Olimpismo

El día que Gervasio Deferr tocó el cielo antes de caer en el infierno

El gimnasta catalán ganó hace 25 años la medalla de oro en los Juegos de Sidney, punto álgido de una carrera marcada por las adicciones

El gimnasta español Gervasio Deferr saluda después de conseguir la medalla de oro en saltos de gimnasia artística en el SuperDome de Sydney, con una puntuación total de 9.712 puntos.
28/11/2025
4 min

BarcelonaHace 25 años Gervasio Deferr (Premià de Mar, 1980) conseguía una medalla de oro en el ejercicio de salto de potro en los Juegos Olímpicos de Sidney que parecía de ciencia ficción. Nunca un gimnasta español había logrado desplazarse de arriba del podio rusos, japoneses, estadounidenses o chinos. Pero el 25 de septiembre de hace 25 años Deferr tocó el cielo con ese Oro en el SuperDome de Sidney. Poca gente imaginaba entonces lo que sucedería después. Como Ícaro, quiso volar y se quemó las alas, al caer en un infierno de lesiones, drogas y denuncias.

Gervasio Deferr llegaba fuerte a los Juegos del año 2000, pero costaba imaginar que conseguiría una medalla de oro que ni el madrileño Jesús Carballo había conseguido en 1996 cuando era favorito. La gimnasia estatal parecía maldita ya desde ese accidente de avión en el que perdió la vida el catalán Joaquim Blume cuando parecía con opciones de ganar el oro en anillas. Deferr luchaba contra la historia. No hay problema, porque era un luchador hijo de una pareja argentina que había huido de la dictadura militar. "Mis padres estaban cansados ​​de mí, porque me subía a todas partes. Me apuntaron a gimnasia para ver si me cansaba y ocurrió todo lo contrario", explicaba al ARA el propio Deferr. Entrenado por Alfredo Hueto, Gervasio empezó a destacar en los campeonatos catalanes en los ejercicios de tierra y salto. Era un huracán que revolucionó la gimnasia española y europea con su físico y estilo atrevido. Quería ser como el ruso Alexei Némov y en 1999 se encontró en los Mundiales de Tianjin (China) colgándose la plata en el ejercicio de tierra por detrás de... Némov. "Ya no quería ser como él, ahora quería derrotarle", explicaría. El siguiente reto eran los Juegos. "A Sidney llegué muy joven, hacía años que sólo entrenaba. Había dejado los estudios, ya que priorizaba los entrenamientos, y ya no los reanudé. Llegaba muy fuerte, creía que podría ganarlo todo", recuerda. La delegación española estaba segura de que Deferr lograría una medalla en el ejercicio de tierra. Pero en la ronda de clasificación saltó con demasiada energía y, al ver que caería fuera de la superficie permitida, rectificó en el aire el ejercicio. La penalización le dejó fuera de la final. Fue un fuerte golpe, pero le "dio energía por el ejercicio de salto de potro". Deferr dio tres saltos muy difíciles y sorprendió a todo el mundo llevándose el oro a la final. Nadie lo esperaba. "Era muy inconsciente. Me había escapado de la Villa Olímpica para salir de fiesta y al saltar por un agujero en la valla me hice una herida que escondía a los entrenadores", admitiría.

Deferr competía y vivía en el límite. Y empezaría a salir demasiado. Era joven, fuerte, atractivo y famoso. Y perdió el norte. La consecuencia fue que llegaron las lesiones y un positivo por cannabis. "Me rompí los hombros, la espalda por todas partes...del 2000 al 2004 fue un infierno. Empecé a entrenar unos meses antes de los Juegos de Atenas, nadie creía que conseguiría nada. Gané el mismo oro y quedé cuarto en la final de tierra", recordaba un hombre que la noche anterior de ganar el '. "No recuerdo nada de esa noche. Estaba cabreado por no haber ganado el oro en el ejercicio de tierra", declararía. Y sin embargo, ganó el oro unas horas después. En el 2008 sumaría una nueva medalla, la plata en el ejercicio de tierra, en una época en la que luchaba por mantener a raya a sus demonios. "Estuve dos años pensando en si iba o no a los Juegos de Londres del 2012. Cuando finalmente acepté que no iría, tuve seis meses para pensar qué haría con mi vida antes de anunciar oficialmente la retirada. Yo llevaba 25 años haciendo lo mismo y no sabía qué hacer después", recuerda. Cayó a un pozo más oscuro que los anteriores. "La cabeza no me paraba. Así que me jodía de todo, para no pensar. Piensa que yo venía de un mundo diferente. Yo no me había jodido una cerveza socialmente con diecisiete años en una terraza, con patatas y aceitunas. Yo con diecisiete años estaba entrenando como un loco. Así que cuando me hundía para mal me iba. nadie. Me dolía a mí mismo. La gente debe entender que hay que pedir ayuda", decía al ARA hace unos años. "Yo intentaba hacer cosas, buscar mi sitio. Acompañaba a Ray Zapata a los entrenamientos en el Centro de Alto Rendimiento o participaba en las transmisiones de Ona FM de los partidos del Madrid, como en merengue catalán que soy. Pero no podía. Tenía que detenerme. Sabía que no estaba trabajando bien", admite.

Deferr empezaría a ver la luz gracias a gente como el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. "Vine al club de gimnasia La Mina, que habíamos abierto unos pocos en el 2010 para ayudar a jóvenes del barrio. Pero como no estaba bien, tuve problemas con otros entrenadores. Y tocó ser sincero y contar a los padres de los alumnos que tenía un problema. Que lo dejaba porque necesitaba ayuda. Todo el mundo lloraba ese día. Pedí ayuda a Alejandro Blanco y pasé diez meses en el centro para poder salir convertido en una persona distinta. Tenía derecho a madurar, más tarde que otros", diría. Deferr pudo volver al club de gimnasia de la Mina para entrenar a jóvenes gimnastas. Parecía que lo peor había pasado. En el 2024 se llegó a grabar El gran salto, una serie basada en el libro que escribió con el periodista Roger Pascual explicando sus problemas. Fue entonces cuando una mujer presentó una denuncia contra Deferr, en la que afirmaba que él la había violado cuando era entrenador del CAR de Sant Cugat, y ella una gimnasta menor de edad. El excampeón olímpico niega los hechos.

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