Barça

50 años del 'Mamita, campeonamos', la primera liga de Cruyff en el Barça

El equipo azulgrana rompió una sequía de 14 años sin el título en 1974, con el peruano 'Cholo' Sotil como una de las estrellas

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Los jugadores Johan Cruyff, Hugo Sotil y Johan Neeskens.

BarcelonaCuesta llegar a Hugo Alejandro Sotil Yerén (Ica, Perú, 1949), el autor de una de las frases más recordadas por diferentes generaciones de barcelonistas, ese "Mamita, campeonamos" pronunciado hace 50 años, el 7 de abril de 1974, cuando el Barça logró romper una sequía de 14 años sin ganar la Liga. Rodeado de periodistas, Cholo utilizó un teléfono en un muro del estadio de El Molinón de Gijón para despertar a su madre, ya que en Perú eran las tres de la madrugada, para darle la noticia: el Barça era campeón de Liga. En Cataluña, miles de personas salían a la calle para celebrarlo.

Sotil no es de esas personas que llegan puntuales a los lugares, cuando se intenta quedar con él. De hecho, puede que no aparezca. Quizás no contesta. O cuando crees que te atenderá, te pide dinero para dar una entrevista. Cuesta saber si es cierto que no tiene ni un real y malvive en Lima, donde pediría dinero a cambio de realizar servicios de honor a torneos de fútbol o para realizar entrevistas. Dos hijos suyos afirmaron que era así, que malvivía. Otro dijo que no, que no era rico pero no le faltaba nada. Él defiende salir adelante, aunque a veces pida dinero. Admite que Johan Cruyff le ayudó con dinero una vez, pero insiste en que no necesita pedir, en una conversación de hace tiempo con el ARA donde no pidió dinero, a diferencia de una anterior en la que sí lo hizo. Ahora les pide, ahora no, cuesta saber lo que piensa. Mirando al Pacífico a las puertas de un centro comercial en Miraflores, admite: "[Fui] muy feliz en Barcelona, ​​aunque cometí errores saliendo de noche". Sotil nunca ha sido una persona como las demás, siempre sorprende, cómo sorprendía a los defensas rivales con su estilo de juego mágico. El misterio siempre le ha rodeado, como cuando se habla de su edad, ya que habría nacido en 1946, según muchos peruanos defienden. O cuando se habla de su pasión por la vida nocturna. Seguramente, si no se le recuerda más es porque ese equipo estaba liderado por el gran revolucionario de la historia del Barça, Johan Cruyff. Sotil lo comprende, que se hable más de Cruyff. De hecho, bautizó a un hijo con el nombre de Johan.

Hace 50 años, el Barça vivió la revolución cruyffista con aquella Liga, la primera desde el año 1960. Habían sido años duros, en los que se había pasado de inaugurar el Camp Nou a estar con deudas; en la que se había pasado de jugar una final de la Copa de Europa a vender jugadores, ganando copas de ferias de por medio para alegría de la gente. Años que coincidían con el Madrid triunfante en Europa. Años de sufrimiento que parecían poder acabar con la directiva de Agustí Montal, que prometía títulos y grandes fichajes, como el de Sotil. Y, claro, Cruyff. "Teníamos muy buen equipo, pero la llegada de Johan nos permitió dar el salto de calidad. Los rivales nos miraban diferente y él tenía aquella personalidad ganadora tan suya. Todos mejoramos mucho el rendimiento", recordaba Juan Manuel Asensi, miembro de ese equipo. El impacto del neerlandés fue tan fuerte que en 1974 la Liga se ganó en una temporada que empezó mal, con una derrota en el viejo Atotxa ante la Real Sociedad por 2 a 1 y una triste victoria contra el Niza francés en Europa por 2 a 0, cuando el equipo fue silbado, ya que en el partido de ida los franceses se habían impuesto por 3 a 0. Sin remontada, el técnico neerlandés Rinus Michels debía oírse decir de todo, porque el equipo había llegado a caer hasta la penúltima posición. Parecía que iba a tocar otro año en el que se salvaría la temporada si el Madrid perdía en Barcelona. Pero ni eso, ya que los blancos empataron 0-0 en el Camp Nou.

