Tokio utiliza la fuerza del deporte para mandar un mensaje de optimismo
La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos pide unir fuerzas para luchar contra la adversidad y apuesta por hacer visible la paridad
BarcelonaEl mundo no está para celebraciones, pero la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokyo ha servido para lanzar un mensaje de optimismo. El acto, que ha recordado con emoción contenida las víctimas que han perdido la vida por culpa del covid-19, ha utilizado la fuerza del deporte para enviar un grito de esperanza y fuerzas para luchar contra la adversidad.
La tenista Naomi Osaka, la deportista que puso sobre la mesa la necesidad de hablar de la salud mental de los deportistas, ha sido la encargada de encender el pebetero olímpico al final de una ceremonia que ha durado cuatro horas.
La ceremonia, que ha empezado con puntualidad japonesa, ha combinado la tradición y la innovación de la cultura nipona. La proyección de gráficos multimedia y la utilización de los drones se han combinado con un gusto delicioso con elementos clásicos como los fuegos artificiales o el kabuki, un tipo de teatro tradicional, para transmitir emociones con una delicadeza extrema. El objetivo ha sido hacer valer el esfuerzo de los deportistas y la diversidad que representan. Tan solo 1.000 invitados han podido seguir el espectáculo en directo en un estadio con capacidad para 68.000 espectadores.
Tokyo, la ciudad anfitriona del acontecimiento internacional, conocida antiguamente como Edo, entre los años 1603 y 1868, ha presentado una de las características que emergieron durante este periodo, el uso de la madera y el trabajo de carpintero, símbolos tradicionales del cuidadoso trabajo y la arquitectura nipona. Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia ha sido el de la actuación de Mísia. La cantante ha sido la encargada de cantar el himno nacional, Kimigayo. En los Juegos de 1964, los primeros de Japón, atletas de las diferentes naciones participantes llevaron semillas de árboles que fueron plantados en el país y hoy, cincuenta años más tarde, la madera de estos árboles ha vuelto al estadio en forma de anillas olímpicas.
El desfile, que a pesar de hacerse a ritmo de videojuego, ha superado las dos horas, ha tenido algunas ausencias. La selección española de hockey hierba, por ejemplo, no ha participado para intentar llegar descansada a su debut competitivo. Los abanderados de la delegación española han sido dos catalanes, la badalonesa Mireia Belmonte y el leridano Saúl Craviotto. "He vivido el momento con orgullo, como una recompensa. Tenemos muchas restricciones, pero el espíritu olímpico se mantiene intacto", ha explicado la nadadora. "Que podamos competir es ilusionante. Espero que la gente que haya visto la ceremonia por televisión se haya quedado con esto. Todos lo hemos pasado mal, todos conocemos a alguien que se ha visto afectado por el covid. Mi entrenador, por ejemplo, perdió a su padre", ha recordado el piragüista. El desfile, que ha servido para hacer visible los adelantos realizados en cuanto a paridad, con banderados mixtos casi en todas las delegaciones, incluso en países como Arabia Saudí o Qatar, ha sido de máxima emoción para deportistas como Pau Gasol, que vivirá sus últimos Juegos Olímpicos. El diseño de las pancartas que informaban de los nombres de los países participantes eran los clásicos bocadillos de diálogo utilizados en los cómics.
Muhammad Yunus, un economista bengalí reconocido con el premio Nobel de la paz, ha recibido el prestigioso laurel olímpico. "El Comité Olímpico se toma muy seriamente la dimensión social del deporte y abre las puertas para que los deportistas lideren la transformación del mundo para conseguir una sociedad más justa", ha dicho.
El juramento olímpico lo han hecho dos deportistas, dos jueces y dos técnicos, seis personas que han representando la diversidad del movimiento olímpico. Otro de los momentos destacados de la ceremonia ha llegado cuando 1.824 drones han sobrevolado el estadio olímpico representando la bola del mundo. Una maravilla. La interpretación colectiva de Imagine, de John Lennon, una canción que el paso del tiempo ha convertido en un himno, también ha tocado la fibra.
"Ahora es el momento de unir fuerzas", ha dicho Seiko Hashimoto. La presidenta del Comité Olímpico Organizador ha puesto en valor el trabajo de los trabajadores esenciales. "Hoy es un momento de esperanza. Es muy diferente de lo que habíamos imaginado, pero por fin estamos todos juntos. El viaje es difícil y tiene retos sin precedentes. Lo que hemos aprendido es que necesitamos más solidaridad dentro de las sociedad y entre las sociedades", ha asegurado Thomas Bach, presidente del COI. El emperador de Japón, Naruhito, ha declarado inaugurados los Juegos Olímpicos.
Protestas en los alrededores del estadio
Algunas personas se han reunido en los alrededores del estadio olímpico para protestar por la celebración de estos Juegos Olímpicos, que llegan con un año de retraso, precisamente, por culpa del coronavirus.
La ceremonia fue imaginada en buena parte por el director de teatro Kentaro Kobayashi, que se vio obligado a dimitir como responsable de la cita cuando se hicieron públicos unos chistes que hizo en los años 90, cuando era actor, en los que bromeaba sobre el Holocausto. Aquella semana también había dimitido el responsable de la música del acto, Keigo Oyamada, cuando se supo que había hecho bullying en su escuela cuando era joven.