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Lewandowski, 60 millones y las dos frustraciones de Messi

El delantero polaco es el principal argumento del Barça para alejar fantasmas en Europa contra el Inter de Lautaro Martínez

Lewandowski, celebrando su hat trick a la Champions
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MilàAunque parezca mentira, el Barça de Josep Maria Bartomeu tenía un plan para contentar a Leo Messi y aplicar vaselina previa a la negociación para ampliarle el contrato más allá del 30 de junio del2021. El problema es que la pandemia de covid lo echó por la borda antes de poder ejecutarlo. Bastante antes de la destitución de Ernesto Valverde, en enero de 2020, el área deportiva azulgrana sabía que tenía que renovar los liderazgos alrededor del 10. Y, en este sentido, puso el foco en Lautaro Martínez, punta de lanza del Inter de Milán, rival del equipo azulgrana este martes en un partido vital para sus aspiraciones europeas (21 h, Movistar LaLiga). El delantero argentino era el escogido para relevar a Luis Suárez, que cinco años después de su llegada al Camp Nou ya daba evidentes síntomas de agotamiento.

Fuentes del anterior gobierno del Barça admiten al ARA que Lautaro estuvo "muy cerca" de ser culé. Después de renunciar el verano de 2019 por falta de margen salarial y por las altísimas pretensiones del Inter, que se descolgó pidiendo más de 90 millones de euros, el club catalán y el lombardo apalabraron un traspaso para el curso siguiente a cambio de unos 60 kilos. El acuerdo, sin embargo, solo estuvo vigente hasta abril de 2020, cuando el Barça asumió que los efectos del covid-19 serien funestos hasta el punto de provocar el colapso de la entidad. "Acordamos que no haríamos operaciones importantes por la falta de ingresos", recuerdan desde la antigua junta, donde se dejó de pensar en fichajes como el de Martínez para improvisar estrategias que sirvieran para rebajar la exagerada factura salarial de la plantilla. Con ninguna de ellas bastó para reparar el agujero el 30 de junio: 97 millones de números rojos. "Estuve realmente cerca del Barça, había hablado con Messi. Pero ellos tenían muchos problemas económicos y decidí quedarme", declararía el ariete albiceleste en el canal ESPN mientras negociaba su renovación para ser el jugador mejor pagado del Inter. Tiene contrato hasta 2026.

El Inter también lamentó los efectos del covid

Pero después de la derrota en Lisboa contra el Bayern Múnich (2-8) y del burofax de Messi, Bartomeu sí pudo ejecutar parte del plan que estaba previsto antes de la pandemia. Con Ronald Koeman como brazo ejecutor, consiguió la salida de Suárez, que se despidió llorando semanas después de que el Barça también abriera la puerta a Arturo Vidal e Ivan Rakitic, igualmente amortizados. Los millones liberados con el uruguayo, el croata y el chileno no se pudieron utilizar para traer ningún relevo. La única apuesta que se pudo hacer ese verano fue Sergiño Dest, cedido hoy al Milan, eterno rival del Inter. Para ese Barça en la ruina y que todavía no entendía de palancas económicas, Lautaro era un sueño imposible a pesar de que el club neroazzurro, que también necesitaba dinero, hubiera puesto todas las facilidades del mundo para que se hiciera la operación. Así frustró la pandemia el dulce relevo de Suárez que Bartomeu y compañía habían pensado para Messi, íntimo amigo del hoy atacante del Nacional de Montevideo.

Con la Pulga en París mientras Joan Laporta sueña en repatriarlo, el barcelonismo se encomienda al método de Xavi Hernández y a los goles de Robert Lewandowski para volver a ilusionarse. El delantero polaco, amo en la actualidad del espacio que Lautaro nunca pudo ocupar, espera acompañar al conjunto azulgrana en el proceso de exorcismo que quiere llevar a cabo en la Champions, una competición que no gana desde el 2015 y que últimamente causa solo disgustos entre los culés. Messi los sufrió hasta el final de su contrato, pero la temporada pasada, ya sin el argentino, el Barça tocó fondo en la máxima competición después de quedar eliminado directamente en la fase de grupos. Para alejar la reedición del fracaso, y después de caer en Múnich en la segunda jornada, el equipo quiere dar un puñetazo sobre la mesa e imponerse en el Giuseppe Meazza, que está en la órbita de los grandes escenarios europeos que tanto se le han resistido los últimos años.

Buena parte de esta lucha no se entiende sin Lewandowski, máximo goleador del Barça en la Liga (9 goles) que, a la vez, solo necesitó un partido de Champions (contra el Viktoria) para hacer más goles (3) que los azulgranas en toda la edición pasada del torneo. El solucionador de problemas polaco quiere someter al Inter y borrar la doble frustración de Messi. Por un lado, Lautaro, la amenaza neroazzurra al que el 10 solo ha podido asistir en la selección. Y, por el otro, la mochila de tantas noches de vergüenza europea lloradas por la afición azulgrana.

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