"Recuerdo que había mucha ilusión por ganar la Liga, en Barcelona. Todo cambió con Cruyff", admite Sotil. El holandés llevaba semanas fichado, pero la federación holandesa sólo daba permiso para que debutara el 1 de diciembre. A la espera de la fecha, pues, se organizaban amistosos para que Cruyff no perdiera la forma, como ese partido ante los alemanes del Kickers Offenbach en el que debutaría, justo antes de la derrota en San Sebastián. Pero el permiso para que jugara llegó antes de lo previsto y el 28 de octubre se goleó al Granada con dos goles del ex jugador del Ajax, uno Sotil y otro Marcial. Había comenzado una época dorada en la que el momento álgido sería el 0-5 en el Santiago Bernabéu. "Fue el mejor día, la gente nos recibió en las calles de Barcelona de una forma que parecíamos héroes. Recuerdo que cuando marcé mi gol quería celebrarlo gritando y el Cruyff me dijo que me comportara, que no provocara, que estábamos jugando en Madrid. Yo no quería hacerlo, estaba contento, pero me moderé", admite el peruano, que solo tiene buenas palabras para hablar del neerlandés. "Era muy fuerte, un líder. Luego siempre estuvo pendiente de mí, se ponía en contacto y se ofrecía a ayudar si era necesario con su fundación", recuerda. "Sotil también fue clave. Recibía palos, muchas veces él recibía las faltas y Cruyff lo aprovechaba. Era un hombre alegre, que se hacía querer", dice Asensi.

Aquel Barça que dejaba de jugar en blanco y negro para hacerlo en color justo cuando el régimen de Franco se acababa era imparable. La racha sin perder no se detendría hasta después de haber ganado el título de Liga en el campo del Sporting por 2-4, ese día en el que el peruano Cholo Sotil llamó a su casa diciendo lo de "Mamita, campeonamos". "Quería compartirlo con mi madre. Todavía hoy la gente me recuerda esa frase. Cuando he vuelto a Barcelona, ​​la gente la recuerda", dice.

Los jugadores Johan Cruyff y Hugo Sotil.

La magia del Cholo

Quien vio jugar a Sotil no le olvida. Él también marcó una época una vez que llegó en 1973, justo cuando el fútbol español abrió fronteras a los extranjeros después de unos años en que las había cerrado. Él, de hecho, sería el primer fichaje extranjero del club, en el que jugaría 36 partidos y haría 12 goles. Internacional con la magnífica selección peruana que había jugado el Mundial de 1970 (eliminado en las eliminatorias previas a los argentinos), Sotil debutó en el Gamper de ese año después de ganarse los corazones de miles de personas en Lima, la ciudad donde se había criado en una modesta barriada, triunfando en el Deportivo Municipal, club con el que subió de Primera a Segunda. En 1973 brillaría en un amistoso ante el Bayern, que estaba haciendo una gira americana, y marcaría en el Camp Nou en un amistoso entre jugadores de Europa y Sudamérica. El Barça, que había seguido a Teófilo Cubillas, la gran estrella peruana, decidió apostar por Sotil. De hecho, Michels había llegado a visitar Perú acompañado por Josep Maria Minguella para conocer de cerca a Cubillas, pero creyeron que Sotil, más fuerte físicamente, sería capaz de aguantar mejor los palos de una liga española bastante violenta, entonces. "El Granada pegaba mucho. Les recuerdo, tenían a uruguayos y argentinos duros, pero cada partido tocaba recibir", admite Sotil.

Su papel en aquel Barça campeón de Liga llevaría a la directiva a decidir nacionalizarlo español, para así generar una plaza para Johan Neeskens. La promesa de una nacionalización rápida de la directiva de Agustí Montal, sin embargo, no se hizo realidad y en una época en la que sólo había dos plazas de extranjero, Sotil pasó toda la temporada 1974/75 en la grada, jugando como muy amistosos. Curiosamente, pasaría del infierno al cielo en poco tiempo, ya que aquel 1975 haría el gol que le dio a Perú la Copa América de fútbol, ​​contra Colombia, el gol más especial de su carrera, más que aquél del 0- 5. Cuando al fin pudo volver a jugar, ya no tenía ritmo, entre rumores de que se había enamorado demasiado de la noche barcelonesa, haciéndose ver con un Ferrari amarillo que había comprado. "Era muy buena gente, pero no estaba acostumbrado a tener dinero y los gastaba deprisa. Iba mucho al club Las Vegas de la calle Aribau, donde cantaba Moncho", recordaba hace unos años Minguella en el ARA. "Se dijeron muchas cosas, se exageró. ¿Me equivoqué? Sí. Era joven y quería vivir, pero no todo es cierto. Tengo un buen recuerdo de aquella Barcelona, ​​de la gente y de la noche; es normal querer divertirse", admite. Después de dos temporadas muy flojas, en 1977 regresó a Lima fichando por la Alianza, donde sería campeón liguero y recuperaría la alegría sobre el terreno de juego. Aunque en Barcelona sólo tuvo un año de gloria, Sotil nunca ha olvidado Barcelona y Catalunya. "Aún como sartén y pan con tomate si puedo", admite.

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