"¿Por qué me ocurre a mí?": la pandemia invisible
Uno de cada tres deportistas de élite sufre depresión y el 50% de los atletas olímpicos tiene problemas para dormir bien
BarcelonaSegún los datos del Plan de Acción del Comité Olímpico Internacional, un estudio realizado en julio de 2023, el 33,6% de los deportistas de élite sufre ansiedad y depresión. Las cifras siguen siendo alarmantes más allá de la retirada, ya que el 26,4% mantiene problemas de salud mental una vez puesto el punto final a la carrera deportiva.
"Viendo estas cifras, ¿de verdad no cree que todo lo que rodea al deporte de alto nivel en relación con la salud mental importa?", advierte Mar Rovira, una ex jugadora de baloncesto que se ha convertido en una de las psicólogas deportivas más respetadas. La catalana, que también es entrenadora, ha tratado a Ricky Rubio oa Àlex Abrines, dos jugadores del Barça que dejaron la NBA para priorizar su salud mental.
"El 49% de los atletas olímpicos podrían clasificarse como poor sleepers", explica Rovira. En otras palabras, duermen mal y no descansan bien. Este trastorno del sueño tiene una incidencia directa en el rendimiento deportivo. Los síntomas y las reacciones son de todo tipo. "Los atletas pueden ser propensos al abuso de alcohol", avisa la psicóloga, que será una de las ponentes del tercer Congreso Internacional EPIC, un evento organizado por el Sindicato de Jugadores de la Euroliga ELPA que se celebrará en Mataró el 10 de mayo.
"Tener dinero no tiene exime en absoluto de poder tener problemas mentales. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? Ganar mucho dinero es algo coyuntural, una consecuencia. Los problemas de ansiedad o depresión que sufre un deportista de élite son los mismos que sufre cualquier persona de a pie. Lo único que cambia son las circunstancias que les producen. Los deportistas me preguntan por qué les ocurre esto si lo tienen todo. Lo viven con un gran sentimiento de culpabilidad", analiza Rovira, que también trata con pilotos de MotoGP o jugadores del Espanyol.
"Las redes sociales tienen un impacto brutal", asegura Rovira, que desaconseja a los deportistas de élite mirar el teléfono móvil después de una mala actuación.
"Antes la gente no quería hablar de ello por miedo a que los aficionados dijeran que somos unos privilegiados para jugar al baloncesto, que tenemos mucho dinero, casa, coches... Pero tenemos motivos para estar mal. Los deportistas de élite somos personas y tenemos problemas. Tenemos un privilegio y una estabilidad, pero deberíamos crear programas para que todo el mundo tuviera la oportunidad de parar cuando se encuentra mal.
Rubio decidió volver a las pistas de baloncesto cuando estaba paseando con Rovira por una montaña. "La decisión fue cómo subir al Dragon Khan y tuvo muchos momentos de subida y bajada. Había momentos en los que me atrevía y otros que no, pero el baloncesto es como un juego, no es algo de vida o muerte ", dice el base.
"Pasé un momento complicado porque no entendía qué me pasaba. Sufrí un estrés crónico, mi organismo se desreguló, y necesitaba parar. Podemos hablar de salud mental, pero nunca he puesto ninguna etiqueta. Fue como una depresión o un trastorno de ansiedad. Hay dos factores: uno interno y uno externo. Mis mecanismos internos no eran sostenibles. el baloncesto había terminado para siempre. He pasado miedo y he estado en la oscuridad, pero con la ayuda necesaria puedes salir de ella. El factor externo tiene que ver con la competición", reconoce Rubio.