Fútbol

Anaïr Lomba, 'Lombi': "Me retiro del fútbol porque no puedo ni andar"

Anaïr Lomba, ex jugadora de la Espanyol
26/01/2022
6 min

Sant Adrià de BesòsDecir adiós a los terrenos de juego siempre es complicado, pero hacerlo por segunda vez y obligada por una lesión traumática resulta todavía más difícil. Han sido días duros para Anaïr Lomba, Lombi, ya ex jugadora del Espanyol, después de que este lunes anunciara que, de nuevo, su rodilla había dicho basta. Es un emblema del club y siente un amor profundo por sus colores, que la hicieron volver de la retirada para vestir la camiseta perica. Su ilusión era conseguir volver a poner al club de su corazón en Primera; no obstante, lo tendrá que hacer desde la grada y no desde el césped, como ella querría. El día después de su anuncio, Lombi se sincera con el ARA.

¿Cómo has preparado el momento de anunciar tu retirada?

— Me lesioné hace un mes y la gente se preguntaba qué me pasaba porque no aparecía en las convocatorias. Con mis antecedentes, decir que tenía una lesión en la rodilla era prácticamente anunciar mi sentencia final y decidimos no decir nada. A mí esto de no explicar la verdad me estaba haciendo daño. El lunes fue muy difícil, pero lo necesitaba. Hoy ya vengo con otra mentalidad. No quiero entrar mucho en las redes sociales. Es cierto que me toca afrontar la situación por las entrevistas, pero cuando normalice mi situación ya estaré bien.

¿Cómo se afronta un día como el del lunes?

— No quería que llegara, porque nadie se quiere retirar, pero también lo necesitaba. Tenía que hacer frente a la realidad que me ha tocado vivir y, cuanto antes asuma que no puedo seguir siendo futbolista, mejor me irá.

¿De quién te acordaste en ese momento?

— Tenía muy presente a mi padre, porque no sabía nada. Sí se lo había dicho a mi madre, pero no a mi padre, porque ya conocía el estado de mi rodilla y no quería que lo siguiera pasando mal. Fui a casa por Navidad para decirlo, pero no fui capaz. Lo eché de menos ayer, pero también sabía que le haría daño estar ahí y prefería que lo viera desde casa para asumirlo.

¿Cómo fue la conversación con él después de anunciarlo?

— Se enfadó y me preguntó por qué no se lo había dicho. Le dije que no quería que lo pasara mal en Navidad. Creo que le he ahorrado semanas de malestar. Solo lo sabían tres personas y mucha gente notaba que estaba más triste. Es una cosa que tienes que asumir tú personalmente. Me he separado un poco del mundo para intentar encontrarme a mí misma. No sé si lo he conseguido y creo que me costará, pero es lo que tocaba.

¿Crees que necesitarás ayuda psicológica?

— El club me la ha ofrecido. Ha habido momentos en los que la tendría que haber usado, pero a veces me creo más fuerte de lo que soy y no lo he pedido. Es posible que la necesite, seguramente cuando lleve más tiempo retirada y haya asumido más la situación.

El proceso para llegar a la decisión de retirarte ha sido muy rápido.

— Yo ya sabía que mi rodilla estaba mal desde hacía tiempo. Parece que haya sido más rápido, pero internamente ya había hecho el proceso. Yo ya sabía que este sería mi último año, quizás por eso ya había empezado a digerir el adiós.

¿Cómo ha sido el dolor en este último mes?

— Estuve semanas con muletas, sin poder apoyar el pie. No tengo la movilidad completa de la rodilla y me están creciendo huesos para proteger la articulación por donde no tendrían que crecer. El dolor es lo menos importante, llevo tiempo conviviendo con él. El problema es la movilidad en el día a día. Hay un trabajador en el club que le pasó lo mismo y ahora corre maratones. No creo que pueda correr una [ríe], pero quiero volver a hacer una vida lo más normal posible.

¿Y ahora qué?

