Patinaje artístico

Luchar por la gloria después de perderlo todo por culpa de una gotera

Marina Tomàs, patinadora del PA Figueres, llega a tiempo al Mundial tras romperse el peroné

Aina Vall en pleno ejercicio artístico con su equipo de patinaje.
Júlia Moner i Soler
30/10/2025
4 min

PekínTenía la temporada planificada, pero una gotera lo dio la vuelta todo. Marina Tomàs, patinadora de la modalidad de danza y show pequeño en el club Patinaje Artístico Figueres, se lesionó a inicio de esta temporada en el entrenamiento oficial del primer campeonato de solo dance: "En el pabellón había una gotera y resbalé. Lo primero que me pasó por la cabeza fue: levántate, que los minutos del entrenamiento van pasando y no tienes tiempo que perder. Pero cuando lo intenté y vi que el pie no me respondía, fui consciente de que la situación era grave y ese día no podría competir." Entré en choque.

Una vez en el médico, supo que se había roto el peroné y el ligamento deltoide del tobillo. Sin embargo, Marina asegura que lo más complicado llegó unos días más tarde, cuando su jefe fue aceptando la temporada que le esperaba y todo lo que comportaría esta lesión, que llegaba a principio de curso. "Fue más duro a nivel psicológico que físico. Entré en bucle. Sentía que el patinaje era una parte de mi vida. Mis emociones iban ligadas a cómo salía el entrenamiento ese día. Entonces, si no había entrenamiento, estaba en el pozo", reconoce Tomàs.

Sin embargo, la figuerense se dio cuenta de que no afrontaba sola la situación. "Me sentí muy acompañada. En ciertos momentos notaba que mi familia lo pasaba peor que yo. Les frustraba no poder hacer nada", admite la ampurdanesa. Más allá de los de casa, Marina también se apoyó en su equipo: "Su apoyo fue la luz. Hicieron que yo sintiera que seguía formando parte del grupo, pese a no poder pisar la pista el día de las competiciones", recuerda. Esa sensación le provocó una gran motivación, porque seguía yendo a los entrenamientos y estaba igual de ilusionada que en las demás temporadas. "Los días de campeonato me despertaba con el mismo entusiasmo que cuando podía estar en la pista patinando. También confiaba plenamente en ellos. Estaba nerviosa, pero sabía que lo darían todo", añade.

El soporte de su entorno fue fundamental en un proceso de recuperación muy rápido, inferior a los cuatro meses. Sin embargo, la disciplina y las ganas de volver a la pista de la Marina fueron igual de importantes: "Intenté no parar nunca, hacía ejercicios en casa con la pierna hacia arriba y cuando me dejaron andar siempre pregunté al médico cuál era el límite. Si me decía 500 metros, medía 500 metros. Nada menos", . Marina es una persona que se guía mucho por los retos. Necesita dar lo mejor de sí misma, marcarse objetivos y sentir esa satisfacción enorme cuando los cumple. Y con la lesión no hizo menos. Cuando los profesionales le permitieron ir a correr, ella fue, con el objetivo de recuperar la mejor forma posible antes de volver a abrocharse los patines. Los compañeros llevaban muchos entrenamientos acumulados y no quería quedarse atrás.

Cumplir un sueño en Pekín

Al principio, cuando se lesionó, Tomàs contaba perderse todo el curso. En el patinaje artístico una temporada tiene cinco grandes competiciones: uno open -dividido en dos semifinales en el caso de los shows-, un campeonato catalán, un campeonato español, un Europeo y un Mundial. Era imposible estar recuperada ya su máximo rendimiento en mayo, cuando se disputaba el Europeo en Zaragoza, así que daba la temporada por perdida porque el PA Figueres nunca se había clasificado para un Mundial. Pero este año, por primera vez en la historia, el club lo ha logrado. Y Marina ha podido ir: "Cuando lo supe tuve sentimientos contradictorios: por un lado, me daba un poco de respeto pensar que quizás no me lo había ganado tanto como ellos, pero por otro, pensaba que aunque fuera de una forma diferente yo también había formado parte del equipo", explica.

Marina compitiendo con su equipo.

Para la patinadora, los meses previos a la cita en Pekín, que tendrá lugar este jueves a las 10:30 h, han requerido mucha preparación mental. "A medida que compites a los campeonatos vas subiendo escalones poco a poco. Pero yo, de repente, tengo que subirlos todos. Psicológicamente no estás preparado, es como echarte a la piscina", reconoce. Para hacer frente al vértigo que le provoca la situación, ha trabajado para sentirse seguro con el trabajo realizado y ha confiado en el equipo. Todo esto combinado con horas interminables en la pista, buscando la perfección en cada entrenamiento.

Para muchos patinadores este campeonato es el último del año, pero para ella será el primero. Y tiene claro que quiere superarse: "No puedo hablar de objetivos de clasificación, porque esto depende de los demás, pero quiero clavar el disco, salir muy satisfecha con el resultado y, al menos, pelear por las primeras posiciones", confiesa Tomàs. Reto anotado. Esta semana se sabrá si la patinadora puede añadir un nuevo tic a su libreta de objetivos. Sin embargo, por ahora se puede asegurar que la temporada que parecía perdida ha acabado con un debut mundial a los 23 años.

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