si intentas controlarlo todo, empiezas a desequilibrarte porque es imposible" , recuerda.

Garrote trabaja con psicólogos deportivos desde 2018. "Yo pensaba que mi problema era la gestión de la competición, pero me di cuenta de que un especialista mental hace la misma falta que un fisioterapeuta. Cuando te lesiones, todo el mundo tiene claro qué has de hacer. Cuando tienes un desequilibrio mental es diferente. Detecté que tenía un problema grave: los fantasmas no me dejaban dormir", aclara.

"Llorar no es una debilidad"

"Cuando estallé, identificamos los aspectos de mi entorno que estaban siendo negativos. El deporte es pura emoción, pero nadie te enseña a gestionar las emociones. Normalmente, te enseñan a gestionar la competición, pero el deportista también necesita ayuda cuando no está compitiendo y no tiene los focos sobre él. Yo ocultaba en todo el mundo mis emociones. Los deportistas pensamos que llorar puede ser un síntoma de debilidad", dice.

La gestión de las expectativas es otro de los puntos importantes. "No vienen dadas por la sociedad sino tu entorno más cercano. Sin ser consciente de ello, puede hacer un gran daño", resume el ciclista, que también hace hincapié en los compañeros de selección. "La competición comienza dentro del grupo", aclara.

Sergio Garrote enseñando una fotografía

"Según mi experiencia, hay factores de influencia negativos, como el móvil y las redes sociales. Es una comparación constante entre lo que hace el deportista y lo que la sociedad espera de él. Son una farsa. Los deportistas ponemos lo que la gente espera de nosotros. Muchas veces nos olvidamos de la persona", advierte Garrote.

"El miedo es un elemento importante. Debemos aprender de las emociones y revertirlas en un aprendizaje. Las derrotas y las victorias se deben saber gestionar. Después de ser campeón olímpico, estallé a llorar. No podía más. Devolví las dos medallas y el diploma y pedí que me devolvieran a casa con urgencia. Ya había hecho lo que ellos querían", argumenta.

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