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Así ha vivido Gavi en los once meses de calvario

El ARA habla con profesionales del Barça y el entorno del jugador para explicar el proceso de recuperación

Pedri, entregando el brazalete de capitán a Gavi

BarcelonaPocos futbolistas tienen el carisma de Pablo Martín Páez Gavira, Gavi. La ovación que se llevó el domingo, en el tramo final de un Barça-Sevilla festivo, era ensordecedora. Era el premio para un futbolista que ha permanecido once meses largos recuperándose de una lesión catastrófica en la rodilla derecha. Casi un año que se le ha hecho eterno, al joven centrocampista azulgrana, en el que ha pasado por todas las fases posibles, física y anímicamente. Gavi ya tiene el visto bueno para volver a jugar, aunque habrá que esperar unos meses más, hasta enero, para que recupere su mejor versión.

Los minutos ante el Sevilla fueron como ver la luz al final del túnel. "Se me ha hecho muy largo, sobre todo al principio. Ahora vuelvo a sentirme futbolista", manifestaba el jugador en la zona mixta. Más allá de lo físico, ha sido clave la parte psicológica en la recuperación. "No es fácil decirle a un jugador tan competitivo que estará un año sin jugar", admiten desde su entorno. A Gavi le costó cierto tiempo asimilar la situación. "El problema no era la lesión en sí, era convencerle de que había que tomarlo con calma", añaden las mismas fuentes. En los primeros meses, cuando alguien preguntaba por él, la respuesta era siempre la misma: "Anímicamente está jodido". Cada retraso en la recuperación era un varapalo. El primer diagnóstico era de siete meses. Después, que serían más bien nueve. Han sido once. Y ahora falta tomar ritmo competitivo.

Gavio entrenando con normalidad con el equipo al día siguiente de reaparecer.

Gavi nunca ha dejado de ser uno más del equipo. El Barça ha hecho esfuerzos para que estuviera siempre en dinámica y fuera un habitual en el vestuario, donde es muy querido por sus compañeros. También para Lamine Yamal, la gran estrella azulgrana ya la que Gavi se encarga de marcar de cerca "cuando considera que se está pasando de listo", aseguran con tono gracioso en Sant Joan Despí. El centrocampista también ha estado presente en la selección –donde sufrió la lesión en ese partido intrascendente contra Georgia–. Por ejemplo, estuvo en la grada en algunos partidos de la Eurocopa y le invitaron a la celebración del título.

Una recuperación más larga de lo inicialmente dicho

Los once meses largos de recuperación se explican por el protocolo que se sigue en futbolistas que, como Gavi, todavía están en edad de crecimiento (se lesionó con 19 años, ahora tiene 20). Tiempo atrás había una competición perversa entre los médicos para ver quién curaba antes un estropicio de rodilla y el resultado era que, al poco tiempo, o se volvía a romper o petaba la otra rodilla. Las cosas han cambiado y la prioridad es que la recuperación sea completa, sin recaídas. "Le han tenido que reconstruir el menisco y le han puesto un pedazo de tendón para sustituir el ligamento roto. Es una recuperación que quiere tiempo", explica una de las fuentes consultadas.

Todo el mundo ha mimado a Gavi en el gimnasio y en el campo de entrenamiento, y le han exigido ser el máximo de responsable en la vida privada. "¡Tenía las órdenes de no chutar ninguna pelota sin autorización, ni siquiera una pelota de playa!", afirman riendo desde su entorno. El jugador de Los Palacios ha sido disciplinado y ha ganado varios kilos de masa muscular aprovechando este año sin jugar. A nivel físico, médicos y fisioterapeutas le consideran "un privilegiado" y consideran que "son mínimas" las posibilidades de que tenga una lesión asociada a estar tanto tiempo fuera de los terrenos de juego –es lo que le ocurrió a Ansu Fati–. A partir de ahora le tocará ir jugando ratitos, aumentar las cargas de trabajo progresivamente y ganar confianza. En enero debería estar preparado para aguantar 90 minutos al máximo.

El consejo de dos jugadores con un largo historial de lesiones

Gavi ha pasado por muchas manos durante este proceso. Los médicos y recuperadores físicos fueron claves, pero también el consejo de compañeros y ex jugadores. Uno de ellos, su representante, Iván de la Peña, que sufrió también numerosas lesiones y sabía la importancia de hacer bien el proceso de recuperación. Han hablado todos los días y han compartido sensaciones. Tenían la opción de pedir ayuda psicológica, pero decidieron prescindir de ella. Otros ex jugadores de renombre como Carles Puyol, que en su día pagó caro acelerar las recuperaciones y acabó con molestias crónicas, también se han reunido allí habitualmente para animarle.

Lo más "complicado", explican, ha sido "encontrar el equilibrio" a la hora de hablar con el jugador y explicarle la hoja de ruta. "Hacer ver a alguien tan joven y que basa su fútbol en lo físico que lo más importante no era recuperarse médicamente, sino tener paciencia y no salir del guión para garantizar que cuando vuelva a jugar lo haga al 100%" . El consejo de los veteranos era bienvenido, aunque no podían pasarse de frenada para evitar el efecto contrario y derrumbar a Gavio anímicamente. No era fácil, pero han salido adelante y el queridísimo jugador del Barça ya vuelve a oler el césped, que es lo que más le gusta.

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