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Lo que Laporta no dice sobre el caso Negreira pero sus gestos sí

El presidente del Barça ha hablado tres veces sobre el escándalo arbitral: ¿qué expresa su comunicación no verbal?

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Diverses momentos de los vídeos de compareixenes relacionadas con el caso Negreira, por parte del presidet del Barça, Joan Laporta

Barcelona"El Barça en el pasado contrató los servicios de un consultor externo para informes técnicos sobre jugadores de categorías inferiores del estado español". Joan Laporta, que todavía no ha hecho ninguna rueda de prensa monotemática sobre el caso Negreira, quiso mostrarse explícito y riguroso al menos gestualmente (juntar el índice con el pulgar denota exactitud) ante las cámaras del Barça TV cuando el 15 de febrero la Cadena SER informó sobre los pagos a empresas del ex vicepresidente de los árbitros.

Aun así, en aquella intervención inicial, es interesante observar qué hace la otra mano (en este caso, la derecha del presidente azulgrana). Durante la respuesta la tenía en el bolsillo (típico de cuando escondemos algún tipo de información, aunque sean los propios nervios) hasta que Laporta añadió "adicionalmente, este mismo consultor externo hacía asesoramiento arbitral". Es en este instante cuando se encoge de hombros (se exculpa) y saca pecho (defiende) para asegurar que esta práctica es "muy normal en los grandes clubes".

Seguramente se trata de uno de los momentos de más sinceridad del máximo mandatario del Barça en todas sus declaraciones referidas a este tema porque, incluso, enseña las palmas de las manos (estudios han demostrado que si obligas a alguien a hacer este gesto es prácticamente imposible que pueda mentir). Después dejará de mirar al periodista que le sostiene el micro para dirigirse a cámara (buscar los ojos de los espectadores, complicidad) y advertir con cierta rabia contenida (enseña los dientes): "Culés, no es casualidad que aparezcan este tipo de informaciones cuando el Barça va bien". Pero si se quiere encontrar una postura todavía más categórica sobre la aceptación de esta polémica actuación del Barça –“y otros muchos clubes”–, fue la adoptada por el asesor de la presidencia Enric Masip este mismo martes al reconocer (baja la cabeza, admite el error) que “esto se tiene que mirar y no pasa nada, totalmente transparentes”. 

Para contestar al presidente de la Liga, Javier Tebas, que propuso que si Laporta no se explicaba tendría que dimitir, el presidente del Barça sacó a pasear en múltiples ocasiones un mismo dedo. No sean malpensados, no fue el corazón, sino el índice… Tanto apuntando al cielo (advertencia), cuando afirmaba "ya nos avisaron algunos de ustedes que el señor Tebas estaba detrás de una campaña reputacional contra el Barça y contra mi persona", como señalando hacia adelante (acusación) cuando revelaba que le preguntaron "directamente" y "se exclamó asegurándonos que no". 

Laporta volvió a aparecer públicamente en un acto con capitanes esta semana, después del cual todos los medios coincidieron en describir en sus crónicas que Laporta se había emocionado (¿atragantado?) hablando de los valores del club y cómo, según él, querían destruirlos por "envidia". Primero intentó disimular que se le iba rompiendo la voz tosiendo y sonriendo, pero finalmente dio un fuerte suspiro (desahogarse de la tensión acumulada) y los ojos se mostraron llorosos.

Ya sea porque es de esos hombres que todavía consideran que los sentimientos debilitan o porque todo ello se le está haciendo complicado de tragar, el presidente se mimó la garganta para que pasara rápidamente el mal trago. “No penséis que me emociono por debilidad”, se apresuró a aclarar. Dicho esto, se dejó dominar por la testosterona y tomó una actitud desafiante (odio cuando encoge las cejas y los ojos se le hacen pequeños y otra vez aparece el dedo índice pero ahora en posición de amenaza): “Me emociono porque tengo muchas ganas de enfrentarme a estos sinvergüenzas que están atacando nuestro escudo”.

Eclipsados por este momento, otros gestos pasaron totalmente desapercibidos. Representó la magnitud del problema con un puño que golpeaba al aire (fuerza, presión) mientras se refería al hecho de que “recientemente, hay unos ataques feroces para ensuciar nuestro escudo”. El puño se transformó inmediatamente en una mano abierta tajante que intentaba cortar de pura cepa la cuestión: “No tienen nada que ver con la realidad”.

Por otro lado, en la entrevista que realizó el martes Jordi Basté a Gerard Piqué, ex jugador del Barça en activo durante los años de los supuestos favores arbitrales, también se trató el caso Negreira. “Pongo la mano en el fuego, el Barça no ha pagado a los árbitros. Si quieres comprar un árbitro es tan fácil como darle un sobre en negro”, sentenció el ex jugador azulgrana. Sin embargo, cuando el periodista le preguntó si sabía o le constaba que el Barça había pagado a Negreira durante 20 años y Piqué asegura que “no” mientras se rasca las dos orejas en cuestión de segundos (o lo que escucha le chirría o se prepara para no ser sincero). Con todo, este mismo gesto Piqué lo repitió en muchas ocasiones a lo largo de la entrevista. Pero este ya sería otro tema…

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