Barcelona¿Cómo será vivir como Joan Laporta? El presidente del Barça es de esos personajes que fascinan, ya que rompe tópicos sobre el catalanito de toda la vida. Nada que ver con la imagen del tendero, con el auca del Señor Esteban y aquella gente que tenían dinero, pero no se cambiaban de calcetines hasta que tenían muchos agujeros. Nada de esconder los duros bajo un azulejo, nada de ser un rico modesto. Laporta anda por la vida de una forma diferente. En la americana, podríamos decir. Lo bautizaron como el Kennedy azulgrana, en su día.
Siempre he pensado que Laporta tiene mucho político estadounidense. Esta increíble capacidad de aparentar control de la situación cuando todo cuelga de un hilo es fascinante. ¿Cómo será vivir como Joan Laporta? Yo me lo imagino un poco como el Walk on the wild side de Lou Reed. ¿Te animas a vivir al límite? ¿Quieres jugar fuerte? Laporta es tu marido. Una mezcla de abogado catalán y protagonista de The West Wing o House of Cards en la Casa Blanca.
Faltan pocos días para finales del 2024 y aún no sabemos si Dani Olmo podrá jugar. ¿El regreso al Camp Nou? Quién sabe cuándo. Habrá que ver dónde se juegan los partidos del Barça de Champions a finales de temporada. Muchos barcelonistas se cabrean. Otros se muerden las uñas. Normal. Pero Laporta es así: calma en medio de la tormenta. Como ocurre en la política de altos vuelos, muchas veces no hay plan. Lo que existe es un objetivo, pero para llegar se va improvisando. Ahora un pacto, ahora un suerte, ahora una jugada sorprendente.
Es un personaje fascinante, Laporta. Consigue gestionar uno de los mayores clubs deportivos del planeta con un manual que no se estudiaría en ninguna universidad. Encaja en lo de hombre hecho a sí mismo. En una era donde los clubs se gestionan como grandes empresas con profesionales formados en Harvard, él hace la suya con una directiva pequeña que pinta poco, sin vicepresidente económico y haciendo de la improvisación un arte. Primero se ficha al jugador y después se ve cómo se inscribe. Primero se sacan adelante las obras y después ya analizaremos el calendario.
Es de empezar las cosas por el tejado, Laporta. Y cómo no, mucha gente no lo ve con buenos ojos. Pero lo que no le podemos negar es que siempre da la sensación de que saldrá adelante. Que encontrará una solución. Que ha entendido mejor que muchos otros cómo funciona esta casa de locos que es el fútbol. Un deporte donde existe la dictadura del balón: si éste entra, lo demás importa poco. Laporta lo sabe. Lo entendió de muy joven y se mueve con comodidad en un contexto en el que otros ya habrían saltado por los aires.
Laporta nos pone delante del espejo, a los catalanes: a unos les fascina que no tenga miedo y viva al límite. A otros les asusta la falta de proyecto y los volantazos. Para unos Laporta es todo lo que ellos querrían ser. Para otros, todo lo que no quieren ser. Al presidente le gusta andar por la parte salvaje de la vida. Y qué mejor sitio para hacerlo que el fútbol, donde todo vale. Ésta es la clave, de hecho. Que no todo vale en la vida.