Fútbol

"La mujer en camiseta y pantalón no está favorecida": 50 años de persecución y burlas en la RFEF

Perseguido por las autoridades, el fútbol femenino no fue oficial hasta los años 80 y hasta 2015 fue dirigido por un machista como Ignacio Quereda

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La primera selección española femenina, en 1971

BarcelonaLa primera vez que jugó la selección española femenina, el 21 de febrero de 1971, el presidente de la Federación de Fútbol de Murcia, Manuel Cerezuela, llamaba a las puertas del estadio de La Condomina, escenario del partido: "Aquí no se juega, esto es indecente". Pese a que las jugadoras ya estaban en el campo y los espectadores habían llegado, el señor se rompía la garganta intentando boicotear el partido, ya que "las mujeres no pueden jugar al fútbol". El partido, contra Portugal, se jugó con empate final (3-3), pero con un árbitro con chándal callejero, ya que el Colegio Regional de Árbitros le había llamado y exigido que no dirigiera el duelo. El hombre lo hizo, pero sin la ropa de árbitro oficial, por si acaso. Hoy en día todavía hay debates sobre si es el primer partido de la historia de España, puesto que no se puede considerar oficial. ¿La razón? La Federación se oponía. Básicamente, fue un acto rebelde por parte de quien creía que el fútbol femenino merecía la pena.

La relación del fútbol jugado por mujeres con los despachos de la RFEF no ha sido siempre fácil. Un largo historial de obstáculos, desprecios y peleas que nace en aquellos años 60 en los que un grupo de valientes decidió tirar por el derecho. Medio siglo más tarde, la lucha sigue vigente, aunque ha cambiado de escenarios. Ahora los conflictos están en la final del Mundial, cuando antes estaban en campos de tierra de barrios de Barcelona, Valencia o Madrid. De hecho, la RFEF no reconoció el fútbol jugado por mujeres hasta el 21 de octubre de 1980. Franco llevaba cinco años muerto, pero el franquismo, no tanto. "Desde la Federación, en lugar de apoyarnos, nos quisieron acallar. Cuando vieron que podíamos llenar estadios, fueron contra nosotros", recuerda la valenciana Carmen Arce, portera del equipo aquel 1971.

Pero para llegar a 1971 hay que recordar qué había pasado antes. El fútbol femenino nace en España en 1914, precisamente en Barcelona, pero con los años 20 pierde fuerza. La llegada del franquismo significó su desaparición durante 20 años. Durante la dictadura sólo se permitía a las mujeres practicar deportes como el voleibol, el balonmano, el baloncesto, el hockey, la natación, el esquí y el montañismo. La Falange había marcado las normas ya desde los años 40, inspirándose en el modelo de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini, con una sección femenina que alejaba a las mujeres de los deportes de contacto, no fuera que una vez provocara que una mujer no pudiera ser madre; o de aquellos que se consideraban poco femeninos. El fútbol era uno de los deportes perseguidos.

Sin embargo, muchas mujeres jugaban en los patios de escuela o por las calles. Y se organizaban equipos en fiestas mayores, hasta que las autoridades decían que eso no podía ser. Tenemos documentados partidos informales ya en los años 50, hechos puntuales que podían acabar con un abucheo por parte de la Guardia Civil o un cura. Sin embargo, en los años 60, cada vez más mujeres crean equipos más organizados para poder jugar, aunque estaba prohibido. Las raíces del partido de Murcia de 1971 están en estos años 60 en los que cada vez más personas desafían la prohibición en partidos que a veces eran permitidos por las autoridades por considerarlo divertido, como un espectáculo. De forma significativa, en el mismo 1971 del primer partido de la selección estatal, se organizaría un partido entre "finolis" y "folklóricas" con la participación de famosas como Rocío Jurado. En el mismo 1971 se rodaría el filme Las Ibéricas FC sobre mujeres que juegan a fútbol entre comentarios machistas. El fútbol jugado por mujeres era visto por muchos como un espectáculo divertido en el que los hombres podían ver muslos, haciendo burla de las jugadoras. "Siempre hacían bromas. Si no prohibieron muchos partidos es porque les parecía divertido. A los documentales de la época enfocaban las piernas y los culos. Les gustaba hacer chistes y nos dejaban jugar. Ahora, cuando vieron que podíamos jugar bien se van asustar", defiende Arce.

Partido entre "folklóricas" y "finolis" en 1971

En 1970, poco antes del partido de Murcia, llegaba a la presidencia de la RFEF José Luis Pérez Payá, un ex jugador que llevaba el fútbol en la sangre, ya que había jugado en la Real Sociedad y el Real Madrid. Y su padre había presidido el equipo de su ciudad, el Alcoyano. Pérez Payá, al preguntarle por ese fenómeno de ver a mujeres jugando, afirmaría: "No tengo nada en contra del fútbol femenino, pero tampoco me gusta. No lo veo muy femenino desde el punto de vista estético. La mujer en camiseta y pantalón no está muy favorecida. Cualquier traje regional le quedaría mejor". Durante su presidencia, en lugar de ayudar, intentó poner bastones en las ruedas.