— Primero quiero recuperarme y andar, que ni siquiera lo podía hacer. Me encantaría volver a hacer deporte, pero ahora mismo es complicado. Sé que el club dejará que me recupere aquí y que me ayudarán. A partir de junio no sé qué pasará, pero sé que el club cuenta conmigo para que siga vinculada al equipo. Me he preparado para este momento durante mucho tiempo y tendré recursos para salir adelante.

Anaïr Lomba, ex jugadora del Espanyol, durante la entrevista con el ARA.

¿Es el mismo proceso que con la primera retirada?

— No, porque la primera vez había un pequeño porcentaje de posibilidades de volver y me aferraba a ello con todas mis fuerzas. Ahora sé que ya no hay opciones porque me juego mucho.

¿Y ha aumentado el sufrimiento respecto a la primera vez?

— Totalmente. Estar en el campo me hacía feliz, pero ahora no tengo esta opción.

¿Cómo te preparas mentalmente para asumir que no volverás al campo?

— Necesitaré un tiempo alejada de todo esto, pero tampoco puedo dejar del todo a mis compañeras. Estaré cerca y tendré que aprender a vivirlo de otro modo.

Cuando tú te retiraste dijiste que si volvías sería aquí. ¿Qué tiene de especial para ti el Espanyol?

— Yo he sido muy feliz aquí. El Espanyol me ha dado a las personas más importantes de mi vida en todos los sentidos: amigas, compañeras, gente que quiero y que querré tener en mi boda, el cariño que me ha demostrado la afición... Yo no he hecho nada fuera de lo normal, podrían idolatrar a otras jugadoras, pero me han escogido a mí. Yo quería devolvérselo todo al club.

¿Cómo tomaste la decisión de venir aquí a pesar del estado de tu rodilla?

— A mí me llamaron y dije que sí, sin pensar en la rodilla. No lo dudé y me puse a entrenar para volver. Mucha gente dice que me retiré porque no tenía ofertas, pero cuando me retiré con el Valencia tenía hasta cinco ofertas para seguir jugando a primer nivel. Son comentarios que hace la gente para hacer daño. A mí no me importaba jugar en Primera o en Segunda, acepto el rol que haga falta.

¿Te arrepientes de haber vuelto?

— No. Volví para jugar poco, puesto que había pandemia, y he jugado 50 partidos en estos años. Para mí valía la pena solo por el primero, porque quería acabar aquí.

Demuestras un amor muy puro por el club.

— Es mi forma de entender el fútbol. No me gusta el fútbol moderno y lo que conlleva; me gusta el fútbol de barrio, de sentimiento. Jugadores como Iago Aspas y su relación con el Celta. No puedo ser jugadora de un solo club porque no nací aquí, pero es un concepto que admiro y me fascina. No me gusta la gente que se mueve por dinero. Me siento de aquí y sé que algún día tendré que marcharme, pero seguiré siendo del Espanyol. Tengo mi carné de socia y un lugar en la grada, y lo seguiré teniendo cuando me marche. 

Anaïr Lomba durante la entrevista.

¿De dónde te viene esta filosofía?

— Yo vengo de un pueblecito de Galicia donde jugábamos en el barro. No tuve contrato profesional de futbolista hasta los 24 años y no me he criado con otra cosa. Cuando el año pasado nos dieron un coche me parecía una locura. Ahora soy la mayor del vestuario y no puedo olvidar todo lo que me ha costado llegar hasta aquí; las jóvenes quizás no lo valoran tanto. No creo que mi forma de pensar sea la mejor, cada uno tiene sus creencias.

¿Cómo viviste el descenso de categoría?

— Durante el año parece que te salvarás hasta que llega un punto en el que ves que no hay nada que hacer. Todas lloramos de rabia y de no saber qué hacer. Nos esforzamos al máximo y no pudimos cambiar la situación. Siempre me he considerado una persona fuerte mentalmente, pero el año pasado me mató. Este año el rol es diferente, pero mi cabeza seguía pensando en el año pasado. De todo lo que me ha pasado en mi carrera, esto es lo peor. Es una cicatriz interna que costará hacer desaparecer. Si este año conseguimos subir, mis compañeras conseguirán que me sienta partícipe de ello, como han hecho durante toda la temporada. Pondría mis dos piernas si me firmas que el Espanyol asciende este año.

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