BarcelonaLos retrasos en las obras de gran envergadura son más habituales de lo que la gente piensa. Sean estadios, aeropuertos, rascacielos o carreteras, es difícil que las tareas se acaben el día que se había pactado previamente. Son proyectos de ingeniería muy complejos y basta con que falle algo para que toda la construcción se vea afectada. En el fútbol, el caso del Santiago Bernabéu es el más paradigmático, ya que debía acabar el verano del 2023 y, año y medio después, todavía hay mucho trabajo por hacer. Otros campos, como el RCDE Stadium, el nuevo San Mamés o el Metropolitano, se inauguraron con el inicio de la temporada futbolística pero aún quedaban algunos flecos por pulir.
Aunque los operarios trabajan a marchas forzadas, y que los trabajos en el interior de la primera y la segunda graderías no se detienen en las 24 horas del día, el Barça se añade a esta lista de estadios que van más tarde de lo previsto, al menos para completar la primera fase de la reconstrucción, que debía realizarse en 18 meses. El lunes la vicepresidenta Elena Fort y el director de operaciones, Joan Sentelles, comparecían por informar del proceso de regreso al Camp Nou y aseguraban que estaría a "finales de año". Pero en la misma comparecencia acababan admitiendo de forma implícita que, sea porque las tareas no estarían terminadas o por cuestiones burocráticas, cabría esperar hasta el 2025. Y el jueves el vicepresidente del área social, Antonio Escudero, explicaba en una entrevista en Catalunya Ràdio que volver a diciembre es "inviable" y hablaba de marzo. Un comentario que levantó mucha polvareda en las oficinas y que el club se encargó de desmentir a través de los canales oficiales.
No era un buen momento para salir del guión. El Barça acababa de poner en marcha toda la maquinaria para el regreso al Camp Nou, empezando por la venta de los 45.000 pases de temporada, que deben suponer unos ingresos aproximados de 20 millones de euros. Ahora bien, al igual que ocurrió en Montjuïc, existe el riesgo de que no se comercialicen todos, lo que supondría un impacto negativo en las finanzas azulgranas, ya que el dinero está presupuestado. Con el Seient Lliure desactivado, el club tampoco devolverá la parte proporcional del abono si se juegan menos partidos de los previstos. Ante la incertidumbre del regreso, el ARA ha podido constatar que algunos socios dudan si tomar o no el pase. El viernes era el primer día para que hicieran la preinscripción. Por el momento el club no ha facilitado sus datos.
La duda también planea sobre los responsables del Estadio Olímpico Lluís Companys. Tal y como explicó este diario, el club y Barcelona de Servicios Municipales (BSM) tenían apalabrado una prórroga del contrato de alquiler, que expiraba en noviembre. El nuevo acuerdo es hasta el lunes 31 de marzo. El día antes el Barça recibe al Girona. Las fuentes de BSM consultadas creen que esta fecha será la definitiva y no se plantean más prórrogas: "En el área de ticketing no las tienen todas porque hay que celebrar un concierto en mayo, pero confiamos en la palabra del Barça".
La versión oficial choca con lo que cuentan los operarios del Camp Nou
Pero, una vez más, la versión oficial de los responsables del Espai Barça choca frontalmente con lo que cuentan arquitectos, ingenieros y operarios que trabajan sobre el terreno, que ven más probable la versión de Antonio Escudero (marzo) que la de Elena Fort (finales de año). "En diciembre es imposible, y ya veremos si en marzo está terminado", explica al ARA uno de los arquitectos que esta semana ha visto de primera mano las obras de remodelación. Es la misma información que recibieron algunas de las empresas que tienen contratadas lonjas vip, ya quien se les dijo recientemente que habría que esperar hasta abril, alrededor de Semana Santa.
Mientras tanto, en el Camp Nou las tareas van a un ritmo frenético, hasta el punto de que muchos admiten que nunca habían visto a tanta gente operando en una misma obra. La segunda gradería, que ha tenido retoques mínimos, es la que está más avanzada, tal y como explican los que trabajan sobre el terreno. Allí se han empezado a instalar los 10.000 asientos que ya han llegado a las instalaciones, una sexta parte de los 62.000 que tendrá el estadio cuando se realice la reapertura, en el 2025. Ésta será una de las imágenes que se mostrarán el sábado a los compromisarios, en el punto seis de la asamblea, en los que el club presentará las últimas novedades del proyecto e insistirá en que la fecha de regreso es mucho antes de lo que auguran Escudero y los operarios.
En cambio, en el interior de la segunda gradería, en las tripas del estadio, todavía queda mucho trabajo por hacer. Por ejemplo, los lavabos, que apenas se están empezando a construir. En algunos tramos de la primera gradería sólo existe la estructura y en otros comienzan ahora los trabajos de impermeabilización. Quedarán para el final el resto de servicios y la iluminación, además de la habilitación de los vestuarios y de los espacios reservados para los medios de comunicación, para los operadores de televisión y para toda la logística del VAR. Y, por último, los accesos, que serán provisionales hasta el 2026, mientras duren las obras de la tercera gradería. "Y cuando todo esto esté terminado, faltará que se autorice la responsabilidad civil de hacer entrar a 62.000 personas", admite uno de los arquitectos consultados.
En el Barça están pendientes de la burocracia
En su comparecencia, Fort y Sentelles ponían el acento en la burocracia y dejaban caer que si se volvía más tarde de la cuenta sería por cuestiones ajenas al club. Los operarios habían solicitado unos meses de prórroga para poder trabajar hasta el verano y aplazar el regreso hasta la próxima temporada. Se iría un 25% más rápido, ya que no se compaginaría la reforma con los partidos. Pero la directiva se negó en redondo por cuestiones estrictamente económicas. Para cuadrar el presupuesto y llegar a los 154 millones previstos en concepto de estadio habría que jugar toda la segunda vuelta en el Camp Nou. Lo que, ahora mismo, es del todo improbable.