La factura del exilio del Barça en Montjuïc
Tras gastarse 24 millones para arreglar el estadio, ha seguido pagando por el mantenimiento y el alquiler de las instalaciones
BarcelonaEn mayo, después de terminarse la temporada de Liga, los operarios de Barcelona de Servicios Municipales (BSM) debían habilitar el Estadio Olímpico para organizar los conciertos del verano. Lo que no sabían era si el Barça iba a volver o no. Ante la duda, decidieron tocar poco, salvo el césped, que el club decidió llevarse al vivero. A finales de julio en BSM supieron que el Barça y el Ayuntamiento habían acordado la reapertura del Camp Nou por fases. En ese momento todo el mundo dio por hecho que la estancia azulgrana había terminado. Pero los retrasos en las obras frenaron el regreso al barrio de Les Corts, así que el Barça no tuvo más remedio que volver a utilizar Montjuïc. En sólo una semana el club gastó 1,2 millones de euros para dejarlo todo listo para el fútbol.
Ahora el Barça ya tiene la Licencia de Primera Ocupación (LPO) del Camp Nou para la fase 1a, y esperará a recibir la 1b para volver al estadio, cuando la capacidad sea de 45.000 espectadores. En el club esperaban tenerla a principios de noviembre y reabrir el Camp Nou por la visita del Athletic Club del 22 de noviembre. Pero, de nuevo, los retrasos –parte del material contra incendios todavía no ha llegado– lo ponen en duda. En el club son pesimistas y ven difícil poder volver antes de diciembre. De hecho, desde el área de ticketing hay voces que especulan con que el regreso no será hasta después de Navidad. Mientras, habrá que seguir en Montjuïc, con todas las desventajas que supone a nivel económico.
La primera temporada en el exilio (23/24) fue ruinosa. Sólo se facturaron 126 millones en concepto de estadio, 100 menos que el curso anterior en el Camp Nou (229). La 24/25 fue mucho mejor gracias a un cambio en la política de venta de entradas: se pasó a 175 millones facturados. Para ésta, la previsión es ingresar 225, contando que el tramo final de la temporada se haga en el barrio de Les Corts. Pero mientras tanto, es necesario seguir pagando el alquiler en Montjuïc que asciende a 900.000 euros mensuales de media, contando el estadio, la luz, el agua y el alquiler adicional de espacio por toda la logística de las realizaciones televisivas.
El Ayuntamiento de Barcelona hizo valer su posición de fuerza en la negociación con el Barça
"El Ayuntamiento sabía que el Barça no tenía alternativa, que iría a Montjuïc oa Montjuïc, y le apretó mucho en las negociaciones", admite un empleado calificado de BSM, conocedor del caso. Las conversaciones fueron tensas y fue muy difícil llegar a un acuerdo. El consistorio utilizó su posición de fuerza e incluso Jaume Collboni, actual alcalde y entonces teniente de alcaldía, llegó a dar la orden de detener las obras por la falta de consenso. Horas después el Barça bajó la cabeza y la adaptación del Estadio Olímpico continuó.
"Se puede entender que el Barça pagara por convertir a Lluís Companys en un campo de fútbol de primer nivel, pero había cosas, como la sala de control, que debían repararse a toda costa, y quizá se hubieran podido compartir los gastos", apunta esta fuente de BSM. El Barça se hizo cargo de todo. Pero ya en el primer verano BSM aprovechó que se habían construido palcos vip para comercializarlas en conciertos como Bruce Springsteen. La recaudación fue por esta empresa de titularidad municipal. En total, el club pagó 20 millones el primer verano, dinero que incluía los más de 3 millones de euros (3.321.000) del Plan de Movilidad, que suponían 1.867.000 euros en inversión y 1.454.000 en mantenimiento. Por último, abonó 4 millones adicionales por adecuar la montaña de Montjuïc.
A este dinero hay que sumar los gastos para rehabilitar el estadio después del verano, que ascienden a los 1,2 millones de euros antes mencionados. La mitad son para el nuevo césped, y el resto para la instalación de los turnos, de los sistemas de competición, de las sillas que se habían sacado para los conciertos, la reparación de los vestuarios y la colocación de los banquillos.
Aparte del alquiler que se paga a BSM, en cada partido es necesario un refuerzo especial de la Guardia Urbana para cerrar el tráfico en la montaña de Montjuïc y garantizar su seguridad. También, los buses lanzadera y el refuerzo en el servicio del funicular. Todos estos gastos también corren a cargo del Barça y suponen casi 140.000 euros por enfrentamiento. En total, alrededor de 12 millones de euros adicionales por temporada. "Hemos aprendido a hacer negocio en Montjuïc, pero necesitamos volver ya al Camp Nou para dejar de pagar dinero extra y que nos salgan los números", apuntan desde la directiva azulgrana.