Barça

Pedri enciende la lámpara para alejar a los fantasmas de Montjuïc (2-0)

Triunfo sufrido ante el Cádiz en el estreno en el Estadio Olímpico de un Barça que solo sentenció al final con goles de Pedri y Ferran

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Ledesma, portero del Cádiz, atrapando un balón ante Lewandowski

BarcelonaEl Barça había perdido el gol. No sabía en qué momento había desaparecido, pero se quedó al borde de iniciar la defensa del título con dos empates sin goles. Hubiera hecho daño. Menos mal que le recuperó cuando los fantasmas de las críticas ya volaban sobre el estadio, cuando el reloj iba demasiado rápido. Suerte de un instante de magia de Pedri, con una de esas carreras en el corazón del área rival en la que el canario encuentra un agujero donde los demás ven hormigón. Un premio a la paciencia de Gündogan, al que no le quema el balón en los pies, autor de la asistencia. Entre ambos alejaron el miedo a repetir los hechos de Getafe, todavía muy presentes en la carne de los barcelonistas. La nueva vida en el Estadi Olímpic comienza con buen pie. Sufriendo demasiado, pero con buen pie. Y eso, pese a los nervios y errores de un equipo que no recuerda la última vez que Lewandowski parecía un candidato al Balón de Oro. Los goles tuvieron que ponerlos Pedri y Ferran cuando ya era noche cerrada.

Pero el Barça no se encuentra cómodo. El triunfo debería permitirle ir mejorando, pero aún parece un joven la primera vez que le obligan a llevar corbata. El calendario obligaba a los campeones a estrenarse con dos partidos consecutivos contra dos equipos tan complicados como acudir a un dentista que utiliza tenazas para sacar muelas. El Cádiz no juega tan sucio como el Getafe, pero también sabe jugar con el reloj y enrocarse en torno a su portero. Y qué portero, el argentino Ledesma. Dos manos prodigiosas dejaron a Lamine Yamal al borde de ser el primer jugador del Barça en marcar un gol en Montjuïc en partido oficia desde Messi en el 2009. Porque Xavi fue valiente, haciendo jugar a Lamine de titular. Poco importa que tenga 16 años, uno menos que Messi cuando debutó en el mismo estadio ante el Espanyol. Cuando un joven de La Masia tiene hambre y no tiene miedo, no puedes ponerle cadenas. Su primera parte gustó.

Xavi, sancionado, había decidido retocar cosas para ver si el equipo encontraba agujeros en el muro amarillo y elevaba el juego por encima de lo visto en Getafe. Sin Ronald Araujo, recicló a De Jong de central para dar así la primera titularidad esta temporada a un Gavi siempre revolucionado. Así Gündogan se acercaba a Oriol Romeu, llave de vuelta en medio del campo. La apuesta funcionó a medias. Si Ledesma no fuera tan ágil, Lamine Yamal pudo marcar un par de veces en un partido en el que fue de más a menos. Todo hubiera sido distinto, pero el balón no entró y llegaron los nervios. El Olímpic vio a un Barça a trompicones, algo precipitado y con los tobillos de barro. Si hace años Sergio Busquets, que está en las Américas ganando títulos con Messi, era el termómetro del Barça, ahora parece serlo Pedri. Cuando el canario mimaba la pelota, el Cádiz se hacía pequeño. Pero Pedri aún parece un poco perdido, intentando saber por dónde le toca atacar. El Barça necesita más de él, como quedó claro a cinco minutos para el final. Cuando dio un paso adelante, el muro rival se cayó.

Siempre que te enfrentas a un equipo de Sergio González sabes que tocará sufrir. Y así fue. De hecho, dos errores defensivos claros, uno de ellos de Balde, pusieron en bandeja en el Cádiz la oportunidad de marcar a la contra. Pero Ter Stegen se hizo gigante a la sombra del pebetero olímpico y demostró que ha vuelto de vacaciones con el mismo acierto que la pasada temporada. Suerte de él, o el mal pudo ser aún peor.

El gentío que subió hasta la montaña mágica, casi 40.000 espectadores, pasaron de las risas cómplices para descubrir un nuevo escenario a tirarse del pelo. El arbitraje no penalizaba las pérdidas de tiempo gaditanas, Fali se zampaba a un Lewandowski al que no dejan de hacer faltas, sin que sirva de excusa por su preocupante nivel de juego. Y cuando el Barça llegaba dentro del área, faltaba puntería. Como en Getafe, vaya. Con partidos así, un estadio se convierte en un animal vivo, que respira y sufre. Y más que animar, el Estadi Olímpic se desesperaba con cada jugada no finalizada, con cada falta visitante, con cada balón que no llegaba a un Lewandowski convertido en un alma en pena, demasiado solo, demasiado aislado.

Con el recuerdo de los hechos de Getafe demasiado fresco, el Barça fue cayendo a la trampa del rival, con un juego demasiado precipitado, y vio hasta tres tarjetas por protestar. Xavi, consciente de que el tiempo se había convertido en un enemigo, sacó de la cabeza a Gavi, siempre perdido en mil batallas, y un Balde con poca chispa y aposto por Ansu y Ez Abde. Se buscaba a un héroe mientras el Cádiz pinchaba con contras letales. Y el héroe sería Pedri. Qué falta le hace al Barça que el canario vuelva a enamorar en cada partido. Cómo promete su conexión con Gündogan. Una vez se encontraron, se dio la luz. Cayeron muros y se alejaron dudas, lo que permitió que Ferran aprovechara los pocos minutos que tuvo para marcar el 2-0 a la contra, con asistencia de un Lewandowski que deberá mejorar si quiere seguir jugando cada partido.

  • FC Barcelona: Ter Stegen, Kounde, Christensen (Eric Garcia, 80'), De Jong, Balde (Ez Abde, 68'), Oriol Romeu (Sergi Roberto, 80'), Gündogan, Pedri, Gavi (Ansu Fati, 68') ), Lamine Yamal (Ferran Torres, 85') y Lewandowski.
  • Cádiz CF: Conán Ledesma, Carcelen, Fali, Luis Hernández, Javier Hernández, Chris Ramos (Negredo, 86'), San Emeterio (Sobrino, 68'), Alcaraz, Ivan Alejo (Machis, 68'), Álex (Osmajic, 86 ') y Roger Martí (José Mari, 86').
  • Goles: 1-0 Pedri (82') y 2-0 Ferran Torres (94').
  • Árbitro: Alejandro Muñiz Ruiz (Galicia).
  • Tarjetas amarillas: Alejo (14'), De Jong (26'), Ter Stegen (26'), San Emeterio (46'), Gavi (47'), Pedri (75') y Javier Hernández (95').
  • Tarjetas rojas: ninguna.
  • Estadio: Olímpico Lluís Companys, 39.603 espectadores.
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