El retorno de Dani Alves, un descarado "dentro y fuera del campo"

BarcelonaEn su primer partido con el Sevilla, un amistoso, el árbitro pitó una falta en la frontal. Y Dani Alves (Juazeiro, 1983), acabado de desembarcar en Europa, "cogió la pelota y la metió por la escuadra". "Ahí ya demostró su personalidad, para decir «La chuto yo», y su calidad", dice el director deportivo del Sevilla, Monchi. Ya con un test negativo después de pasar el covid-19, Alves se encuentra a las puertas de su redebut con el Barça, un partido que podría ser el de Linares si finalmente es inscrito el mismo día del partido, tal como el club cree que podrá hacer. Y Monchi recuerda que, con el brasileño, el Sevilla fichó "un proyecto, un talento emergente con una pinta magnífica, a pesar de que necesitó un tiempo para cuajar porque se tuvieron que limar los defectos tácticos lógicos en un joven sudamericano". "Le costó, pero su talento hizo que poco a poco fuera ganando rigor dentro de esta anarquía que nunca ha perdido y fue creciendo de forma exponencial", destaca Monchi sobre el jugador con más títulos de la historia: un Alves fichado por el Sevilla por 850.000 euros en 2004 y traspasado al Barça por 35,5 millones en 2008.

Otra de las personas clave en el camino de Alves es Joaquín Caparrós, el primer técnico del Sevilla: "Siendo un desconocido, y muy jovencito [19], llegó a un continente y un fútbol totalmente diferentes a media temporada, y, claro, no fue llegar y triunfar, pero teníamos confianza en él porque sabíamos que sería un jugador importante. Vemos a un chico con mucha proyección y mucho talento y con un carácter descarado, dentro y fuera del campo, y ganador". "Siempre quería ganar. Era, y es, un animal de la competición. Era un lujo tenerlo, una gozada", admite Caparrós. En Sevilla todavía recuerdan la intensidad que Alves ponía en cada entrenamiento. "Después de los partidos los que habían jugado hacían trabajo de recuperación, pero él siempre quería entrenar normal. Yo le decía que el miércoles o el domingo volvería a jugar, pero él insistía. Y entrenaba al 100%, con más intensidad que los que no habían jugado. Los compañeros se sorprendían de su intensidad. Es competitivo al máximo. Él siempre quiere ser el primero: tanto cuando se tiene que hacer ambiente en el vestuario y ser divertido como, sobre todo, a la hora de entrenar", subraya Caparrós.

La ambición y el talento de Alves alimentaron la fe de Caparrós y Monchi en él: hasta el punto de acabar dándole la plaza de extracomunitario que estaba reservada al centrocampista mexicano Gerardo Torrado, uno de los dos únicos sevillistas que jugaron el Mundial del 2022. "Nos cayeron muchos golpes, y en algunos momentos el campo incluso gritó el nombre de Torrado como símbolo para protestar porque el equipo no iba bien, a pesar de que hoy no creo que haya ningún sevillista que no esté de acuerdo con aquella decisión", destaca Monchi. A pesar de admitir que el Sevilla "nunca" ha pensado en una segunda etapa de Alves en el Pizjuán, también afirma que "puede aportar mucho, tanto en el campo como en el vestuario: puede ser un gran maestro para adiestrar a gente como Pedri, Ansu, Gavi, Nico o Abde con su ilusión, sus ganas, su experiencia y su carácter competitivo".

En la misma línea, Jordi Roura, ex técnico del Barça, apunta que "el Dani Alves de 38 años no es el de 25, evidentemente, pero lo que no ha cambiado es el talante, el positivismo y el optimismo, el buen rollo, la valentía, la personalidad y, sobre todo, el carácter competitivo, y puede ayudar muchísimo a los jóvenes a entender qué es este club, qué supone jugar en este club". "Su fichaje será un acierto, porque, al margen de lo que pueda aportar deportivamente, puede ser muy importante y beneficioso en un equipo tan y tan joven, cargado de chicos de 17, 18, 19 o 20 años hasta el punto de que podría ser perfectamente un juvenil", argumenta Roura, que recuerda a "un jugador extraordinario físicamente y técnicamente que alcanzaba muchísimo terreno y que nos daba mucha riqueza porque nos ofrecía muchísimas soluciones tácticas ofensivamente y defensivamente". Además, Roura afirma que, "con un equipo tan jovencito, más sujeto a altibajos", el carácter y la experiencia de Alves pueden ayudar mucho al vestuario y a los jóvenes en momentos duros.

En este sentido, Marc Muniesa era también un adolescente cuando dio el salto al primer equipo, justo en el primer curso de Alves en el Barça (08-09), y desde Catar recuerda: "Cuando llegas, siendo un niño, estás un poco atemorizado, cagado, nervioso, y él era un tío cercano y cachondo, siempre de broma y con una sonrisa, de los que ayudan". "Tiene una calidad espectacular. Le enviabas un melón y te devolvía la pelota al primer toque. Recuerdo mucho la magnífica conexión que tenía con Leo [Messi]. Leo ha tenido muchos compañeros y muy buenos, pero con Alves se buscaban mucho. Y esto no se lo he visto hacer con nadie más: muchos buscan a Leo, pero la manera en la que Leo buscaba a Alves te demuestra el futbolista que era y que es", dice Muniesa. Además, destaca: "Es un líder no por lo que dice, sino por la intensidad que pone en todo. En los entrenos, si te ibas de él al cabo de medio segundo ya lo volvías a tener encima. Era muy pesado en este sentido, y seguro que los jóvenes ya se están empapando de su actitud, de sus ganas de competir y de ganar siempre. Quizás es el mejor lateral derecho de la historia del Barça, y por eso ha costado tanto tiempo encontrar a un sustituto, un lateral derecho como él".

Antes de despedirse, Caparrós, padre futbolístico de Alves, asegura: "Quien se piense que viene exclusivamente para llenar y crear buen ambiente en el vestuario está totalmente equivocado y no lo conoce. Será el más exigente. Insisto: no ha ido a Barcelona de paseo, sino porque quiere ayudar al Barça y tirar del carro en momentos difíciles y porque tiene entre ceja y ceja ir al Mundial, después de ganar las Olimpiadas en verano. Y cuando todos los chicos vean que es el primero de llegar a entrenar y el último de marcharse lo seguirán".