Fútbol - Liga de Campeones

El Girona cae con la cabeza alta en un partido paranormal ante el Feyenoord

Dos goles en propia, un gol anulado y un penalti fallado condenan a los de Míchel en el histórico estreno de la Champions en Montilivi

El momento histórico del gol de David López
02/10/2024
3 min

GeronaA las 19:04 horas el Girona estaba ganando un partido de Champions. Parecía, y era, como se comprobó más tarde, irreal. Porque tan sólo duró cuatro minutos, hasta las 19:08 horas. ¡Pero qué cuatro minutos! Un período de tiempo en el que se sintieron invencibles. Un ratito precioso donde fueron los dueños del mundo. El 2-3 final del Feyenoord le despertó del sueño.

Fue una gran fiesta. Ni siquiera deslucida por el vacío de las gradas en el momento más deseado, el de oír el himno de la Champions en Montilivi, un estadio que no hace mucho acogía partidos de preferente. Girona estaba colapsada, a esa hora. Los accesos, estrictos, tampoco ayudaron al hecho de llenar deprisa las gradas. Ni el aguacero que caía, que seguramente fue bien a los aficionados visitantes para despejar la mente: desde primera hora de la mañana se los pudo ver en bares y terrazas de la ciudad, bebiendo sin freno. Eso sí, tuvieron un comportamiento ejemplar y no hubo que lamentar ningún tipo de incidente. Los gerundenses que había, mientras, pasaron un buen rato mirando el escenario, con los logotipos de la competición y estrellas por aquí y por allá, preguntándose si vivir aquello era lo más parecido a un milagro. Muchos lloraron.

Aún lo hicieron más cuando marcó David López, premiando un arranque fabuloso de los de Míchel, que deseaban darle continuidad al buen partido hecho en París. Ese día sólo la mala suerte impidió que rascase un empate, escapado de las manos de Gazzaniga en el tiempo de descuento. En un 2 de octubre también histórico, coleccionaron hasta cuatro ocasiones en los primeros quince minutos, en las que dominaron por completo un Feyenoord que desconocía que en ese estadio tan pequeño hubiera un equipo que ya no juega como el año pero que cuando se pone, se pone de verdad. El central rojiblanco aprovechó un rebote para convertirse en el autor del primer gol del Girona en competición europea. Su nombre será recordado para siempre.

Hace unos años, del club prácticamente nadie quería saber gran cosa. Girona es una ciudad que ha latido por el baloncesto, era el único que movía la ciudad. El fútbol no valía para nada. Sólo un entretenimiento para quien tenía algún familiar o amigo, o alguien que seguía yendo porque era lo que había hecho toda su vida. Ahora, en cambio, existe un boom mediático importante que incluso sobrepasa cualquier lógica razonable. Los más pequeños ven que su equipo participa en la Champions. Sus abuelos, a su edad, veían partidos en campos de arena. Comprobar el 1-0 en el marcador hacía venir vértigo.

El Girona, además, tiene la virtud de hacerla grande en los días importantes. Lo logró en el estreno en Primera, o en duelos de impacto ante el Madrid y el Barça. Y quien más quien menos sospecha que lo repetirá durante esa aventura. Pero el cuento de hadas no tiene obligación de acabar bien, aunque en esta participación los resultados sean lo menos relevante. En París perdió, en la derrota más feliz de su historia. Contra Feyenoord se congeló en pocos minutos, incapaz de conservar la ventaja.

Un cóctel de emociones

Le condenaron una jugada de estrategia que rebotó en Yangel Herrera y una pérdida del propio David López que Milambo envió a la red. Pero aún habría más, con la lesión muscular de Tsygankov, que anticipa unos terribles problemas en la rotación, contando que Blind y Romeu cayeron fulminados en Vigo. Y suerte de Gazzaniga, que solucionó un nuevo error en la salida del balón, deteniendo un penalti a Ueda.

¿Quiere más inconvenientes? Son ilimitados. La suerte también le fue esquiva en el provisional 2-2, anulado por un fuera de juego a Van de Beek. Y cuando podía sonreírle, en forma de penalti, Wellenreuter adivinó el disparo de Miovski. Era muy intenso. Y más que lo fue con el empate, al fin, de Van de Beek. Quedaba poco y Míchel hizo entrar a Stuani. Pero la gota que colmó el vaso fue el autogol de Krejci. Fue un estreno paranormal.

  • Gerona: Gazzaniga, Arnau, David López, Krejci, Miguel, Yangel Herrera (Portu, 82'), Iván Martín, Van de Beek (Jhon Solís, 82'), Tsygankov (Danjuma, 29'), Bryan Gil (Asprilla, 75 ') y Miovski (Stuani, 75'). Entrenador: Míchel Sánchez.
  • Feyenoord: Wellenreuter, Lotomba (Ivanusec, 82'), Beelen, Hancko, Bueno (Carranza, 71'), Hwang, Milambo (González, 82'), Timber, Osman (Zerrouki, 61'), Ueda (Trauner, 71') ) y Paixao. Entrenador: Brian Priske.
  • Goles: 1-0 David López (19'), 1-1 Yangel Herrera, en propia (23'), 1-2 Milambo (33'), 2-2 Van de Beek (73') y Krejci, en propia ( 79').
  • Árbitro: Urs Schnyder (Suiz).
  • Tarjetas amarillas: Yangel Herrera (4'), Osman (14'), Iván Martín (35'), David López (45'), Danjuma (49'), Bueno (60'), Hwang (64'), Van de Beek (75') y Stuani (89').
  • Tarjetas rojas: Ninguna.
  • Estadio: Montilivi, 8.752 espectadores.

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