El fantasma que amenaza con el regreso del Barça a Montjuïc
La instalación de la cubierta, prevista para 2027, puede alargarse hasta siete meses
BarcelonaEl exilio del Barça en Montjuïc fue un nido de problemas. El club ha dejado de ganar dinero porque se trasladaba provisionalmente a un estadio que tenía la mitad de su capacidad. Pero, además, tuvo que pagar las obras de adecuación, mantenimiento y alquiler. Las relaciones entre los responsables azulgranas y los gestores del anillo olímpico tampoco han sido fáciles en los más de tres años -desde que se firmó el primer acuerdo de alquiler, en junio del 2022- que ha durado la convivencia. Todo se dio por terminado el 22 de noviembre, día en que el Barça volvía a disputar un partido en el Camp Nou y finalizaba su periplo en el Lluís Companys. Pero la reforma del estadio barcelonista es tan ambiciosa como compleja y existe un fantasma que amenaza con el regreso a Montjuïc durante el 2027: la cubierta.
De la misma manera que Joan Sentelles, el director de operaciones del Barça, calificó la tercera gradería del nuevo Camp Nou como la "joya de la corona" de la reforma, esta construcción tendrá como colofón la cubierta de 360 grados que cobijará los 105.000 aficionados que acudan al partido. Pero construir la cubierta es un dolor de muelas constante. El primer esbozo decía que se haría en el verano del 2025. Después, que se posponía hasta el 2026. Y lo último que ha trascendido es que será en el 2027. Aunque el problema no es el año en concreto, sino la dificultad de encajar la construcción de este gran paraguas en un verano donde haya suficientes días para trabajar sin interlocutor. Y, como admite una de las fuentes consultadas del Espai Barça, "necesitamos más meses de trabajo que días sin partidos tiene el calendario".
De tres a siete meses: el dolor de cabeza para encajar la cubierta en el calendario
En un primer momento, Sentelles hablaba de que harían falta tres meses para el big lift, el anglicismo que describe el levantamiento de la cubierta. Es decir, el tiempo que pasa entre que las piezas se hacen entrar en el estadio, se montan sobre el césped y se elevan hasta su posición definitiva a través de unos tensores. Mientras se hace todo esto, deben desmontarse sillas y el césped queda totalmente inservible, por lo que es impensable jugar ningún partido de fútbol. Pero esa cifra inicial de tres meses era muy optimista y en la última comparecencia pública Sentelles la elevó hasta los cuatro meses y medio.
Sin embargo, esto es menos de lo que sostienen los arquitectos que están diseñando la cubierta. Según ha podido saber el ARA, los primeros esbozos elevan el tiempo de construcción hasta los siete meses. "Estamos haciendo todo lo posible por acortar plazos. Por suerte, todavía tenemos tiempo", asegura a este diario una voz autorizada de la reforma del Camp Nou. Los especialistas consultados aseguran que es posible alcanzar los cuatro meses y medio que pretende el club, aunque alertan del riesgo de posibles retrasos: "No puede fallar nada. Al menor problema, retraso inevitable". La parte más conflictiva acaba cuando la rueda de bicicleta –así es como se conoce la estructura interior– ya está en su sitio. A partir de ahí, el proceso de cubrirla e impermeabilizarla puede realizarse mientras se disputan partidos.
El Barça necesitará alterar el calendario de Liga durante dos temporadas más
Cuatro meses y medio es más que un paro habitual de verano. Y es que, aparte de lidiar con los equipos de ingeniería, el Barça tiene previsto ponerse en contacto con la Liga para pedir un último favor en el calendario. La temporada 26-27 pedirá jugar los tres últimos partidos fuera de casa, pese al riesgo que esto supone jugándose hipotéticamente el título. Y, al igual que ha hecho este ejercicio, pedirá también que el 27-28 comience con las tres primeras jornadas a domicilio. Esto significa que el último partido como local sería en abril y el siguiente, a mediados de septiembre, después del parón por selecciones. Mayo, junio, julio, agosto y quince días de septiembre, esto es todo lo que tendrán de margen los operarios.
"Si es sólo por un partido, podemos pedir jugar al Johan Cruyff como este año. Pero si la cosa se alarga, habrá que pensar otra vez en Montjuïc", admiten en los despachos nobles del Barça. El problema es que el estadio olímpico está en proceso de desmontaje, por dejar de ser un campo de fútbol y volver a ser un equipamiento destinado a los conciertos multitudinarios. "Si el Barça necesita volver, se le podría habilitar el campo. Pero no podrá hacer el mismo negocio con productos dehospitality porque no habrá ni salas de reuniones ni las zonas vip", dice una voz autorizada vinculada a BSM, la empresa que gestiona los equipamientos del anillo olímpico. Un percance que puede ser más importante de lo que parece si se tiene en cuenta que la UEFA podría poner problemas para disputar partidos de Champions.