La fuga de talento del Barça se multiplica en varias áreas que nada tienen que ver unas con otras: no todo el mundo está cómodo trabajando en la empresa familiar de Joan Laporta. Algunos se marchan hartos de injerencias de personas externas a la estructura profesional de la entidad y otros se marchan aliviados para poder ejercer sin soportar decisiones en las que no creen. Una de las salidas más relevantes, por influencia y significado, es la del arquitecto del salto de gigante lleno de éxitos del Barça femenino. El vacío que deja Markel Zubizarreta, sin un repuesto pensado pese a que llevaba meses masticando su adiós, abre un escenario lleno de interrogantes. ¿Es posible crecer más aún en un club económicamente tan inestable? ¿Seguirá el proyecto sólido para mantener una generación irrepetible y evolucionarla?
El sustituto de Markel no puede ser una pieza escogida al azar –ni tampoco se puede dejar vacante–, porque la temporada es estratégicamente clave: 9 de las 22 jugadoras terminan contrato en junio y también tiene la misma caducidad el vínculo del entrenador, Jonatan Giráldez. Lo que ha precedido a su salida, aunque sea simbólicamente, no es un buen síntoma: con la llegada de Deco como máximo responsable del área de fútbol y la pertinente reestructuración, no se ha considerado el femenino como parte de un organigrama en el que solo tienen cabida los hombres. Desde que la junta de Laporta heredó un femenino candidato a la Champions –seguramente, lo único bueno del legado de Bartomeu–, ha sabido aprovecharlo llenando el Camp Nou y ha seguido impulsando con acierto una locomotora que ya iba a toda velocidad. Ahora es el momento de tomar la decisión más importante.
La gestión interna postadiós de Markel demostrará hasta qué punto el Barça femenino es una prioridad real para el presidente, centrado como está en resolver a golpes de aval los problemas con el fair play. Reforzar al masculino para devolverlo al Olimpo en el que ahora mismo están precisamente Alexia y compañía es la receta autoimpuesta para conseguir, de una vez por todas, la utopía de la recuperación económica. En ese camino en el que, palancas al margen, no se ha recuperado el nivel de ingresos prepandemia, los recortes de las secciones no han afectado al femenino –de momento–. Sería una lástima que, a partir de la desaparición del arquitecto, ahora empezara a desmembrarse una bandera extraordinaria que el Barça ha llevado con orgullo desde el 2015. Estas futbolistas merecen que el club no se equivoque.