Liga Santander

El entrenador de Primera que ha estado cerca de la muerte tres veces

Julián Calero, próximo rival del Barça en la Liga, vivió en primera persona la DANA en la Comunidad Valenciana y los atentados de Madrid del 11-M

El entrenador del Levante UD, Julián Calero, observa atentamente el partido de LaLiga EA Sports ante el Deportivo Alavés en Mendizorrotza.
Raul Zambrano Lozano
22/08/2025
3 min

Barcelona"Venir al Levante no fue azar, ha sido mi destino. De la misma forma que debía estar en Atocha ese 11 de marzo del 2004". La vida de Julián Calero ha estado llena de obstáculos que ha tenido que superar. Fue uno de los primeros policías en llegar a Atocha tras los atentados, vivió en primera persona la tragedia de la DANA en el País Valenciano el pasado año y vio cómo sus amigos de la escuela morían por sobredosis con sólo 16 años. Este sábado, el técnico de Parla se sentará en el banquillo del Ciudad de Valencia para enfrentarse al Barça de Hansi Flick. "He frotado el larguero de la muerte ya unas cuantas veces. Como dice un amigo mío, el hombre de la guadaña me está buscando y yo la esquivo", bromeaba Calero en una entrevista en el diario Marca.

Calero recuerda cómo logró salvarse de una tragedia el 29 de octubre del 2024, cuando la DANA golpeó al País Valenciano. "Aquel día llegué a casa dos horas antes porque por la tarde salíamos de viaje hacia Pontevedra para disputar la Copa del Rey. Cuando marchamos ya teníamos muchísima agua, pero dos horas después se multiplicó por diez. Tuvimos mucha suerte porque era el primer día en toda la temporada que salíamos antes del entrenamiento", relataba de las localidades más afectadas por la catástrofe. Su mujer, Gema, que iba hacia Valencia, tuvo que pasar la noche en el coche en una gasolinera. "Nos pudimos comunicar hasta las seis de la tarde. Al día siguiente logré localizarla a las siete de la mañana porque encontramos un sitio con un mínimo de cobertura. Le dije que girara cola porque no podría entrar, el escenario era de guerra", revive el madrileño.

El técnico, que se mostró muy crítico con la actuación de las autoridades, también cargó con contundencia por la no cancelación de la Liga ese fin de semana. "Estoy avergonzado de pertenecer al fútbol profesional, deberíamos haber hecho fuerza para no jugar", explicó entonces a la Cadena SER un Calero que insiste en que la clave es no olvidarse de los damnificados pasado el tiempo. El madrileño lo tiene muy claro y solo conseguir el ascenso a Primera con el Levante tuvo un recuerdo hacia los afectados. "Quiero dedicarle esto a la gente de la DANA, a quienes perdieron gente y casas. Sólo los que hemos vivido en Valencia sabemos lo que hemos sufrido".

Los atentados de Madrid le marcaron la vida

Pero no ha sido la única tragedia que ha vivido en primera persona. Calero era policía municipal de Madrid cuando se produjeron los atentados del 11 de marzo del 2004. Junto a un compañero del cuerpo, estaba en un bar de Alcalá tomando un café cuando por la radio avisaron de una "explosión en Atocha". En menos de cinco minutos se plantaron en la estación y, aunque su función era asegurar el perímetro para garantizar el acceso de los sanitarios, bomberos y policías, optaron por entrar a ayudar a las víctimas y pusieron en peligro sus vidas. "Vimos la segunda mochila con la bomba que esperaba los cuerpos de seguridad para destrozar más vidas. Estaba escondida bajo un banco y avisamos a los Tedax. Cinco minutos después dijeron que saliéramos todas corrientes. Nos marchamos dejando allí gente que necesitaba ayuda", recordaba en la Cope.

Unos momentos de angustia que también los vivió, desde la distancia, su mujer. "Yo vivía en Parla e iba en tren hasta la unidad donde trabajaba. Aquella mañana pasé por Atocha como pasajero una hora antes de los atentados. Cuando llegué una vez ya se habían producido, la policía había desactivado la cobertura para que nadie pudiera detonar la segunda bomba y me quedé incomunicado después", recordó un Calero.

El motivo por el que viste de negro a los partidos

Después de vivir todo esto alguien puede pensar que es el motivo por el que el técnico del Levante siempre viste de negro. Pero la realidad, tal y como explicó en la entrevista con el Marca, es que lo hace para no olvidarse de su madre. Calero creció en Parla, una población de la periferia de Madrid con mucha pobreza en los años ochenta que la convertía en un nido de delincuencia y droga. "Cuando tenía diez años, mi madre me vio llegar de la escuela con dos compañeros de clase. Al entrar en casa me amenazó con que si volvía a verme con esas dos personas no me dejaría volver a jugar al fútbol. Yo no lo entendí, pero le hice caso. Ambos murieron con 16 años por salvación de la heroína. que ellos. El fútbol me ha aislado de este tipo de situaciones de drogas y mala vida”. El actual entrenador del Levante ha querido recoger todas estas vivencias en una biografía, escrita por el periodista Rodrigo Pérez Barredo bajo el título Julián Calero: fútbol al rescate.

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