La gran paradoja del Barça de Xavi
El equipo azulgrana se ha desdibujado en varias direcciones desde la lesión de De Jong a finales de septiembre
BarcelonaSi todo va bien, Frenkie de Jong será padre por primera vez esta semana. En Barcelona, como él y su pareja Mikky querían. Por ello, pese a estar clínicamente recuperado de la lesión en el tobillo que se produjo a finales de septiembre, todavía no volverá a jugar el domingo contra el Alavés en Montjuïc (16.15 h). Mantener la baja le eximirá también del último paro de selecciones del 2023 y le permitirá, ahora sí, volver a ponerse la camiseta azulgrana en Vallecas el 25 de noviembre, dos meses y dos días después de caer. Asimismo, le ayudará a no perderse detalle de los primeros días de vida de su hijo.
Con el paso de las semanas, la lesión traumática de De Jong ha pasado de ser un contratiempo importante –era en ese momento el futbolista más utilizado por Xavi– a convertirse en una bisagra decisiva para entender el bajón del Barça. El entrenador vallesano espera con deleite el regreso de un jugador que, con los números en la mano, ha marcado la diferencia por su sola presencia (o ausencia).
Con él en el campo, el equipo acumuló siete compromisos: cinco victorias, un empate –polémico, la primera jornada en Getafe– y sólo una derrota parcial –contra el Celta, el día en que se lesionó– que después fue un triunfo agónico. Con el neerlandés en la medular, el Barça podía tener partidos cómodos –dos goleadas, en el Betis y el Amberes– y prácticamente no probaba el marcador en contra. Sin embargo, sin él en el césped, el conjunto barcelonés no ha ganado ningún partido por más de un gol de diferencia, se ha tenido que rehacer de resultados adversos –Mallorca y Granada– y ha perdido dos partidos –Madrid y Shakhtar–. En definitiva, la baja de De Jong ha ilustrado una parte importante de las fatigas recientes de los de Xavi.
En el capítulo estrictamente individual, el ex del Ajax hizo un gol importante en el campo del Villarreal, una asistencia clave para Lewandowski en Pamplona y una actuación excelente contra el Cádiz que le valió llevarse el MVP del partido. Sin embargo, es en términos colectivos, que no son tan fáciles de medir con datos de fácil interpretación, donde se ha notado más su ausencia. "Con él, salimos de la presión con mucha más fluidez", dicen en este sentido en el ARA desde Sant Joan Despí. La lectura cuadra con la pérdida de atributos que ha experimentado Oriol Romeu, que empezó instalado en el 11 junto a De Jong y ahora, sin el neerlandés, sufre mucho en construcción, como bien volvió a verse en Hamburgo contra el Shakhtar.
Gündogan y Romeu, daños colaterales de la baja de De Jong
El de Ulldecona, que a diferencia de Busquets no es capaz de ordenar al equipo a través del pase, necesita a otro centrocampista en la base. Con Frenkie cerca vivía cómodo, pero sin él ha perdido la titularidad. Al principio, Xavi intentó que Gündogan bajara unos metros para ayudarle, pero no fue lo mismo, por lo que el alemán pasó a ser directamente pivote, Romeu fue al banquillo y el joven Fermín entró como interior. La lesión de De Jong, por tanto, ha afectado de lleno a la adaptación de dos de los centrocampistas que han llegado este verano. Uno ha perdido el papel en la obra y el otro ha tenido que hacer tantos que empieza a no saber qué se espera de él. Por otra parte, añaden desde la ciudad deportiva, la baja de Frenkie condiciona la gestión de las transiciones rivales, más habituales ahora que el equipo ataca con dos laterales ofensivos (Cancelo y Balde). El neerlandés es el centrocampista más rápido de la plantilla y, por tanto, el más preparado para frustrarlas.
Dos años después de su llegada al banquillo del Barça, al tiempo que en uno de los momentos más bajos de esta aventura, Xavi descubre que un jugador que estaba llamado a marcharse para dejar un buen traspaso a las arcas y, así, liberar una de las fichas más caras de la plantilla, ahora es una clave de vuelta imprescindible para "atacar mejor" y "tener un mejor posicionamiento". Estos fueron dos de los conceptos que el entrenador repitió ayer durante la charla de 45 minutos que impartió tras el Shakhtar. Dos mandamientos que, con De Jong en el césped, parecen más verosímiles. De la resistencia a marcharse a la capitanía con galones en el césped, el neerlandés es la gran paradoja del Barça de Xavi, un equipo que quería jugar a una cosa y que al final, entre herencias, limitaciones y penurias, sólo sabe ser fiable jugando a otra.