Barça

Gerard Martín se toma a pecho las coñas del vestuario del Barça

El defensa barcelonés no deja de crecer a las órdenes de Hansi Flick

BarcelonaUnos 15 kilómetros, A-2 arriba y abajo, son los que separan la residencia de los Martín Langreo de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, en Sant Joan Despí. Éste es el trayecto que Gerard, uno de los dos hijos gemelos de la familia, hace cada día para ir a trabajar desde hace poco más de dos años. Hasta entonces, alargaba un poco el camino por la misma autovía hasta Cornellà de Llobregat, donde aprendió el oficio de futbolista, y en dirección contraria hasta Igualada, donde estudiaba administración y dirección de empresas (ADE).

La A-2 es la carretera que miles de catalanes cogen rutinariamente para perseguir sus sueños y ganarse las algarrobas. Transportistas, cirujanos, profesores, operarios, cocineros... profesionales de todo tipo pasan horas y horas de su vida sobre ese asfalto. También Gerard, un trabajador más, transita desde hace más de un lustro entre camiones y sufre caravanas en hora punta para ir de casa al trabajo y del trabajo a casa, donde come lo que los padres —madre informática y padre comercial del sector alimentario— le ponen en el plato y se recluye en la habitación que le ha visto crecer. Lo único que ha cambiado a simple vista es el vehículo que conduce —ha pasado de un destartalado Seat Toledo a un elegante coche de empresa— y que de vez en cuando, en tiempo de recreo, lo paran por la calle para pedirle fotos y autógrafos.

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Aunque se esfuerce por pasar desapercibido, estar consolidado en el primer equipo del Barça empieza a pesar en el día a día de Gerard Martín. A punto de cumplir 24 años, el defensa barcelonés encarna el triunfo de la working class, tal y como la propia entidad quiso elogiar hace unos días en una publicación en las redes. Llegó al club de sus amores por la puerta trasera, cuando empezaba a pensar que el fútbol sería más un pasatiempo importante que el centro de su vida, y ahora el barcelonismo se ha acostumbrado a verlo en el once titular. Hansi Flick le rescató en el verano del 2024 tras una sola temporada en el filial y creyó en sus cimientos para oxigenar a Alejandro Balde en el lateral izquierdo. Meses después, Gerard renovó hasta el 2028, fue titular en una final de Copa del Rey ganada en el Real Madrid y mimó un billete para la final de la Champions con dos asistencias geniales (y una falta en contra no concedida) en una noche de mal recuerdo en Milán.

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Sin entrenamientos hasta la última gira

Con tres títulos en la fiambrera, Gerard sigue circulando con velocidad de crucero. Por la A-2 y cualquier carril que le toque explorar. Ha pasado de ser una alternativa cumplidora en Balde a acumular cinco partidos seguidos (cinco victorias) como central zurdo. No ha desperdiciado la inestabilidad de una posición que ha vivido la traumática salida de un capitán sin brazalete como Iñigo Martínez, la irregular disposición de un experto como Andreas Christensen, los problemas de salud mental de un coloso como Ronald Araujo y la circunstancial adaptación de un comodín como Eric Garcia. Silencioso, astuto y fiable (sólo se ha lesionado en la mano en una acción fortuita), empieza a convertir en realidad el cachondeo de llamarlo Gerard Maldini en referencia al mítico defensa italiano. De hecho, la dupla en el eje que forma con Pau Cubarsí lleva el juego de palabras un poco más allá, ya que el apellido del joven de Estanyol también recuerda al de otro célebre excentral del Milan de los años 90: de Cubarsí a Cubaresis (en homenaje a Franco Baresi).

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Bromas y comparaciones aparte, Flick celebra el hallazgo. "Gerard nos da más oportunidades de salir con el balón jugado", asegura el entrenador alemán, que observa en el barcelonés a un central tan capaz de ganar duelos por arriba y por abajo como de dividir en conducción y de encontrar pases para fluir en ataque desde posiciones defensivas. Contra el Eintracht de Frankfurt incluso se atrevió con un disparo lejano que obligó a Michael Zetterer a volar hasta la escuadra. Todo esto lo ha aprendido en pocos meses, ya que su experiencia como central en el Cornellà fue más bien con líneas de cinco y tres. Aparte, según reconocen al ARA fuentes cercanas al vestuario, Flick no lo probó en el eje en ningún entrenamiento del curso pasado. Su primera incursión en esta especialidad con la línea avanzada fue en la gira veraniega en tierras asiáticas, mientras Iñigo Martínez negociaba con los saudíes. El currículo de Gerard Martín, por tanto, va sobrado de capacidad de improvisación y adaptación. Ferma es su candidatura a trabajador del mes en Can Barça.