Pero el fútbol era demasiado popular y las mujeres, valientes. Muchas se morían de ganas de jugar, como ocurría en todo el mundo, ya que a finales de los años 60 se habían empezado a realizar los primeros torneos internacionales en lugares como Italia o Alemania, aún sin el apoyo de la FIFA. Sin embargo, algunas empresas privadas sí invertían dinero en los equipos creados por mujeres, como haría la popular marca Martini Rossi en Italia, hasta el punto de que el primer Mundial no oficial de la historia llevaba el nombre de la bebida. España no podría jugar esos Mundiales, pero sí se crearon los primeros torneos.

En Cataluña, en los años 60 se juegan un montón de partidos. Simbólicamente, en 1967 está el primer partido en el Camp Nou, entre equipos formados para la ocasión para jugar en festivos. Son años con equipos que ya hacen ruido en Sabadell, Mataró o Centelles, disfrutando de cierta estabilidad. El 25 de diciembre de 1970 se jugaría el primer partido del equipo de mujeres Selecció Ciutat de Barcelona, considerado el embrión del fútbol femenino azulgrana. Un equipo dirigido por el mítico portero Antoni Ramallets que jugó contra la Unió Esportiva Centelles antes de un partido amistoso del primer equipo masculino. Partido en el que el humorista Pedro Ruiz hizo de speaker, haciendo comentarios ofensivos sobre el físico de las jugadoras todo el rato. En 1971 este equipo pasó a llamarse Peña Femenina Barcelonista y empezó a recibir un tímido soporte material del Club.

Imma Cabecerán levantando un trofeo

En Madrid, se recuerda como fecha clave el 8 de diciembre de 1970, cuando el extremeño Rafael Ruiz Muga organizó en el campo de Boetticher, en Villaverde, uno de los primeros partidos femeninos documentados durante el franquismo. Más de 8.000 personas vieron el duelo entre el Sizam, equipo organizado por esta empresa entre sus trabajadoras, y el Mercacredit. Ruiz, un profesor que ayudaba a entrenar en un club de barrio, observó cómo las novias y hermanas que iban a ver los entrenamientos masculinos chutaban los balones para pasar el rato. Y así surgió un club de fútbol que acabaría organizando ese partido. A Ruiz Muga, que con el tiempo sería el primer seleccionador español femenino oficial, le detuvieron al término del partido. La Guardia Civil le llevó a la comisaría. "El oficial creo que esperaba a una persona diferente. Yo llevaba siempre corbata, iba bien vestido. Al verme me dijo que no se esperaba que alguien como yo organizara espectáculos como aquél, que debía ser un hombre de bien. Yo le dije cuatro cosas por salir del paso. Que si es para divertirse, que no hay mala intención...", recordaría.

Las pioneras de Barcelona, Valencia o Madrid se irían poniendo en contacto, y entre todas organizarían el partido de Murcia en el que, para llamar la atención, se hicieron unos carteles en los que se anunciaba la presencia de las mejores jugadoras del momento. Y todas tenían un apodo relacionado con jugadores masculinos: Kubalita, Amancio, Puskas... "La primera vez que me entrené, me dijeron que como era rubia me parecía a Kubala. Y así quedó. Entonces no me sentía una pionera, pero sí tenía claro que todo iba a costar mucho. Creo que es con el tiempo que he entendido el valor de lo que estábamos haciendo, porque no teníamos el permiso de las autoridades y era una dictadura", explica Carmen Arce , que era la Kubalita. Aquella selección jugaría otros cinco partidos, tres de ellos en Italia, donde pudieron hacer un tour gracias a la ayuda de patrocinadores italianos, ya que entonces ese país era de los que más apostaban por el fútbol jugado por mujeres.

Aquel equipo pasaría de todos los colores. Ruiz Muga, que recibió un mensaje que decía "Rogamos que se abstengan de promover toda actividad relacionada con el fútbol femenino para no disfrutar de aquiescencia de la sección femenina del movimiento. Dios guarde a usted muchos años", aprovecharía el partido de Murcia por jugar otro partidillo no muy lejos, en Almansa, contra un equipo bajo el paraguas del Aprosu. ¿Qué era el Aprosu? Pues la Asociación Protectora de Subnormales. Cuando el campo ya estaba lleno, un grupo de hombres llegó al estadio con palos afirmando que el partido no se podía jugar. Eran los caciques que mandaban en el pueblo. El partido se jugaría porque Antonio Molina, director del Aprosu, llamó a la esposa del dictador Franco, Carmen Polo, quien era la presidenta de honor de la asociación, explicando el caso. Parece que Polo respondió que "hicieran lo que quisieran, que mejor que jugaran, porque no quería molestar a su marido". Y se jugó. Pero costaba mucho. Carmen Arce recuerda cómo, poco a poco, la llama se fue apagando: "Nos ahogaron. La Federación hizo de todo para evitar que siguiéramos jugando. Y, claro, teníamos trabajos y algunas se fueron casando. A partir del 1974 ya no se pudo jugar más".

