Barça

La herencia de Bartomeu que Laporta no ha desterrado del Barça

El club no sólo no ha podido borrar del todo los contratos ascendentes y de larga duración, sino que también ha firmado nuevos

Barcelona"No se confundan: lo de los contratos fuera de mercado viene del primer mandato de Laporta". La sentencia corresponde a una persona que ha tenido acceso a los libros de contabilidad del Barça en los últimos lustros. Habla de una tendencia que se volvió monstruosa durante el gobierno de Josep Maria Bartomeu (2015-2020) y que aún hoy lastra la economía de la entidad azulgrana en forma de pagos diferidos o de acuerdos millonarios que no se traducen en rendimiento en el césped.

En su segundo mandato presidencial, Laporta lidia desde el primer día con esta losa, que todavía afecta negativamente en términos del célebre fair play financiero. Pero su gestión, tan crítica con "la herencia nefasta" que recibió, también explora remedios que la junta de Bartomeu bendijo para que el primer equipo de fútbol, ​​en busca de la calma institucional, no perdiera competitividad. Uno de ellos son los llamados contratos ascendentes. Según esta fórmula, los futbolistas aceptan cobrar menos de entrada, pero al mismo tiempo ven compensado el gesto con un compromiso largo y unos emolumentos crecientes, dos caramelos que les aseguran estabilidad económica y les empoderan en caso de que el club quiera traspasarlos.

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Frenkie de Jong, fichado por la antigua directiva, es beneficiario de este privilegio, que le ha permitido aferrarse a la silla siempre que se lo han movido desde arriba. Pero Robert Lewandowski, adquirido por la cúpula de Laporta gracias al frenesí financiero de las denominadas palancas, también firmó un acuerdo ascendente a cambio de enfundarse la camiseta culé. Según cifras adelantadas por la Cadena SER y confirmadas por el ARA, el delantero polaco, que este verano cumplirá 36 años, cobró 20 millones brutos su primera temporada, percibirá 26 este curso y tiene garantizados 32 más el próximo. Además, si disputa el 55% de los partidos de la próxima temporada, tendrá derecho a un cuarto año de contrato a razón de 26 millones brutos. Todo ello sin contar primas por títulos conseguidos.

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Estas cantidades marcan el techo de la escala salarial del Barça y son proporcionalmente inversas a las prestaciones de Lewandowski, que ha esperado el tramo menos trascendente del curso (ya sin títulos colectivos al alcance) para poner a los suyos números goleadores a la altura de lo que se espera de él. Sin embargo, con 17 tantos en 34 jornadas de Liga, está a tres del pichichi parcial, el gironista Artem Dovbyk, y en uno de Jude Bellingham, el máximo realizador del Madrid. "Decidiremos sobre él a final de temporada", manifestó Xavi Hernández en su comparecencia previa al desplazamiento a Montilivi. Palabras poco contundentes que el ex del Bayern recibe como cosquillas, consciente de que Vitor Roque no es competencia, que ningún equipo europeo igualará las condiciones del contrato que le ampara y que ir a Arabia Saudí ahora mismo es una opción real. Mala pieza en el telar si Laporta llama a Zahavi para que su representado baje el salario.

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Lewandowski no es el único caso de contrato ascendente

Pero los contratos ascendentes, en ese mandato presidencial, no son patrimonio 100% exclusivo de Lewandowski. Hay otros casos en la actual plantilla. Por ejemplo, Jules Kounde, que aceptó cobrar menos de 10 millones brutos en el primer curso a cambio de pasar a percibir más de 12 brutos en los cuatro restantes. También llegaron en verano del 2022 Franck Kessie y Andreas Christensen, que firmaron libres de traspaso con un sueldo elevado, una prima de fichaje prorrateada y cantidades ascendentes. Solo el segundo se mantiene en la plantilla azulgrana. Rompe la tendencia İlkay Gündoğan, que tiene un contrato por dos temporadas y una opcional a razón de casi 20 millones brutos. En el caso del alemán, no hay parábola creciente, pero sí un contrato bastante más largo del que le ofrecía el Manchester City para renovar (hará 33 años este octubre). Los futbolistas son como la banca: siempre ganan.

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