Liga de Campeones

Un colosal Lamine Yamal impide que los fantasmas se apoderen del Barça

Milà decidirá quién es el finalista después de una ida de semifinales que empieza torcida en Montjuïc (3-3)

Lamine Yamal celebrando el primer gol
02/05/2025
4 min

BarcelonaLamine Yamal nos está enseñando a todos los catalanes a quitarnos los miedos de encima, a dejar de remover, de no querer molestar a nadie, de pecar demasiado prudentes. Lamine Yamal interpela directamente a todos los que amamos al Barça para decirnos que, con él, todo es posible. Que los milagros también existen en el fútbol, ​​y si el Inter te clava dos goles en sólo 20 minutos en Montjuïc, él lo arreglará, y con ese equipo lleno de futbolistas de la casa y un brasileño llamado a luchar por el Balón de Oro se pueden remontar finales en el Real Madrid y luchar semifinales por mucho que se tuerzan una vez. La vuelta a Milán del próximo martes decidirá hasta dónde llega la fe del Barça de Hansi Flick.

A Montjuïc, donde no llegaban las piernas, llegó el corazón. El equipo se sobrepuso a un 0-2 en la primera mitad y al 2-3 en la segunda gracias a una nueva actuación colosal de Lamine Yamal, en su partido número 100, que para siempre quedará instalada en el corazón del barcelonismo. En una ida de semifinales con las emociones a flor de piel, Lamine Yamal, Ferran y Sommer, en propia portería tras un latigazo de Raphinha, neutralizaron las bofetadas de Thuram y de Dumfries por partida doble, en dos saques de esquina Szczesny habría podido hacer algo más.

En la mejor entrada a Lluís Companys de la temporada, tocó empezar sufriendo. Estar entre los cuatro mejores equipos de Europa significa enfrentarse a rivales que salen con el cuchillo entre los dientes desde el primer minuto. Ambos equipos demostraron en una gran batalla en Montjuïc por qué pugnan por estar en la final del 31 de mayo. Los italianos son un equipo que te engaña, que te deja creer que lo dominarás, que parece retroceder y que no quiere saber nada de la pelota hasta que huele la sangre y te golpea en la yugular.

Así llegó la primera bofetada, cuando los aficionados más tardíos aún no habían ni podido poner el culo en la silla, el equipo italiano trenzó una jugada veloz por el eslabón más débil de la defensa: la banda izquierda de Gerard Martín. Dumfries, una de las piezas más valiosas del conjunto milanés, sirvió un centro al primer palo que Thuram, que llegaba entre algodones a la cita, transformó en un golazo con un remate de acicate ante la cara de incredulidad de Szczesny.

Montjuïc reaccionó con un sonoro aplauso: bien para dar una inyección de optimismo a sus jugadores, bien para silenciar la juerga de los cerca de 3.000 seguidores italianos ubicados en el gol sur. El equipo, impulsado por un Lamine Yamal que había hecho temblar las piernas de toda la afición retirándose del calentamiento antes de tiempo, se cargó al equipo en el hombro y el Barça trató de exprimir una de sus mejores virtudes: cuidar y amar el balón e intimidante con las escomas. Montjuïc latía, el Barça mordía y el Inter se defendía. Pero los italianos volvieron a golpear directamente a la autoestima azulgrana. En uno de los pocos ataques de la primera mitad, rascaron un córner que supuso el 0-2. Centro al segundo palo, Acerbi hizo valer su fortaleza para saltar y asistir a un omnipresente Dumfries que, esta vez sí, logró mutear a Montjuïc.

El golazo de Lamine Yamal

El segundo tanto de los italianos heló la sangre de los barcelonistas, que, abatidos, necesitarían unos instantes para reaccionar. No podía ser, no podía ser que después de llegar hasta aquí el guión fuese tan injusto y tan doloroso. No podía ser que en el regreso a unas semifinales de la Champions más de un lustro después, el relato fuera el de un cuento de terror. El estadio entraba en la penumbra, los fantasmas de una década de eliminaciones querían apoderarse de las almas de los seguidores, hasta que Lamine Yamal dijo que no, que la suya era apenas ha empezado y con un golazo que hizo temblar los cimientos de Montjuïc sacó al Barça de la penumbra. La diana introdujo de nuevo al equipo, no sólo en el partido, sino de lleno en la eliminatoria.

La diana imposible de Lamine Yamal fue un balón de oxígeno que hizo reventar los decibelios del estadio y que catapultó a un Barça que tuvo que lamentar la lesión de Kounde. las leyes de la gravedad antes de que se lesionara Lautaro para el Inter.

El empate del Barça correría a cargo de Ferran, un luchador que no se rinde, que embocó un caramelo servido por Raphinha tras un centro precioso de Pedri. El brasileño, que fue de menos a más, marcaría un gol vitamínico en la reanudación, cuando el Barça volvió a ser castigado por culpa de una mala salida de Szczesny en un saque de esquina y un marcaje pobre de Olmo que Dumfries convirtió en el doblete.

Pero el Barça no tardó nada en contestar, también de córner: balón servido atrás que Lamine Yamal deja pasar y cacao de Raphinha que rebota en el larguero y Sommer antes de entrar a gol. El marcador de 3-3 cerraría una ida de semifinales extasiante en la que el Barça mereció ganar, pero el palo y el portero del Inter lo impidieron en unos últimos minutos extenuantes.

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