Juegos Olímpicos

El campeón olímpico que se clasificó compitiendo en vaqueros

El brasileño Ítalo Ferreira ha ganado la primera medalla de oro de la historia del surf masculino

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Italo Ferreira, campeón olímpico de surf

BarcelonaEl brasileño Ítalo Ferreira parecía destinado a no ganar la primera medalla de oro olímpica de surf de la historia. Para llegar hasta lo alto del podio, Ferreira ha superado tantas trabas como Ulises para volver a casa, después de un largo viaje. El 8 de septiembre de 2019 unos ladrones le rompieron los cristales del coche, que tenía aparcado en una zona playera de Estados Unidos donde se estaba entrenando. Los ladrones se le llevaron una bolsa con su pasaporte y sus visados, cuando estaba a punto de volar a Japón para participar en la copa del mundo de surf que servía de torneo de clasificación para la cita olímpica. Por culpa del robo, Ferreria perdió su avión a tierras japonesas.

De repente, todo parecía complicarse. Ferreira era el sexto mejor surfista del mundo, pero de los cinco que tenía delante, dos eran brasileños. Así que le tocaba competir en los clasificatorios para asegurarse una plaza. Rápidamente, pidió un pasaporte y voló a Tokyo sin tener el visado a punto. Casi de rodillas, lo tramitó en el consulado de Tokio justo a tiempo para coger un vuelo de dos horas hacia Miyazaki, en la isla de Kyushu, escenario de los campeonatos mundiales de surf. Pero, al llegar al aeropuerto, descubrió que el vuelo estaba atrasado por un tifón. Comiéndose las uñas, Ferreria veía como se quedaba sin tiempo.

Cuando finalmente el vuelo aterrizó, quedaban 30 minutos para que se acabara el torneo. Así que decidió no esperar la maleta ni la plancha de surf. Subió a un taxi y llegó a la playa, donde pidió a Filipe Toledo, el brasileño número 1 mundial, una plancha para competir. Y lo hizo... con pantalones vaqueros cortos. Los que llevaba. En lugar de competir con el banyador de competición, lo hizo cómo buenamente pudo. Y consiguió la plaza para los Juegos cuando faltaban pocos minutos para que se acabara el torneo.

Finalmente tenía el pasaporte olímpico, pero después llegó la pandemia. Tocaba esperar un año. Y cuando ha llegado el gran día, de nuevo un tifón ha llegado a la costa japonesa. Y en su primera salida al mar, a Ferreira se le ha roto la plancha. La fuerza del mar la ha hecho añicos y esto le ha obligado a volver a buscar una de nueva, con la cual, finalmente, se ha llevado el oro por delante del japonés Kanoa Igarashi. En una mar revuelta, por instantes violenta, el surfista de Rio Grande do Norte ha llegado, finalmente, a su destino.

Un viaje que había empezado en Baia Formosa, al norte del Brasil, donde le mangaba a su padre las tapas de las cajas de porexpán que usaba para guardar el pescado que pescaba. Aquellas tapas fueron las primeras tablas de surf del joven Ferreira, hijo de una casa trabajadora. Una casa donde ahora vuelve, pues ha creado un centro deportivo para ayudar a los jóvenes de la zona. El hijo de un pescador ha acabado tocando el cielo en una costa lejana. Y ya está listo, como Ulises, para volver a casa.

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