Los años oscuros de Quereda

A partir de los años 80, el fútbol femenino logra ser oficial. Pero sin apoyo alguno. La Real Federación Española de Fútbol no apostaba por el deporte jugado por mujeres. No sería hasta finales de los años 90 cuando empezaba a mejorarse, cada vez con más clubs, con más jugadoras, pero era un esfuerzo que surgía desde abajo, no desde arriba. De hecho, en la RFEF no había interés en ellas y durante décadas se dejaría la selección de 1988 hasta 2015 en manos de un personaje oscuro, Ignacio Quereda, el seleccionador que siempre fue protegido por el presidente Ángel María Villar. Un hombre que hizo la vida imposible a distintas generaciones de futbolistas. Muchas jugadoras explicaron sus vivencias en el libro No las llamas chicas, lámalas futbolistas de la periodista Danae Boronat o el documental de Movistar+ Romper el silencio. La responsable de fútbol femenino en la RFEF de 1981 a 1999 fue Maria Teresa Andreu, quien admite que "Quereda disfrutaba llamándole a una jugadora ante el grupo, le gustaba humillar a la gente ante otras personas". Los comentarios sobre el físico de las jugadoras, la necesidad de tener sexo o su manía por erradicar la homosexualidad eran normales. Muchas jugadoras decidieron abandonar la selección, derrotadas. "La primera entrevista para el libro fue con Alícia Fuentes. Fueron cuatro horas de conversación, en las que me explicó que Quereda le pellizcaba el culo, que le decía esas frases sobre si sabía cómo cardaban los gallos y las gallinas. .. Alicia tenía 17 años, pero ya sabía cuál era la situación, ya que si la llamaron tan joven a la selección fue porque una generación anterior de futbolistas ya no querían ir convocadas, hartas de Quereda. limpieza de las que se quejaban. Todo el mundo lo sabía. Tanto Temprado como el presidente Àngel María Villar. De hecho, la catalana Teresa Andreu presentó una carta de las jugadoras quejándose. Y Villar se la cargó", explica Boronat.

El seleccionador español Ignacio Quereda

En las concentraciones, Quereda exigía que las jugadoras dejaran siempre las habitaciones abiertas, lo que le permitía entrar cuando quería. La ex jugadora Roser Serra explica en el documental: "Cuando se le ponía una chica en la cabeza, patapam. Y normalmente cogía a las jovencitas". Además de los toques, los comentarios eran ofensivos. "Quereda estaba en la sala donde se hacían revisiones médicas o la zona de duchas cuando estaban desnudas. Un futbolista se quejó, pero como no pasó nada, renunció a la selección. A la catalana Roser Serra, portera del Eurocopa de 1997, la insultó durante los entrenamientos diciendo que había descubierto que su rival tenía una jugadora aún más tonta que ella", explica Boronat. Pero además, Quereda tenía tan poco interés como la Federación en preparar bien partidos y torneos. Cuando en el 2015 España, que ya tenía un buen equipo, debutó en un Mundial, lo hicieron con unos medios lamentables, siendo la última selección en llegar a Canadá, sede del torneo, cansadas, sin informes de sus rivales, con entrenamientos poco preparados y sin buscar a rivales para jugar amistosos. "Sentíamos que no les importábamos nada. Pero si perdías los partidos, Quereda decía que era porque éramos malas. Y por momentos, te lo creías, te hundías", explica la ex jugadora Vicky Losada.

Finalmente, las jugadoras forzaron la dimisión de Nacho Quereda tras el Mundial de Canadá, el 31 de julio del 2015. "Una de las cosas que más rabia hace es que Quereda se marchó cuando en el 2015 las jugadoras levantaron la voz publicando una carta pero entonces las obligaron a pedir perdón, ¡a ellas no a Quereda!, y eso que las jugadoras, antes de publicar la carta, le dieron una oportunidad a Quereda para poder hacerlo diferente. Si dimitía, no dirían nada Y el tipo se enfotró de ellas en la cara, y les dijo que otras jugadoras ya se habían quejado, él las había echado y ya no habían vuelto a la selección. Así que dieron el paso adelante quejando se de su forma de trabajar.Vicente Temprado, el responsable del área de fútbol femenino, les exigió una disculpa por las formas utilizadas.Y una persona con tan buena prensa como el exseleccionador Vicente del Bosque también defendió a Quereda. Estaban muy solas", explica Danae Boronat. Quien llegó en el sitio de Quereda, por cierto, es Jorge Vilda. Lo demás es historia.

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