El Girona desploma al Espanyol en una humillación histórica

GIRONAEl Girona escogió el mejor día de todos para reproducir con la máxima fidelidad posible el significado de la era Míchel. que la distancia entre unos y otros es, hoy por hoy, abismal. abatido, triste y sin argumento alguno. "El club está muerto, eso es una vergüenza", decían algunos narradores. .

Montilivi ya estaba haciendo la ola antes de la media hora, con un 4-0 en el marcador y entonando cánticos de 'A Segunda, en Segunda', recordando rivalidades pasadas de dentro y fuera del terreno de juego. Afortunadamente, no se lamentaron incidentes. Este Girona-Espanyol marcará un antes y un después en la historia de estos equipos. Los primeros, crecidos como nunca, sacando pecho de cada combinación, coreada con unos 'oes' que acompañaban a una superioridad inaudita; los segundos, abandonados a su suerte, cabizbajos y sin respuestas. Es la séptima derrota en ocho partidos de Liga de los de Manolo González, que queda debilitado y contra las cuerdas; y es la tercera victoria consecutiva de los de Míchel, que, por primera vez desde principio de curso, duermen en Europa. Parece mentira, con todo lo que han ocurrido.

El refuerzo para los rojiblancos era necesario, después de semanas y semanas haciendo las alineaciones según los ocupantes de la enfermería, que prácticamente se ha vaciado durante el paro. Míchel siempre ha defendido que, cuando todo el mundo estuviera listo y el equipo pudiera entrenar, el rendimiento mejoraría. Dicho y hecho. La primera media hora de un derbi catalán donde incluso pudieron dosificarse piezas, fue, de largo, la mejor de la temporada. El Espanyol no pudo ni abrir la boca ante la evidencia y se fue empequeñeciendo a medida que recibía golpes sin freno. Tendrá que trabajar mucho el aspecto anímico, porque el destrozo sufrido hará daño y sangrará varios días.

Bryan Gil, un gol y dos asistencias

Sólo que confíe en sí mismo la mitad de lo que lo hace el Girona, tendrá opciones a salir adelante. Porque lo de los rojiblancos es pura fantasía. Incluso Bojan Miovski, que aún no había marcado ningún gol más allá de un doblete contra un Tercera Federación en la Copa, con las consiguientes críticas porque su fichaje no generaba consenso, y que expió sus pecados. Parte del mérito fue para el gran protagonista individual de la tarde, Bryan Gil, que con un gol y dos asistencias al macedonio se coronó en su semana fantástica, con convocatoria y gol incluido con la selección española.

Tramos del 91% de posesión certificaron la humillación histórica, iniciada con una cabalgata de Bryan Gil hacia el fondo de la red de Joan García, testigo del alud ofensivo local. Habían pasado cuatro minutos y el Girona mandaba ya. El doblete de Miovski ponía el 3-0 en el minuto 21. El cuarto, obra de Krejci en una acción de estrategia, llegó al 27. Un bofetón tras otro que dejó al Espanyol fuera de combate y condenado hasta todo a pasar vergüenza.

Porque no era fácil aguantar cerca de una hora de partido sabiéndose destrozado y sin posibilidad alguna de obtener nada positivo. Si les hubieran preguntado, los jugadores del Espanyol seguramente habrían firmado que todo se acabara antes de tiempo y así poder irse a casa, tal y como hicieron muchos de sus aficionados, no sabemos si a reflexionar o beber para olvidar. Quien beberá, pero para celebrarlo, será el Girona, que no tenía suficiente y quería más y más, ante la demanda de una afición que quería sangre. Si podían ser ocho, mejor que siete.

Fue Puado quien marcaría, en ningún caso salvando el honor, pero sí intentando defender su profesionalidad. Al Girona, eso, ya no le importaba. Tenía la cabeza al miércoles, cuando se jugará parte de las opciones de seguir vivo en la Liga de Campeones, su mundo actual, en el desplazamiento para enfrentarse al Sturm Graz. Nada que ver con un Espanyol que tendrá trabajo en sobrevivir en Primera.