"No tiene problema con decir lo suficiente y marcharse”: el precedente a evitar con Hansi Flick
El Bayern, campeón del sexteto, descarriló cuando la relación entre el entrenador y la junta se rompió
BarcelonaA muchos aún les cuesta explicar cómo esa máquina perfecta que Hansi Flick diseñó con pocos meses, su Bayern de Múnic, acabaría deshaciéndose una temporada más tarde. Unos meses después de ganar el sexteto, un hito que hasta entonces sólo había logrado el Barça de Pep Guardiola, Flick presentó su dimisión. Pese a escribir el nombre de su Bayern en los libros de historia, al técnico le quedó colgando una etiqueta, una especie de leyenda que alerta sobre cómo acudió su segundo año a la capital bávara. Sin embargo, la intrahistoria conduce hacia una serie de disputas y discrepancias con la directiva que fue clave.
Entre los problemas para inscribir a jugadores en la Liga y las dificultades para volver al Camp Nou, en el Barça se ha encontrado un verano con bastantes dificultades. Pero esto no es ninguna novedad para Flick, que lo asumió desde antes de firmar. Pero mientras en Barcelona Flick se ha ido adaptando a las herramientas disponibles ya los contratiempos, en Alemania las diferencias con la llanura noble bávara acabaron con el técnico despidiéndose del Bayern. Aquí, de puertas afuera, siempre se mostró como un hombre de club, aunque de puertas adentro transmitió malestar por algunos temas. Uno de los más recientes ha sido la gira asiática.
Durante los primeros meses en Múnich, tras sustituir a Niko Kovac, Flick construyó un equipo con un sello propio. "Se encontró un escenario parecido al del Barça: un club en crisis y un equipo descontento. Y hizo lo que ya ha visto", explica Nico Linner, periodista del Bild. La relación con los despachos empezó a deteriorarse poco después. Sobre todo con Hasan Salihamidžić, el director deportivo. "Es uno de los principales motivos por los que se marchó", apunta Linner. Flick y Salihamidžić tenían puntos de vista distintos en cuanto a la configuración de la plantilla. Se decidió no renovar a Thiago Alcántara, que se marchó al Liverpool, y el director deportivo apostó por el catalán Marc Roca. Para la portería, Salihamidžić firmó con Alexander Nübel para elevar el nivel de competencia de Manuel Neuer, pero el guardameta abandonó del club habiendo disputado sólo cuatro partidos.
A Flick no le diseñaron el equipo que quería. Además empezó a correr el rumor sobre la posibilidad de que acabara dirigiendo a la selección alemana, justo después de que Joachim Löw renunciara a ella. Entonces, Salihamidžić empezó a tantear a otros técnicos. La relación entre ellos ya estaba rota. "Cuando a Flick se le presenta un escenario que le incomoda, es muy fiel a sus convicciones. Pide lo que necesita para trabajar bien. Y si no puede desarrollar el trabajo como quiere, no tiene problema en decir lo suficiente y marcharse", asegura Linner.
No dudó en decir la suya durante los días previos a la celebración de la Supercopa, con el Barça intentando inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor, algo que finalmente consiguió gracias a una cautelarísima del gobierno español. Aunque el club intentaba transmitir calma a los jugadores y al cuerpo técnico, fue el propio Laporta quien comunicó a Flick que no podrían jugar el torneo. El entrenador le pidió que fuese él mismo quien hablara con los futbolistas. No fue la única petición. En sus primeros momentos en Barcelona, no mostró ningún inconveniente en que Laporta y otros directivos se acercaran a ver los entrenamientos, pero les pidió que fueran vestidos con el chándal del club y no con ropa formal.
Los mensajes a Lamine Yamal antes de tomar posesión
Aunque Flick decidió renunciar al Bayern después de renovar, su relación con el vestuario se mantuvo intacta. "Siempre ha sabido llevarse bien con los jugadores. Es cercano, casi un amigo. Todo el mundo estaba encantado con él", rememora Linner. En el Barça ha seguido la misma fórmula. Con algunos jugadores, como Lamine Yamal, se escribía incluso antes de conocerse personalmente. Con el delantero catalán se envió mensajes durante la Eurocopa del pasado verano e incluso se atrevió a darle algún consejo. Antes de la España-Alemania de las semifinales, le detalló cuál era la mejor forma de atacar y cuáles eran los puntos débiles de David Raum, lateral izquierdo que Flick dirigió a la selección.
El Lamine Yamal del Bayern fue Jamal Musiala, otro de los grandes talentos mundiales. Además, también recuperó las mejores versiones de Gnabry o Coman, que ya no han vuelto a rendir a ese nivel. La segunda temporada la cerró ganando la Bundesliga, con una dolorosa eliminación en la Copa ante el Holstein Kiel de la Segunda División y cayendo en cuartos de final de la Champions ante el París Saint-Germain. Pese a ser una temporada digna, dijo bastante. Muchos le recuerdan que no pudo dar continuidad a esa máquina de marcar goles, pero se marchó con la sensación de no haber sido escuchado. "En Alemania sorprende mucho cómo Flick se ha adaptado a las limitaciones del Barça. Si se habla con él, es comprensible. Lo ha llevado a la perfección", remata Linner.