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La eterna juventud de Diego López, a quien 'Kubala' consolidó bajo palos

El portero gallego celebra 40 años sin poner fecha a su retirada como profesional

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Diego López sigue siendo indiscutible al Espanyol con 40 años

Diego López soplará este miércoles las velas por su 40º aniversario siendo el portero que acumula más paradas de esta Liga (44). El paso de los años no parece afectar el gallego, que a pesar de finalizar contrato con el Espanyol el próximo verano se resiste a poner fecha a su retirada. “¿Si le gustaría seguir jugando? Está más claro que el agua. Sigue estando entre los mejores porteros de la Liga. No sé cuántos años seguirá, pero físicamente se siente muy bien y está contento en el Espanyol”, explican al ARA fuentes de su entorno. Tiene claro que quiere retirarse en el Espanyol, pero todavía no ha decidido cuándo hacerlo. El club y él, de momento, no han tratado una posible renovación más allá de 2022.

Providencial en numerosos partidos desde su llegada a Cornellà-El Prat, sus paradas siguen dando puntos. Diego López sigue siendo indiscutible. Ha disputado el 78% de los minutos (16.740 sobre un total de 21.420) que el Espanyol ha jugado desde su llegada. Porteros como Pau López, Roberto Jiménez, Andrés Prieto u Oier Olazabal no han sido capaces de hacerle sombra. Su sucesor natural podría ser Joan Garcia, internacional con las categorías inferiores de España que a los 20 años combina el primer equipo con el filial. Él y el resto de jóvenes tienen en el gallego un gran ejemplo de profesionalidad en quien fijarse. 

Central con atributos de portero

Diego López no probó la experiencia de portero hasta los once años. “Tranquilos, ya me pongo yo”, le dijo a Leandro Rodríguez, que era el entrenador del equipo de fútbol 7 donde jugaba, el Euromoble. El portero titular, Marino, se iba de vacaciones y se ofreció como sustituto para disputar el trofeo de la peña Malecón en Sarria, el pueblo de al lado de su Paradela natal. López paró tres penaltis en la final de aquel campeonato que se llevó el Euromoble. 

El gallego se apuntó aquel año a un equipo de fútbol sala de infantiles, la Sarriana, donde ejercía como central titular y portero suplente. Allá aprendió a dominar el juego con los pies. Como central, de hecho, lo fichó el Lugo. El primer entrenador que lo dirigió, conocido en la zona como Kubala (su nombre real es Juan Carlos Plaza Gómez), decidió que aquel niño espigado (1,80 metros de altura) tenía condiciones físicas para ser portero. No veía claro su futuro y estuvo cerca de dejar el fútbol para centrarse en los estudios, pero finalmente siguió adelante. El 5 de enero de 2005 debutó en Segunda B con el Lugo y encajó cuatro goles contra el Pájaras Playa. Un estreno deslucido que, a pesar de todo, no impidió que aquel mismo año acabara fichando por el Real Madrid C, que se anticipó al Deportivo y al Celta. 

El camino de Diego López hasta la élite no fue nada fácil, porque después de cumplir la mayoría de edad tuvo que esperar siete temporadas para acabar siendo titular en un primer equipo. Y no fue en el conjunto blanco, sino en el Villareal, el club que catapultó su carrera. Sus actuaciones en el conjunto amarillo le permitieron jugar con la selección absoluta, aunque se quedó a las puertas del Mundial de Sudáfrica porque Del Bosque acabó convocando a Víctor Valdés en la última lista. Bajo las órdenes de Manuel Pellegrini, Diego López consiguió ser subcampeón liguero y participó en competiciones europeas. Una etapa brillante que se vio rota por el descenso a Segunda de 2012. 

Beneficiado por la guerra Casillas-Mourinho

El gallego siguió en Primera de la mano del Sevilla, donde solo duró medio año. En enero de 2013, una fractura en la mano izquierda de Iker Casillas le abrió las puertas del primer equipo blanco. “Llegó al Madrid en el peor momento posible para un portero: en plena guerra entre una leyenda como Casillas, que era el capitán, y el entrenador, Mourinho. Se benefició de aquel escenario para mantener un lugar en el equipo, puesto que siguió siendo titular cuando Casillas tuvo el alta médica. Pero era una decisión más personal que futbolística. Diego cumplió, pero no estuvo a la altura de las grandes noches”, recuerda el periodista de la SER Anton Meana. 

Con la llegada de Carlo Ancelotti al banquillo blanco, Diego López no perdió la titularidad en la Liga porque el entrenador de porteros, William Vecchi, prefería a un portero alto. La presión mediática y el ajetreo interno que provocó esta decisión llevaron a Ancelotti a dar a Casillas la Champions y la Copa. "Él llevaba los nervios por dentro y nunca perdió las formas, pero su entorno no estaba contento con el trato de los medios militantes de Casillas. Soportó una gran presión", añade. El Madrid ganó las dos competiciones de Casillas, pero no la de Diego López, que se fue en el verano de 2014 por la llegada de Keylor Navas. 

La primera opción del Espanyol

Su siguiente destino fue el Milan, donde solo tuvo unos meses de tranquilidad. Una lesión en el tendón rotular y la irrupción de un joven de 16 años a quien doblaba la edad, Gianluigi Donnarumma, lo apartaron de la titularidad y también del conjunto italiano. En 2016, Diego era la primera idea para el área deportiva del Espanyol, que acababa de descartar a Moyá y a Willy Caballero. La elección estaba entre él, Roberto Jiménez y Mandanda. El elevado salario del gallego en el Milan era un obstáculo que frenó la operación en mayo, cuando lo sondearon por primera vez. El Espanyol necesitaba un portero y fichó a Roberto. Pero el deseo de Pau López de salir cedido reactivó la operación. “Había que esperar, sabíamos que saldría, a pesar de que nos la jugamos mucho en el último día del mercado”, confiesa el director deportivo blanquiazul de la época, Ángel Gómez. 

El Espanyol lo incorporó como cedido pocos minutos antes del cierre del mercado veraniego después de que el Milan asumiera parte de su ficha. Llegaba para un curso y ya en puerta seis. La entidad blanquiazul, de hecho, ya es donde acumula más temporadas y la segunda donde ha disputado más partidos: 187, solo por detrás de los 230 que jugó con el Villareal. Diego López ha batido los récords de imbatibilidad del Espanyol en Primera (586 minutos), en Segunda (538) y en la Europa League (374), y también ha inscrito su nombre como el jugador más veterano de la historia del club, superando los 39 años y 273 días de Alfredo Di Stéfano. Mientras se forma como entrenador, sigue resistiéndose a hacer sus últimas paradas. De momento, lo acompaña el rendimiento. La edad, como dice él, “solo es una cifra del carné de identidad”. 

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